Aclaraciones sobre la crisis política de Perú
COMO CIUDADANO PERUANO, ME GUSTAría hacer unas aclaraciones sobre la crisis política de mi país. Desde el retorno de la democracia, en 2001, Perú ha demostrado tener la capacidad de hacer transiciones políticas de manera pacífica. Se debe tener en cuenta que en estos últimos años han gobernado en Perú agrupaciones políticas muy diferentes ideológicamente entre sí. Ni siquiera la pandemia pudo resquebrajar la democracia peruana y se logró realizar una elección aun con una disponibilidad de vacunas limitada.
La raíz de la actual coyuntura responde también la obstinación de los perdedores en junio del 2021 de aceptar una elección por tercera vez. Sí, efectivamente me estoy refiriendo al “partido” Fuerza Popular y su candidata Keiko Sofía Fujimori, quien tiene antecedentes de sabotear procesos de elección. En las pasadas elecciones (2016), frente a una derrota numéricamente comprobada, su partido político aprovechó la mayoría de parlamentarios fujimoristas en el Congreso para erosionar todo tipo de reforma política o económica por el bien del Perú. Esto llevó, en parte y adicionalmente con el destape del escándalo de Odebrecht, a la renuncia primero del empresario Pedro Pablo Kuczynski y luego a la disolución del Congreso por parte de su sucesor, Martín Vizcarra.
Aun con el controversial pero necesario cierre del Congreso en 2019, el partido de Keiko Fujimori consiguió derrumbar por segunda vez al gobierno de Martín Vizcarra mediante un impeachment a conveniencia contra una presidencia sin duda débil y cuestionada por la opinión pública; pero, teniendo en cuenta la limitada institucionalidad política de un país como Perú, esto encendió muchos ánimos nunca antes vistos en la sociedad peruana: la indignación ciudadana.
En noviembre del 2020 y en plena segunda ola de contagios por el COVID-19, Perú vivió una polarización y una violencia urbana solo comparables con las que el padre de la señora Keiko generó el año 2000 en la memorable Marcha de los Cuatro Suyos, que significó el fin de la autocracia instaurada desde el golpe de Estado de abril de 1992. Al igual que en aquella oportunidad, la división y el odio que generó este personaje público provocaron el inicio de la crisis política que aún continúa.
La creación de un discurso de odio y rencor contra los que no piensan como el partido Fuerza Popular ha generado un ambiente de tensión en la política peruana. Las pasadas elecciones, cuando la señora Fujimori fue derrotada por tercera vez en 15 años, han marcado un antes y un después en la vida política del país. Hasta el presente, aquel partido asegura que hubo un fraude masivo e incluso sus socios políticos acusaron a campesinos de emitir votos falsos. Hasta el momento y como indica la periodista Rosa María Palacios, del diario La República, no hay una sola prueba de fraude alguno. Creo que era necesario contextualizar la crisis política que vive Perú indagando en algunas causas contemporáneas.