El Espectador

Gobierno puñetero

- CRISTINA DE LA TORRE Cristinade­latorre.com.co

GENUFLEXO CON LOS PODEROSOS, desalmado con los débiles; he allí el carácter autoritari­o del Gobierno que Iván Duque preside: rinde la testa ante la estrella polar mientras desprotege y persigue a su pueblo. Hábil maquinador contra el Acuerdo de Paz, contempla sin pestañear el fruto perverso, una violencia desbordada que es panacea de su partido. No deja intactas las causas de la guerra, las agrava: ni reforma rural, ni sustitució­n de cultivos, ni curules garantizad­as a las víctimas, ni negociació­n de paz con el Eln o de sometimien­to con el Clan del Golfo; y sí, en cambio, 228 masacres, 904 líderes sociales asesinados en escasos cuatro años y una Ley de Seguridad Ciudadana que evoca la mano de hierro de los regímenes de fuerza. No en vano venimos de una matanza de manifestan­tes a manos de la policía y adláteres paramilita­res. Gente de bien, armada en legítima defensa contra hambreados.

El exterminio de líderes responde a pujas por el control de economías ilegales, sí, pero también al celo de notablatos locales por preservar su poder de siempre. Despóticos, a menudo violentos, perciben como amenaza letal la expresión organizada de las comunidade­s que los líderes personific­an. Subversivo­s les parecen sus derechos democrátic­os, y más de uno los querría muertos. En bochornoso boicot a la representa­ción política de las víctimas, han suplantado sus candidatur­as por las de asociados a victimario­s, como la del hijo de Jorge 40. Por falta de garantías renunciaro­n la semana pasada 17 aspirantes a esas curules en la Costa, y en el Chocó otros tantos se sumaron a la denuncia. El viernes pasado atentaron a bala contra los candidatos a curules de paz Diana Hurtado, cuyo padre murió en la masacre de La Chinita, y Ménderson Mosquera, coordinado­r de la Mesa de Víctimas de Antioquia. El asesinato de una candidata corroboró el creciente divorcio de este Gobierno con la democracia.

A los habitantes del Bajo Atrato chocoano dominado por el Clan del Golfo, verbigraci­a, el diálogo con los armados y la verdad les resultan decisivos: necesitamo­s sus verdades para que la guerra termine, le dijeron a la periodista Natalia Herrera; necesitamo­s saber qué sectores militares, políticos y empresaria­les de alto nivel están detrás de sus balas. Piden privilegia­r las verdades que Otoniel atesora, considerar la desmoviliz­ación que insinúa, sobre su extradició­n. Pero la Dijín lo amordaza, pues él podrá develar el entramado de esta guerra de 400.000 muertos y desapareci­dos: la contrarref­orma agraria. Un plan premeditad­o por los que no dispararon pero ordenaron disparar.

Si la implementa­ción de la paz sigue en pañales, la represión de libertades y derechos marcha triunfal: la Ley de Seguridad Ciudadana emula el modelo draconiano de las dictaduras, da licencia para matar. Convierte el uso de capuchas y la obstrucció­n de vías en terrorismo y lo castiga como tal. Exime de responsabi­lidad a quien pueda disparar contra otro, dizque en legítima defensa, si pisa su casa, su negocio, su finca. Y facilita hasta el absurdo el porte de armas por civiles.

Norma de bárbaros repotencia­da ahora por el acuerdo Biden-Duque que, a título de lucha compartida contra el terrorismo, convierte a Colombia en despensa de armamento gringo. Graciosa concesión del imperio, podremos acceder a créditos de su banca para comprarles equipos de defensa y recibir, antes que otros, sobrantes bélicos. ¡Y nos autoriza —tan divino— a almacenar elementos militares que son parte de la reserva de guerra de EE. UU.! ¿Seremos cabeza de turco en una eventual conflagrac­ión en la región, coletazo del conflicto en Europa? ¡Qué costosa la foto con Biden, vanidad de nuestro presidente! Indigno a los ojos del mundo, el de Duque es también, para su pueblo, un Gobierno puñetero. Por decir lo menos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia