Ciudades lentas, pero más seguras
¿Qué relación tiene el diseño urbano de las ciudades con la mortalidad en las vías? Un nuevo estudio publicado en “The Lancet” da pistas.
Durante los últimos 10 años, y según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), murieron 25.691 personas menores de 30 años en las vías de Colombia. Para el organismo de salud, la mortalidad por siniestros viales en las grandes ciudades ha dejado de ser solo un problema de movilidad.
“Lo primero que hay que decir es que los siniestros viales son un problema de salud pública”, comienza diciendo Olga Lucía Sarmiento Dueñas, profesora de la Universidad de los Andes e investigadora en el área de ambiente y salud. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año mueren alrededor de 1,5 millones de personas en el mundo de esta manera. Luego de reconocerlo, agrega Sarmiento, hay que preguntarse entonces cómo se construyen ciudades en donde menos personas mueran por siniestros de este tipo. Esa pregunta fue la guía de un estudio publicado a finales de febrero en la revista The Lancet por el grupo de Salud Urbana en América Latina (Salurbal), un proyecto de la Escuela de Salud Pública Dornsife de la Universidad de Drexel y socios en América Latina, como la Universidad de los Andes.
“Nos preguntamos qué factores del diseño urbano de las ciudades pueden estar asociados con una disminución de la mortalidad en siniestros viales”, explica Sarmiento, una de las autoras del estudio. Para analizarlo, los investigadores seleccionaron 366 ciudades con una población de al menos 100.000 personas de 10 países de América
Latina. De todas ellas extrajeron datos de las muertes por siniestros viales entre 2010 y 2016, y las asociaron con elementos del entorno de las ciudades como el diseño de las calles, la urbanización y si hay sistemas de transporte masivo.
Uno de sus principales hallazgos tiene que ver con la densidad de la urbanización. Alex Quistberg, autor principal de la investigación, explica que las ciudades con asentamientos más alejados entre sí tienden a tener índices de fatalidad por siniestros más altos que aquellas en donde la población está concentrada en un lugar. “Mientras haya más distancia entre las áreas donde viven las personas, es mayor la necesidad de conectarlas a través de vías largas donde los conductores pueden alcanzar altas velocidades. Mientras más velocidad, más probabilidad hay de que ocurra un siniestro vial”, dice Quistberg.
Esa relación entre vías largas con mortalidad plantea, según ambos investigadores, unas pautas hacia el futuro del diseño y la vida urbana. Implica, explica Quistberg, abandonar la idea de que la infraestructura vial más eficaz es la que permite las mayores velocidades. “Podría significar diseñar a nivel de calle caminos más angostos que requieran que los automovilistas se detengan para los peatones y construir vías más cortas y con más intersecciones”, señala el investigador norteamericano, y concluye que, en general, se trata de calmar el tráfico. Adicionalmente, las ciudades con sistemas de transporte masivo como Transmilenio o Metro reportaron menos probabilidad de siniestros viales fatales.
En Colombia, 35 ciudades fueron incluidas en la investigación, entre ellas Bogotá, Medellín y Cali. De esas tres, la capital vallecaucana tuvo la mayor mortalidad, con una tasa de 18,46 muertes por cada 100.000 habitantes; le siguió Medellín, con 15.89, y Bogotá, con una tasa de 11,42, todas ellas ajustadas a la población de cada ciudad. “Hay que entender que el problema de los siniestros viales es multifactorial. También es determinante la existencia de sistemas de transporte masivos, un campo en el que aún tenemos muchos retos”, finaliza la profesora Sarmiento.