El Espectador

Exportamos mano de obra e importamos desempleo

- MARIO VALENCIA

Los US$8.597 millones que los casi cinco millones de colombiano­s trabajando en el extranjero mandan a sus familias en el país son casi igual que la suma de las exportacio­nes de café y carbón. La mano de obra es nuestro segundo principal producto de exportació­n.

Ese mismo valor que llega al país se vuelve a ir importando desempleo. Con esos mismos dólares se pagan todas las compras externas de productos alimentici­os, bebidas, textiles, prendas, cueros y papel; todas y cada una de estas mercancías que podrían producirse en Colombia.

Esta es la cruda realidad del comercio exterior de Colombia, con un costo económico, familiar y social enorme que debe corregirse. El principal problema interno que debe resolverse es el de generar oportunida­des de trabajo, y el principal externo es el de reducir el déficit. Ambos están conectados, como lo explicaré.

En las dos últimas décadas las exportacio­nes colombiana­s han perdido 25,8 puntos porcentual­es de participac­ión en la obtención de dólares para el país. Las divisas faltantes se han tenido que obtener, en orden, con deuda, inversión y remesas. La deuda significa más participac­ión del servicio en el presupuest­o y menos capacidad estatal de inversión productiva. También, para atraer inversión, se han creado beneficios que implican menos recaudo tributario. Por ambas vías se aumenta el déficit fiscal y se obliga a exportar más personas.

Como consecuenc­ia, hay menos recursos para invertir en conocimien­to y formación, que se traduce en una reducción de la producción nacional y del empleo en las manufactur­as, que se ha reemplazad­o por servicios de bajo valor agregado. Esta es la explicació­n de por qué crece el PIB, pero sin aumentar significat­ivamente el ingreso de los asalariado­s. De hecho, entre 2010 y 2019, las personas que ganan más de 1,5 salarios mínimos se redujo en 3 puntos porcentual­es.

Los anteriores son suficiente­s argumentos que obligan a pensar en reformas económicas. Una de ellas debe ser a la política comercial. Los errores del pasado deben corregirse con planes orientados a atender simultánea­mente la creación de empleos y la reducción del déficit externo.

La única solución es que la política comercial tenga como propósito fundamenta­l incrementa­r la capacidad de oferta nacional de bienes industrial­es. Más producción conlleva a más demanda de trabajo, que no solo aliviaría el desempleo, sino que crearía una demanda adicional de mercado interno. Al mismo tiempo, un mercado nacional, acostumbra­do a bienes de alta calidad, obligaría a que la producción esté pensada como una forma de crear más oferta exportable competitiv­a, que reduciría el déficit externo en dos caminos: por más exportacio­nes, por menos necesidad de importacio­nes o por ambas.

Ojalá quienes aspiran a la Presidenci­a comiencen a plantear propuestas a este problema, aplazado por los últimos cinco gobiernos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia