El proceso electoral está bajo escrutinio
ESTAMOS ANTE UN FRACASO DE LA Registraduría Nacional, liderada por Alexánder Vega. Sus decisiones previas a las elecciones, su actitud displicente y sus explicaciones a regañadientes después del domingo pasado lo único que han conseguido es poner en entredicho la legitimidad de las instituciones. En vísperas de una contienda presidencial que promete tener una participación masiva, lo que ocurrió con el conteo y reporte inicial de los votos para el Congreso ha sido una vergüenza y tiene al país en tensiones que son innecesarias.
La defensa del registrador Vega ha sido insuficiente. Insiste en que una cosa son los datos del preconteo, no oficiales, y otra los del escrutinio. Que eso se sabía; que para evitar suspicacias se publicaron todos los formularios E-14; que es normal que haya una disparidad entre los resultados iniciales y los finales. Todo eso es cierto, pero está lejos de contar toda la historia. Tampoco parecería estar al tanto de que en el debate público se ha venido sembrando con entusiasmo la idea de una falta de legitimidad del manejo electoral, lo cual amenaza a nuestra democracia toda.
Es verdad que entre el preconteo y el escrutinio suele haber disparidades. No obstante, la magnitud de lo que se vio es inaceptable y debe tener responsabilidad política. Hace cuatro años, la diferencia de votos más grande fue de Colombia Justa Libres, que en el escrutinio tuvo 33.498 sufragios más que los reportados en el preconteo. Este año, con datos no finales al cierre de esta edición, el Pacto Histórico sumará más de 400.000 votos. ¿A quién puede caberle en la cabeza que tal diferencia habla de una Registraduría que hizo bien su trabajo?
Lo dijo la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea: “La discrepancia entre los resultados del preconteo para el Senado y los que arroja esta primera etapa del escrutinio ha sido inusualmente grande. Sobre todo, para algunos partidos y coaliciones, como el Pacto Histórico”. Y una de las razones es directamente imputable a la Registraduría: el diseño negligente de los tarjetones sumado a una improvisada, apresurada y políticamente motivada renovación de los jurados de votación.
No basta esconderse tras la obviedad de que el preconteo es un resultado no oficial. Los datos que la Registraduría difunde el día de elecciones hacen que las personas tomen decisiones, crean realidades políticas y definen el debate público. Si cabe una diferencia de tal magnitud entre el preconteo y el escrutinio, ¿para qué el preconteo? ¿No sería mejor decir que Colombia no puede tener resultados confiables en poco tiempo? O en lugar de seguir sacando excusas ligeras, ¿no estamos a tiempo de aceptar la falla y revisar el proceso, la escogencia de los jurados, el diseño de los tarjetones y formularios, antes de que llegue la elección de mayo?
El mal actuar de la Registraduría tiene encendidos los gritos de “fraude”. Y sí, los políticos están siendo irresponsables en esas arengas. Pero la diferencia de votos fue más allá de lo esperable y las respuestas han mostrado desinterés, lo cual ha sido suficiente para minar la confianza en el proceso democrático. Nuevamente preguntamos: ¿quién responde? ¿Y qué vamos a hacer para que en mayo no se repita este fracaso?
‘‘En lugar de seguir sacando excusas ligeras, ¿no estamos a tiempo de aceptar la falla y revisar el proceso, la escogencia de los jurados, el diseño de los tarjetones y formularios, antes de que llegue la elección de mayo?”.