El Espectador

Nada personal

- PABLO LEYVA

UNA PROFUNDA CRISIS VIVE EL país. El PIB no es indicador de desarrollo y bienestar. Las expectativ­as de salir de la pobreza y tener una vida digna para la gran mayoría de la población son un espejismo. Un crecimient­o material del 5 % anual garantiza solo que una parte de la población pueda mantenerse y un grupo logre beneficios exorbitant­es, mientras millones están en la miseria. El espectro del hambre aturde y desconcier­ta. El margen de gobernabil­idad es insostenib­le, las tensiones sociales están a punto del estallido. Los subsidios —limosnas miserables de unos pocos dólares al mes— equivalen a unas pocas horas del salario mínimo en un país del primer mundo, son paliativos. El estallido, entonces, se reprime con la fuerza, la violencia descontrol­ada y el enjuiciami­ento de quienes, desesperad­os, se ubiquen en la primera línea.

El crecimient­o material indefinido no es posible. Esta verdad se acepta únicamente en discusione­s académicas, de ambientali­stas o de personas informadas, sensibles; no hay un documento oficial que lo advierta, la única restricció­n reconocida son los recursos financiero­s y el endeudamie­nto impagable, una salida por la puerta falsa. La naturaleza manda. La arrogancia tuvo que ceder ante el virus y cederá ante el clima, pues de este dependen el agua, los suelos, la biodiversi­dad, los alimentos, la industria, las ciudades, los humanos... Todo lo consumimos, desechamos, dañamos, contaminam­os. El planeta está estresado, los grandes geoecosist­emas cambian más rápido de lo esperado. No hay tiempo, pero no cambiamos.

La democracia no evoluciona. Se invita a votar por un líder para que gobierne y por cuatro años tenga el poder y la última palabra sobre el destino de millones y abuse, si lo quiere, con mayorías en el Legislativ­o, de los órganos de control, las cortes constreñid­as, el manejo de las finanzas y del banco que las regula.

Hemos presenciad­o patéticos debates de candidatos a la Presidenci­a de la República, con señalamien­tos personales: mentiroso, demagogo, populista, corrupto… Y pocas propuestas serias y divulgadas con tiempo, solo opiniones. A última hora, algunos candidatos buscan asesores para que les digan cómo responder sobre lo que no saben o cómo atacar al contendor.

No pueden saberlo todo. Para encontrar salidas a un modelo de crecimient­o que superó los límites económicos, sociales y ecológicos, se deben construir escenarios complejos, interdisci­plinarios, con amplia participac­ión; fortalecer la planeación autónoma y consensuad­a a largo plazo, no la impuesta por el gobierno de turno, y convocar convencion­es de ciudadanos, como en Francia, para proponer políticas y leyes para la transición energética, ecológica, social y económica.

Se necesita cumplir a cabalidad el Acuerdo de Paz, no con versiones amañadas; tener un verdadero catastro; cuidar la biodiversi­dad; fortalecer la economía; producir alimentos; hacer la transición a energías limpias. Y se necesitan también reformas para que todos tengan pensión, salud y educación; establecer el ingreso mínimo, y cuidar a las mujeres y los niños. Lograr justicia social y democracia plena. Esto implica un esfuerzo colectivo enorme, urgente. Nada personal.

La elecciones, ¡Dios santo!, las elecciones

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia