El Espectador

¿Cómo va la economía?

- ARMANDO MONTENEGRO

AL FINAL DEL PRIMER TRIMESTRE, mucha gente se pregunta, en medio de tantas noticias alarmantes y confusas, cómo va la economía en 2022. La respuesta debe considerar tres elementos diferentes: (i) el impulso que traía al finalizar 2021, año en el que se observó un crecimient­o del PIB del 10,6 %; (ii) el impacto de la guerra en Ucrania, principalm­ente a través de los precios de las materias primas; (iii) el efecto del proceso electoral sobre las expectativ­as y las decisiones de los inversioni­stas.

En primer lugar, los pocos datos disponible­s muestran que se mantiene el impulso heredado de 2021. Las cifras de crecimient­o de la industria y el comercio al final de enero —15 % y 21 %, respectiva­mente— así lo confirman. Los registros de desempleo pero sobre todo los de inflación también corroboran el notable dinamismo económico. La aceleració­n de la inflación, que terminó 2021 en un 5,6 % y que ya iba en el 8 % al final de febrero, es otro indicio fuerte de que se mantiene el empuje de la demanda agregada.

En segundo lugar, el impacto de la guerra en Ucrania sobre los commoditie­s ha alterado significat­ivamente el panorama económico local. Se han elevado los precios de bienes de exportació­n como el petróleo y el carbón, y también los de varios alimentos e insumos agrícolas importados. Aunque el efecto neto sobre los términos de intercambi­o y la balanza comercial es positivo, un hecho que se ha traducido en una cierta apreciació­n del peso, ahora en la vecindad de $3.839 por dólar, esta situación resultará en mayores tasas de inflación domésticas, algo que complica aún más un problema que ya era delicado. La mayoría de los analistas pronostica­n que la inflación de este año no bajará del 6 %, bastante por encima de las proyeccion­es de hace apenas unas semanas. El impacto de la crisis sobre la actividad económica no ha sido negativo, pero si la guerra se prolonga y el conflicto se intensific­a, como en algunos escenarios de varios analistas internacio­nales, el crecimient­o del PIB mundial decaería y, en consecuenc­ia, se afectaría en forma paralela el crecimient­o económico del país.

En tercer lugar, el proceso electoral en marcha, por lo menos hasta la fecha, no ha tenido una repercusió­n significat­iva sobre los mercados de capitales y otras variables relevantes. En los días siguientes a las elecciones del pasado 13 de marzo no se registraro­n alzas en el valor del dólar, incremento­s en las tasas de interés o movimiento­s de capitales. Esto se atribuye a la fragmentac­ión del nuevo Congreso y, en consecuenc­ia, a la imposibili­dad de que allí se puedan aprobar reformas que alteren las reglas de juego de la economía en el próximo gobierno. Falta ver lo que sucederá cuando avance la campaña presidenci­al, se acerque la primera vuelta y el país se concentre en el análisis de las propuestas de los candidatos y evalúe sus posibles efectos sobre la marcha de los negocios y las inversione­s nacionales e internacio­nales.

El balance de la economía en los primeros meses de 2022 sigue siendo positivo, con excepción del aumento de la inflación, un problema que va a exigir alzas de las tasas de interés mayores que las se preveían hasta hace unas semanas. Y como no se pueden descartar algunas turbulenci­as en los próximos meses, es aconsejabl­e que los agentes económicos mantengan bien ajustados sus cinturones.

,yel Estado es responsabl­e de llevar desarrollo a donde no exista, creando las condicione­s de competitiv­idad para que esto suceda.

Medianas y grandes empresas exigen altas inversione­s cuyos periodos de repago exceden los 10 a 20 años, y como las reglas cambiantes de Colombia son un gran impediment­o, son indispensa­bles “contratos de estabilida­d jurídica” que garanticen las condicione­s bajo las cuales se invirtió. Estos clústeres requieren capital humano capacitado, pero el SENA con pocas excepcione­s ofrece alternativ­as. Es necesario que las empresas dediquen al menos el 30 % de los recursos hoy pagados al SENA para contratar con centros especializ­ados acreditado­s que formen en las competenci­as pertinente­s.

Adicionalm­ente, es indispensa­ble una política moderna de migración de capital humano que, con una repatriaci­ón de diáspora, pueda permitir el recurso humano de alto nivel que hoy no preparan las universida­des. Por otro lado, como las municipali­dades no tienen en su POT grandes parques industrial­es, debemos replicar el concepto de zonas económicas industrial­es como en China.

En materia tributaria, adicional a tener tasas competitiv­as (la nuestra, con todos los impuestos, supera el 70 %), hay que reimplanta­r la deducibili­dad de inversione­s con énfasis en empleo, excelente mecanismo que premia la inversión haciendo competitiv­o el crecimient­o empresaria­l. Hay muchas más tareas, como bilingüism­o, trámites totalmente digitales, ventanilla­s únicas, mecanismos de licenciami­ento global, social y ambiental, etc., pero la masiva creación de empleo resultante lo justifica.

‘‘Como

no se pueden descartar turbulenci­as en los próximos meses, es aconsejabl­e que los agentes económicos mantengan bien ajustados sus cinturones”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia