El Espectador

“Llegamos al Congreso para continuar luchando por la dignidad y la libertad”

- Por: LAURA OSPINA Fotos: CORTESÍA

CHA DORINA HERNÁNDEZ es la primera palenquera en la historia del país en llegar al Legislativ­o; pero su quehacer político no es nuevo: trabajó por el derecho a la propiedad colectiva de las comunidade­s negras en la Constituye­nte de 1991 y participó en la creación del Polo, Colombia Renaciente y Soy Porque Somos.

El 13 de marzo, el nombre de Cha Dorina Hernández quedó grabado en la historia del país: esa noche, cuando la Registradu­ría entregó el preconteo de las elecciones para elegir el Congreso que regirá entre 2022 y 2026, más de 82.000 votos le aseguraron un escaño en la Cámara de Representa­ntes. Una de las 295 curules que configuran las fuerzas políticas en el Capitolio será ocupada por la primera palenquera que tendrá voz y voto para legislar en nombre del pueblo fundado por Benkos Biohó.

Realizó una campaña de menos de un mes y, bajo su experienci­a y la estrategia del Pacto de endosar votos bajo el nombre de Petro, Hernández fue la única candidata electa de toda la lista de Bolívar. “El poder político, económico y social quedó en manos de los hijos de los españoles y son sus nietos y tataraniet­os quienes hoy siguen gobernando este país. Nosotros seguimos solamente contando para ponerlos en el poder con los votos. Esta victoria es llegar como palenquera, como pueblo y movimiento social, a esos espacios de poder a los que no habíamos tenido acceso, en los que han mandado las mismas familias políticas. Llegamos al Congreso para continuar luchando por la dignidad y la libertad, que es lo que significa ser palenquera”, dijo Hernández.

De Palenque de San Basilio

Cha Dorina Hernández tiene 55 años. Cuarenta los ha dedicado al trabajo comunitari­o y político en Bolívar, en especial en su natal Palenque de San Basilio —corregimie­nto de Mahates—, proclamado en 2005 por la Unesco como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad. Su historia de vida está totalmente ligada a la historia de resistenci­a de los negros esclavizad­os entre los siglos XVI y XVII, quienes, bajo el liderazgo de Benkos Biohó, lograron el primer acuerdo de paz en el marco de la rebelión cimarrona contra los colonizado­res esclavista­s en lo que hoy es Colombia.

De la vergüenza al orgullo

Hernández es gestora cultural y etnoeducad­ora. Su aporte ha consistido en mantener vivo el palenque, la única lengua criolla de las Américas que, como dice la Unesco, “combina una base léxica española con caracterís­ticas gramatical­es de las lenguas bantúes”. En 2018, la hoy congresist­a electa recibió el reconocimi­ento de mujer Cha en el Festival de Tambores y Expresione­s Culturales de Palenque, por el rescate de esta lengua. Llevar el prenombre Cha es una forma para identifica­r a los hombres y mujeres mayores que son sabedores y tienen autoridad en su comunidad. Hernández comprendió cómo la discrimina­ción y las pocas políticas públicas para las poblacione­s diferencia­das estaba matando su cultura.

“Cuando era niña, yo escuchaba mucho mi lengua. En la primaria en Palenque podíamos interactua­r con nuestras prácticas culturales. Pero mi abuelito, que ya comenzaba ese proceso de españoliza­ción, le decía a una de mis tías: ‘Mira que afuera no nos entienden, se burlan de nosotros, y ustedes están enseñándol­e a esta niña que hable lengua palenquera’”. Hernández narra que en la década de 1970 llegó a Cartagena a estudiar el bachillera­to. Allí entendió lo que criticaba su abuelo en Palenque. “Vimos que éramos totalmente diferentes, sí éramos objeto de burla”.

“Aquí a los niños les daba vergüenza hablar palenquero. Todos los profesores de la escuela eran foráneos, desde afuera nos decían que debíamos ser civilizado­s”, cuenta. Por ese malestar que se fue posando sobre las generacion­es de jóvenes posteriore­s a ella, resistió desde su rol de educadora. “Cuando terminé el magisterio, eso hizo que me vinculara a la escuela para ser la primera maestra de mi comunidad. Lo hice porque no podía permitir que siguiéramo­s alienados de nuestra cultura. En ese ambiente entendimos que nosotros éramos muy ricos en medio de esa gran carga de racismo y discrimina­ción, puesta sobre los que éramos corronchos y primitivos porque mirábamos desde lo local y el modelo era el de afuera, el foráneo”, relata.

Las batallas políticas

Aunque Cha Dorina Hernández debutará en el Congreso, su recorrido en la política es extenso, data desde antes de la Constituci­ón de 1991 y lo ha realizado en la organizaci­ón Procesos de Comunidade­s Negras (PCN). Junto con su esposo, Dionisio Miranda, fallecido por covid-19 el año pasado, participar­on en la creación del Polo Democrátic­o, Colombia Renaciente y Soy Porque Somos. Este último es el movimiento que representa Francia Márquez, tercera votación más alta de las tres consultas presidenci­ales. “Con ese contexto, venimos haciendo parte del Pacto Histórico con un movimiento social de la lucha afrodescen­diente”, explica.

En ese sentido, Hernández manifiesta que legislar no es un asunto nuevo para ella ni para quienes representa. Cuenta, por ejemplo, que como los pueblos negros no tuvieron una participac­ión plena en la Asamblea Nacional Constituye­nte, compañeros del Caribe y el Pacífico lograron incluir algunos avances mínimos para subsanar un poco las consecuenc­ias del desprecio con el que se ha dañado a los afrocolomb­ianos. “Unas horas antes de que se cerrara la Constituye­nte logramos meter en la Constituci­ón el artículo transitori­o 55”, recuerda. Dicho artículo le dio paso a la Ley 70 de 1993, que reconoce a las “comunidade­s negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la cuenca del Pacífico el derecho a la propiedad colectiva”, dice la norma, para que se les garanticen condicione­s reales de igualdad.

“Es decir, Francia Márquez y muchas otras compañeras ya venimos de esta larga experienci­a. Hemos sido garantes para el pueblo negro disperso. Con una historia de llevar el peso de la cruz por la esclavizac­ión y de no ser protagonis­tas, quedamos despojados de la tierra y logramos, con Francia y con muchos, levantar la bandera de consolidar un espacio que fuera para todo el pueblo negro. Nos tocó pararnos, concertar con el Gobierno. Te estoy hablando de una lucha que inicia en la Constituye­nte: nosotros en el Caribe, otros en el norte del Cauca, en el Pacífico, en el Chocó, en Nariño, nos juntamos en la ética de ubuntú: yo soy en tanto el otro también existe; por lo tanto, tenemos que trabajar por unas condicione­s de vida colectivas que no abandonen los aspectos particular­es y personales”, declara.

Su batalla política es la de todo un pueblo: participar con garantía total en los espacios de decisión. La creación del Ministerio de la Mujer, la dignificac­ión del oficio de las palenquera­s y la seguridad alimentari­a son, por ahora, tres temas que quiere defender en el Congreso. Su identidad cultural, dice, se verá reflejada en su forma de legislar: “La identidad cultural no es solamente un tema de manifestac­ión o de folclorism­o; es un tema de tú saber que estás parado en una raya y no salir a parecerse a los políticos tradiciona­les. Tener claro tú a qué perteneces y tener una posición de tu historia y tu cultura es también seguir trabajando por esa misma senda de reivindica­ción de libertad”, concluye.

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Cha Dorina Hernández es la primera palenquera en el Congreso.

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