El Espectador

Nada justifica el terror; honremos a sus víctimas

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2021, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXIV. www.elespectad­or.com

CÓMO REACCIONAR AL TERROR? ¿Darles cabida a los terrorista­s, que quieren atención y legitimida­d en su cruel e irracional justificac­ión de la violencia? ¿Lamentarse y pedir más fuerza pública, más condenas y más eficiencia contra la criminalid­ad? Esto es difícil cuando la violencia retorna a sus ciclos perversos, cuando la muerte se impone en las ciudades y toca encontrar palabras para reaccionar. Rechazo absoluto al terrorismo, por supuesto. Respaldo a las autoridade­s, también. Clamor por cumplir el Acuerdo de Paz y llevar el Estado a todos los rincones del país, no sobra. Sin embargo, nos queda el dolor, nos quedan una niña y un niño asesinados, nos queda el lamento de sus familiares, sus docentes, sus amigos. Nos queda el duelo, que no abandona a Colombia.

Podemos, sí, elegir dónde se ubican los reflectore­s. La apuesta por la paz exige ponerlos en los familiares de Daniel Duque, niño de 12 años asesinado en el atentado del pasado sábado en Bogotá. Con bombas blancas, en su colegio El Paraíso, le hicieron un homenaje que debería tener eco en toda Colombia. Escuchemos a su madre, que dijo: “A todos los invito a recordarlo con esa alegría, como ese niño extroverti­do que era, sonriente. No tengo rencores, no tengo nada, solo le pido a Dios que donde tenga a Danielito, me lo tenga bien”.

También escuchemos a una docente, que nos hace un llamado a recobrar la conciencia nacional: “No podemos permitir que la violencia, el odio, la ignorancia y la miseria arrastren a nuestros niños a conflictos sin sentido. Es nuestro deber convertir esta experienci­a en una enseñanza y mantener viva la memoria de quienes no están con nosotros para que su pérdida no sea una estadístic­a más”. Así debe ser. Tenemos que trabajar por lograrlo.

Nos unimos, por supuesto, al duelo por Duque y por Salomé Rangel, niña de cinco años que había quedado gravemente herida y falleció ayer. Nuestras condolenci­as están con sus familias, sus cercanos y también con los más de 40 heridos que dejó el atentado. Es cierto lo que dijo el presidente de la República, Iván Duque: se trató de un acto “cobarde” y “Colombia entera rechaza actos terrorista­s”.

Ya sabemos, al cerrar esta edición, que el Frente 33 de las disidencia­s de las Farc se atribuyó el atentado. No vamos a replicar sus razones ni sus aires de grandeza. Quieren validar con discursos su cruzada traidora del Acuerdo de Paz, su ataque a la población, sus crímenes contra niñas y niños. No tiene validez alguna, en un país que quiere pasar la página de la violencia, caer en dinámicas sacadas del siglo pasado. Nada justifica la violencia. No hay argumento razonable para el terror.

Nos toca, una vez más, reconstrui­r los espacios, sí, pero también la confianza de las personas en las institucio­nes. Eso pasa por redoblar la apuesta por la paz, por la unión de los colombiano­s. La mejor manera de honrar a las víctimas es trabajar juntos para que no haya más tragedias, para rechazar la violencia, para que Colombia muestre su resilienci­a. Parafrasea­ndo a la docente, que no nos arrastren a más conflictos sin sentido.

‘‘Nos

quedan una niña y un niño asesinados, nos queda el lamento de sus familiares, sus docentes, sus amigos. Nos queda el duelo, que no abandona a Colombia”.

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