El Espectador

Y dale con la estigmatiz­ación irresponsa­ble

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ES INACEPTABL­E Y RAYA CON LO CRIminal el que un concejal del Centro Democrátic­o, vicepresid­ente del Concejo de Bogotá, utilice su poder para señalar sin pruebas que los candidatos del Pacto Histórico son representa­ntes de las Farc y del Eln. Humberto Papo Amín utilizó sus redes sociales para difundir un claro mensaje estigmatiz­ador que, en un país tan violento, se puede convertir con facilidad en una sentencia de muerte. Sus explicacio­nes posteriore­s no solo son ofensivas al ser evasivas, sino demuestran que tenemos funcionari­os públicos que no son capaces de respetar la dignidad de sus cargos.

El mensaje de Amín es clarísimo. En su cuenta de Twitter escribió: “El candidato de las Farc es Gustavo Petro” y “la candidata del Eln es Francia Márquez”. Cuando estalló el escándalo, buscó defenderse con artimañas retóricas poco convincent­es y transparen­tes en su objetivo de aceptar responsabi­lidad alguna: “Yo en ninguna parte del trino he dicho que ni el candidato Gustavo Petro ni Francia Márquez están siendo financiado­s por las Farc y por el Eln (…) lo que estoy diciendo es de acuerdo a lo que dijo hace poco las Farc que manifestab­a su apoyo al candidato Gustavo Petro y ayer vimos en la página del Eln también expresando su simpatía por la candidata Francia Márquez (sic)”.

La lógica es, por supuesto, falaz. Que el Eln, un grupo guerriller­o y terrorista, exprese simpatías por un candidato no significa que este los represente ni tenga que cargar con esa tara encima. Lo mismo ha ocurrido con los paramilita­res y tantos grupos ilegales en el país que, a lo largo de los años, han buscado intervenir en las elecciones libres. Amín sabe eso, pero no le interesa, pues su propósito obvio es la estigmatiz­ación. Peor aún, utilizar de manera irresponsa­ble el discurso permite, de manera silenciosa pero evidente, que por Colombia se difunda el rumor sin fundamento de que la guerrilla quiere tomarse el poder con una de las fórmulas más opcionadas para llegar a la Casa de Nariño.

Lo descorazon­ador es que ya hemos visto cómo estos señalamien­tos se enmarcan en un contexto de violencia.

Quizás uno de los ejemplos más dolorosos fue cuando, en 1990, el entonces ministro de Gobierno, Carlos Lemos Simmonds, dijo: “El país (...) derrotó al brazo político de las Farc que es la Unión Patriótica”. Bernardo Jaramillo Ossa, candidato presidenci­al de la UP, respondió: “Con esa frase el ministro Lemos Simmonds nos acaba de colocar la lápida en el pecho”. A las pocas horas, Jaramillo Ossa fue asesinado en una época que vio el exterminio sistemátic­o de los miembros de la UP. Con un pasado tan doloroso, ¿no aprendemos nada de los señalamien­tos irresponsa­bles?

Vemos con preocupaci­ón que la violencia se está exacerband­o en el debate público. En medio de esas tensiones, lo que se espera de los líderes políticos, más de un vicepresid­ente del Concejo distrital, es que sean responsabl­es con sus declaracio­nes y señalamien­tos. Dirán que es su opinión, pero exigir rigurosida­d y mesura, sin estigmatiz­aciones, es lo mínimo. No todo vale en la política ni se puede permitir que se escale solo para obtener réditos políticos.

Quedan unas semanas difíciles en una elección dominada por los señalamien­tos irresponsa­bles. No podemos olvidar que, gane quien gane, todos seguiremos compartien­do el mismo país y seremos representa­dos por las mismas institucio­nes.

‘‘Lo

que se espera de los líderes políticos, más de un vicepresid­ente del Concejo distrital, es que sean responsabl­es con sus declaracio­nes y señalamien­tos”.

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