El Espectador

Entiendo el voto por Petro

- JUAN CARLOS BOTERO @JuanCarBot­ero

NO SOY PETRISTA. NO VOTÉ POR Petro y me preocupa una presidenci­a suya. Pero no por guerriller­o. Si un país adelanta un proceso de paz exitoso, seguir llamando guerriller­os a quienes dejaron las armas es deshonesto. La gente puede cambiar de rumbo y, si el país lo acepta y el sistema la integra, pierden validez las etiquetas anteriores. Antes hubo un insurrecto que aceptó un proceso de reconcilia­ción y se sometió a las reglas de la democracia. Su nombre era Nelson Mandela. Y nadie llama a ese héroe insurrecto.

Así que no me inquieta el pasado de Petro ni su ideología de izquierda. Hay grandes líderes de izquierda, como José Mujica de Uruguay. Lo inquietant­e de Petro, como una vez anotó Pablo Felipe Robledo, es Petro. Su ego colosal, sus propuestas peligrosas y su populismo de promesas imposibles. Por no decir falsas.

Más aún, lo que me preocupa no es una gestión regular o mala de Petro. Lo que me preocupa, como ha pasado en otros países con líderes similares, es que él acabe con Colombia.

Sin embargo, habiendo dicho eso, añado esto: entiendo el voto por Petro. Llevo años diciéndolo, porque en este mismo país existen dos mundos distintos. De un lado, están los grupos de poder que han tomado las decisiones más importante­s durante generacion­es, un sector minoritari­o llamado clase dirigente, élites o establecim­iento. Estos grupos no entienden el voto por Petro y hasta les parece un suicidio.

Este es el mundo de quien celebra las buenas nuevas de la macroecono­mía. El presidente que felicita a sus ministros al recibir los datos de reactivaci­ón económica. El apretón de manos de empresario­s al ver las gráficas de crecimient­o. Los industrial­es que aplauden el regreso de la demanda. Todos tienen razón en hacerlo, porque esas noticias son ciertas y buenas.

El problema es que debajo de ese mundo existe otro. Un mundo popular. Y tiene poco que ver con el primero.

Este es el mundo de la mayor parte del país. Donde siete millones de personas viven en la miseria y 21 millones, casi la mitad de la población, pasan hambre. Con una tasa de desigualda­d de las más altas del continente y un salario mínimo que ofende. Hoy más del 42 % de Colombia es pobre y otra tercera parte ronda el abismo de la pobreza, basta una crisis personal para caer en la indigencia y no salir de ahí jamás. La pandemia empeoró las cosas, claro, pero estos problemas vienen de tiempo atrás.

Esa es la otra realidad del país. ¿De veras querían que quien la sufre a diario votara por el candidato del presidente, del banquero o del intelectua­l? La gente está a reventar y exige un cambio urgente, pues no soporta más de lo mismo. Hay una gran inconformi­dad en el país que está justificad­a y la vimos estallar en las marchas de protesta. Esa inconformi­dad está con Petro y por eso es comprensib­le ese voto, así sea un suicidio.

Porque es inaceptabl­e que en Colombia haya hambre. Lo entiendo en ciertos países de África, donde escasea el agua y la tierra no da. ¿Pero en Colombia? ¿Donde es difícil encontrar un lugar en el que no crezca algo? ¿Con un pueblo trabajador? Entonces, si el pueblo trabaja y la naturaleza es fértil pero aun así hay hambre, es por las políticas fallidas de la élite.Esa que vive en el mismo país pero en otro mundo y no entiende el voto por Petro.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia