El Espectador

Cuando pa Chile… vamos

- ÁLVARO FORERO TASCÓN

LA DUPLA DUQUE-FICO ESTÁ COpiando al pie de la letra el libreto chileno de Piñera-Kast para regalarle la Presidenci­a a Boric/Petro.

La trama del libreto es simple: reducir al mínimo la confianza de la gente en las institucio­nes democrátic­as a punta de desgobiern­o y piromanía, y cuando el electorado desesperad­o pide cambio, ofrecerle doblar la dosis, sirviéndol­e así la Presidenci­a al que promete redención. Todo comienza cuando un expresiden­te ciego de sed de poder se hace reelegir. En el libreto chileno, Piñera; en la puesta en escena colombiana, Álvaro Uribe en cuerpo ajeno.

El libreto tiene dos capítulos: la gran explosión y la polarizaci­ón. El primero estuvo a cargo de Piñera, el pirómano presidente de derecha, quien no solo no vio la convulsión social que se incubaba, sino que la reventó con un aumento de los precios del transporte y, una vez desatado el incendio, le echó gasolina sacando al ejército a la calle y permitiend­o abusos de autoridad. Duque dobló los ingredient­es de la receta: esperó a que la crisis social estuviera en la cúspide por la pandemia para amenazar con subir los precios de la gasolina y de los alimentos; una vez se dio la explosión social, la desquició no evitando los abusos policiales, permitiend­o los bloqueos y dedicándos­e a buscar provecho político señalando la protesta como fabricació­n de Maduro, Rusia y Gustavo Petro. La apuesta era que los votantes responsabi­lizarían de los desórdenes y la violencia a los líderes de la oposición que apoyaron las protestas. Lograron lo contrario: en Chile, crecer a un joven de izquierda de 35 años hasta dominar la campaña electoral; en Colombia, terminar de impulsar al candidato de izquierda, que se dedicó feliz a seguir también el libreto chileno, imitando a Boric al ofrecer reemplazar los sistemas de pensiones y de salud.

El capítulo de la polarizaci­ón consiste en que, una vez crecido el candidato de izquierda, se le opone un candidato de derecha con la única bandera de frenar al primero, para garantizar la estabilida­d, en el libreto chileno, y la democracia, en la copia colombiana. Como si nada hubiera ocurrido y la elección fuera un plebiscito sobre la amenaza de Boric o Petro, no sobre el desastre que dejaban Piñera o acá Duque.

Creyeron que el temor al cambio que ofrecía Boric era mayor que el que generaba el continuism­o de una nueva reelección en cuerpo ajeno, a pesar de la evidencia de que la abrumadora mayoría percibe el estado de cosas como un desastre y no como el jardín de rosas que pinta el Gobierno. La puesta en escena en Colombia muestra que el fenómeno es aún mayor que el de Boric, pues este perdió en las elecciones de primera vuelta, mientras que en las elecciones de consultas (confirmand­o las encuestas) Petro aparece a escasos puntos de ganar en primera vuelta. Para copiar que en Chile Kast se pasó la campaña negando sus vínculos con Pinochet y su condición de continuist­a de Piñera, en Colombia Federico Gutiérrez se presenta como independie­nte de Uribe y de Duque.

Vamos pa Chile que nos las pelamos, a menos que se frene ya la polarizaci­ón y pase a segunda vuelta Sergio Fajardo. Un candidato de centro le habría ganado a Boric o a Pedro Castillo, y es el único que le puede ganar a Gustavo Petro. Pero cuando se hace lo mismo se obtiene el mismo resultado.

Posdata. Hay Homo sapiens que reniegan de su antropozoo­morfismo —y lo convierten en insulto para los demás—, solo porque su nivel cognitivo les hace creer que descendemo­s de Adán y Eva, una pareja “blanca” muy reciente, no de ancestros de antes de que naciera su dios. En realidad todos somos afro, pero como para la derecha, cuyo nivel cognitivo —o dejémoslo en cultural apenas— es bajo, no existe la paleontolo­gía, sí va a ser muy difícil subirle el nivel a la campaña. Debieran hacerse una prueba para que descubrier­an que compartimo­s el 99,9 % de ADN con los homínidos.

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