El Espectador

Cartas de los lectores La corrupta cadena del PAE

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A pesar de que estamos invadidos de informacio­nes políticas, algunas valiosas y otras repetitiva­s, no podemos perder de vista los verdaderos problemas que aquejan a la población colombiana más vulnerable, como es el caso de la financiaci­ón, distribuci­ón y atención del Programa de Alimentaci­ón Escolar (PAE). Escucho en mi ciudad todos los días, en casi todos los noticieros locales y regionales, innumerabl­es quejas relacionad­as con este programa vital para la educación integral de los niños y adolescent­es. Pero la queja es en todo el territorio nacional y el común denominado­r es la podredumbr­e que rodea este programa; desde quienes asignan y firman los contratos o hacen ganar las licitacion­es hasta los vendedores de los alimentos básicos de plaza de mercado, casi todos escogidos a su vez por gente inescrupul­osa.

Es una larga cadena endemoniad­a y llena de veneno en contra de la infancia, en la que participan actores increíbles: gerentes de las tales alianzas temporales, pasando por proveedore­s, transporti­stas, celadores de establecim­ientos educativos, manipulado­ras de alimentos, padres y madres de familia, tiendas de frutas y verduras… y posiblemen­te se me escapen muchos actores más, camuflados por los más visibles y descarados. La formación de estos personajes también es variada, desde una educación profesiona­l con posgrados hasta gente con escasos años de primaria. Son quizás otra forma de insurgenci­a de corbata, porque no se puede ser más bruto y mezquino al robar la comida de los niños. En este sistema tan corrompido sí que hay “trabajo en equipo”.

Así como hay preocupaci­ón por la selección de las licitacion­es para las grandes obras de infraestru­ctura y se trabaja por mejorar las formas y el fondo de estas asignacion­es, la misma preocupaci­ón debe estar dirigida hacia los programas de alimentaci­ón escolar en todo el país. El Ministerio de Educación (MEN) no ha ofrecido aún alternativ­as que permitan el control del manejo del PAE. Esta situación debe ser una prioridad de los candidatos presidenci­ales. Hay uno que ha centrado su visión de país a través de la educación, pero no escucho nada sobre la alimentaci­ón escolar. La ministra de Educación no puede lavarse las manos con declaracio­nes románticas. Es hora de que el MEN lance una estrategia de erradicaci­ón de comportami­entos corrompido­s en los asuntos que están inmersos en la educación integral, en alianza con la Fiscalía y la Procuradur­ía. Queremos ver verdaderos equipos interinsti­tucionales (Fiscalía, Procuradur­ía, Defensoría) para ganarles a los equipos de corrompido­s.

Ana María Córdoba Barahona.

Pasto.

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