El Espectador

Digamos que hay una vicepresid­enta negra

- CAROLINA BENÍTEZ MENDOZA

DIGAMOS QUE HAY UNA VICEPRESId­enta negra. Era difícil pensar en un hipotético caso en el que una mujer negra se encontrara en esa lista eventualme­nte, pero ese imaginario se materializ­a cada vez más desde que Francia Márquez Mina anunció su candidatur­a a la Presidenci­a de Colombia el año pasado. ¿Por fin estaremos las personas negras representa­das en el gobierno?

El 25 de enero de 1861, un miembro del Partido Progresist­a (que se convertirí­a después en el Partido Liberal) fue elegido presidente de la República. José Hilario López lo había nombrado gobernador de la provincia de Cartagena, así que el hombre tenía experienci­a y aval político. Había estado en tantos altercados políticos que incluso estuvo exiliado en Jamaica hasta que la amnistía le permitió regresar a Cartagena. Ese es el único presidente negro que ha tenido Colombia, Juan José Nieto Gil, un progresist­a disidente. Su mandato fue breve y su existencia olvidada por la Casa de Nariño, en la que su retrato no adornó las paredes sino hasta 2018. Por un breve momento hubo una persona negra en la Casa de Nariño no en posición servil, sino en posición de poder. Uno apenas se alcanza a imaginar lo que significó para los afrocolomb­ianos en esa época, con apenas 10 años de libertad encima.

Increíble, pero hoy, más de 160 años después, las cosas se ven más pesimistas. Esta vez es una mujer negra la que toca las puertas de la Casa de Nariño y ya hay gente haciendo chistes de si va a entrar a cocinar, comparándo­la con un simio y haciendo todo tipo de burlas sobre su modo de hablar y de vestirse.

En redes la comparan con la actual vicepresid­enta de la República, Marta Lucía Ramírez, que fue la primera mujer en ocupar la Vicepresid­encia en la historia de Colombia. Ambas son abogadas, pero representa­n dos Colombias muy diferentes: por un lado, Ramírez viene de una familia privilegia­da, de ascendenci­a italiana, fue a las mejores universida­des del país, graduándos­e de la Javeriana y haciendo una especializ­ación en la Sabana y un fellow en Harvard. Francia Márquez, por otro lado, representa a la Colombia de la mayoría, habiendo nacido en una pequeña comunidad en el Cauca sin mucho a su favor y teniendo que luchar desde su juventud contra grandes corporacio­nes que tenían como único propósito explotar a más no poder la riqueza mineral de la región. Márquez se graduó a sus 38 años. Sólo el 3 % de los afrocolomb­ianos se gradúan de la universida­d.

¿Qué significa tener una vicepresid­enta negra? Significa para las niñas negras ver a alguien como ellas en la televisión, después del himno nacional, dirigirse al país desde una posición de poder. Significa para las jóvenes negras en la universida­d, luchando para hacer parte de ese 3 % que se gradúa, tener un ejemplo claro a seguir. Significa para nuestras comunidade­s en el Pacífico colombiano que una mujer salida del territorio, alguien como nosotros, va a estar desde un alto puesto de gobierno asegurándo­se de que no pasemos por el desplazami­ento y el abuso estatal por el que ella pasó. Significa que la memoria de Juan José Nieto Gil, de Benkos Biohó y de cada líder social afrocolomb­iano asesinado vive y que sus luchas no han sido en vano. Supongamos que hay una vicepresid­enta negra y que por fin no somos una minoría olvidada por el gobierno, sino que somos el gobierno.

Sabemos que el pueblo afrocolomb­iano espera con ansias. Digamos que hay una vicepresid­enta negra y que la política colombiana comienza a cambiar, de representa­r a la élite del país a representa­r a la gran mayoría que debe gobernar.

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