El triste destino del centro
a unos procuradores delegados. Ahora repite para poner en peligro la transparencia de las elecciones, pues no es cierto que la Sentencia de la Corte Constitucional C-794 de 2014 les permita a los funcionarios intervenir en política a propósito de referirse a temas de interés general de sus despachos. El daño que esta teoría sacada de la manga está causando a la democracia puede escalar a situaciones de violencia, y es allí donde la procuradora Cabello debería rectificar.
Si es grave que la Procuraduría haya abierto la puerta para que se rompa la neutralidad del gobierno en el proceso electoral, que ya está fracturada, es un verdadero desastre que la jefe del Ministerio Público y recientemente también el fiscal Barbosa olviden que el artículo 422 del Código Penal elevó a la categoría de delito la intervención en política
LA DERROTA DEL CENTRO EN LAS PAsadas elecciones no es una sorpresa. Un economista político hubiera explicado que, en elecciones con tres candidatos, al de la mitad le va a costar mucho trabajo no perder, puesto que los de las puntas se desplazarán al centro, para comprimirlo, sabiendo que no van a perder a los electores de su propio extremo. De manera análoga, eso es lo que pasó con el Centro Esperanza. En ese contexto, haber participado en esa consulta parece un error de Alejandro Gaviria, que por cierto debe estar familiarizado con ese tipo de análisis. Si no lo hubiera hecho, el Centro Esperanza estaría derrotado, pero él seguiría con vida electoral.
¿O no? El dilema del centro persistirá en la primera vuelta, cuando otra vez los extremos tratarán de desplazarse al centro para asfixiar a los candidatos más moderados. Aunque el análisis es menos claro en contiendas con más de tres candidatos, es muy posible que el resultado sea el mismo. Por ahora, las perspectivas de Fajardo no parecen buenas, a pesar de que, en una segunda vuelta, es muy de los servidores públicos. Que quienes se sientan a salvo de la justicia disciplinaria por intervenir en política no echen en saco roto que, si cruzan esa línea roja, tendrán que responder como cualquier delincuente.
La razón que impone a los funcionarios la obligación de no intervenir en un proceso electoral, menos por la vía de rebatir las propuestas de los candidatos opositores del gobierno, es asegurar “que el comportamiento de los servidores públicos sea imparcial y evitar el favorecimiento de un específico candidato o grupo político”.
El resultado de esta incertidumbre se traduce en que lo que resta de esta fatigante campaña electoral no oiremos a Fico haciendo planteamientos ni defendiendo al gobierno que él representa y pretende perpetuar. Si alguien debería refutar las proposible que él tuviera mejores probabilidades contra Petro que Fico. Esto se explica porque, en la segunda vuelta, los dos candidatos tendrán que tratar de ocupar el centro de la distribución y es posible que a Fajardo, que ya está en el centro, le quede más fácil desplazarse a la izquierda que a Fico.
Estas conclusiones, como lo señalaría un experto en teoría de juegos, dependen de las características de la segunda vuelta. Es posible que, dada la naturaleza recursiva de este tipo de análisis, en donde primero se debe ver qué pasará en la segunda vuelta, antes de pensar en qué pasará en la primera, el comportamiento estratégico, aun para electores con preferencias de centro-derecha, sea votar por Fajardo. La razón es que a Fajardo le quedaría más fácil quitarle votos a Petro entre electores de centro-izquierda que creen que el Pacto Histórico es demasiado radical, con sus promesas de una rectificación extrema.
La política no es unidimensional, como este tipo de análisis teórico, y siempre hay espacio para otros factores. Además, hay límites a la capacidad de desplazamiento ideológico de los candidatos. En este caso, a pesar de que algunos sectores lo identifican con un uribismo desgastado, Fico tiene menos lastre que Petro, a quien le costará mucho más trabajo parecer y ser de centro. Por eso, no se entiende que haya escogido a Francia Márpuestas de Petro o Fajardo, ese tiene que ser el candidato del uribismo, pero Gutiérrez es tan incapaz, desinformado y despistado que su tarea como aspirante a la presidencia la están desempeñando Duque, los ministros Palacios y Molano –sus verdaderos jefes de debate–, con abuso y atropellos que amenazan la tranquilidad. Muy pronto ya lo harán otros funcionarios escudados en la peregrina hermenéutica de la doctora Cabello.
Adenda. La insistencia del ministro de Defensa, Diego Molano, en sostener que la masacre del Putumayo fue una “operación legítima”, cuando es evidente que violaron el DIH porque fueron homicidios de personas protegidas, más que un crimen es una estupidez. quez como compañera de fórmula, pues parece desplazarlo todavía más hacia una parte del electorado que no está en juego. A menos de que piense que la necesita para movilizar a su propio electorado. En todo caso, su triunfo depende de que el electorado, como ha ocurrido en otros países del continente, se sienta cómodo nadando en aguas que hasta hoy no conoce.
En el contexto actual, muchos columnistas han comentado sobre la envidiable posición de César Gaviria y el Partido Liberal. Según dicen, tienen en sus manos definir la elección, si logran dirigir el centro, que supuestamente representan, hacia la derecha o hacia la izquierda. Habrá que ver si es así. Pero este análisis, en todo caso, es de coyuntura. El Partido Liberal está en una encrucijada seria. Frente al desprestigio de la guerrilla, en el pasado no tenía una amenaza electoral a la izquierda y se podía desplazar al centro sin el temor de descuidar ese flanco. Pero las fuerzas petristas parecen haber encontrado un lugar sólido en el espectro y empujado al Partido Liberal hacia los terrenos pantanosos del centro. Le va a costar trabajo sobrevivir allí y no se puede descartar que le pase lo mismo que a su homónimo inglés, hace exactamente un siglo, que fue desplazado por el partido laborista y no se ha recuperado.
DADOS LOS PROBLEMAS DEL PAÍS, los militares han estado en el primer plano noticioso, más en lo negativo que en lo positivo. Buena parte de esta situación es producto de políticas o ausencia de ellas. En cuanto a lo primero, la tradición ubicó la función de las Fuerzas Militares en la defensa de fronteras hacia afuera, lo que llevó a una organización propia de guerras con vecinos, ausentes durante mucho tiempo. Por eso hay armamentos costosos e innecesarios, un “pie de fuerza” exagerado y una complejidad organizacional propia de esas confrontaciones, además de problemas por el uso militar en conflictos y tareas internas. Por eso es indispensable una reorganización militar adecuada a estas tareas, así haya que confrontar el “espíritu de cuerpo” que se opondría a la eliminación de “la grandeza militar”.
La inconveniencia de una organización compleja ha generado errores y búsqueda de competencia con ejércitos de la región y otras latitudes, como los esfuerzos políticos por integrar el país a la OTAN, mediante relaciones que confirman la subordinación a Estados Unidos. A estos problemas se suma la ausencia de políticas necesarias. El país ha carecido de una ley de seguridad y defensa para evitar improvisaciones en el empleo de unidades militares; falta percibir adecuadamente el uso militar en situaciones innecesarias, producto de la ignorancia de ministros de Defensa; es frecuente “seleccionar” altos mandos por amistades, “palancas” e incluso corruptelas. Acá cabe mencionar la captación ideológica de los militares durante los gobiernos de Uribe, incluso con apoyos al paramilitarismo y delitos como los “falsos positivos”.
La necesaria reorganización militar debe adecuar la fuerza a tareas internas, especialmente las relacionadas con el “orden público”, es decir, la lucha contra guerrillas y disidencias, bandas criminales (bacrim) y grupos armados organizados (GAO), en su mayoría vinculados con el narcotráfico. En este contexto, la articulación militar con la Policía Nacional es fundamental para definir tareas correspondientes a cada fuerza o a su combinación. La eliminación de unidades de artillería y caballería mecanizada es indispensable, excepto en ciertos territorios con necesidades excepcionales, además de suprimir buena parte de las unidades de infantería y articular las que queden con una Policía Nacional ampliada, debido a la complejidad territorial del país.
A causa de esta complejidad se requiere la Infantería de Marina, en especial en la Amazonia y la Orinoquia. También, la Armada Nacional por el tamaño de los mares territoriales, en particular en el Caribe, y por los errores diplomáticos en lo concerniente al archipiélago de San Andrés y Providencia. Además, es indispensable la Fuerza Aérea para el transporte, así como unas pocas unidades de combate para mantener la tradición.
Lo planteado corresponde a tareas necesarias en un país con muchos problemas, comenzando por la fragilidad histórica de sus formaciones nacional y estatal.
Ojalá el próximo gobierno asuma un liderazgo funcional al respecto, que los anteriores no han sido capaces.