Pésimos alcaldes
DEFINITIVAMENTE PARA MANEJAR una ciudad como Bogotá se necesita tener mucha experiencia en los asuntos de la cosa pública. Por eso es que los gobiernos de Petro y Claudia López fueron y han sido tan malos. No es lo mismo ser un buen congresista que un eficiente alcalde. Esta no es una simple teoría, pues ya está debidamente probada en la incapacidad de las personas mencionadas. El gobierno de Petro se caracterizó por sus constantes improvisaciones en todos los temas. No hizo ni un metro de Transmilenio, pretendió acabar con la recolección de basuras por el sector público y le tocó recular, aparte de que se gastó millonadas en camiones inservibles, no pudo con el metro, en vez de solucionar lo del SITP, puso unos letreros en las busetas viejas, no construyó los hospitales que prometió (solo en su imaginación), estuvo a punto de quebrar la Empresa de Acueducto de Bogotá, dejó pocos colegios, no mejoró los parques, no tapó un solo hueco, entre otros.
No me quiero imaginar el desastre que sería para el país una eventual presidencia de Petro. Rodeado de angelitos como Benedetti, Roy Barreras y la buena paga de Gustavo Bolívar (tal vez el más ácido y mentiroso de todos).
En lo que tiene que ver con la alcaldesa López, pues, es claro, que el puesto le quedó grande. Se ha destacado por tomar decisiones improvisadas como el pico y placa extendido, el cierre de carriles en las vías (a espaldas de los ciudadanos), no ha sido ni capaz de inaugurar los cientos de obras que dejó contratadas Peñalosa, se le salió de las manos el tema de la inseguridad, improvisó sobre el tema de los parrilleros, sacó por decreto el POT, a pesar de que dijo que no lo haría, negó la presencia del Eln en Bogotá, pero ahora dice que sí, casi no fue capaz de recuperar varias estaciones de Transmilenio destrozadas por sus angelitos de la primera línea, especialmente la del Portal de las Américas, no fue capaz de asumir las riendas del orden o, mejor, desorden público. Se le abona sí que hizo bien el tema de la vacunación, que el mitómano de Petro sostuvo que se tomaría siete años. Se fue de vacaciones en un grave pico de la pandemia, permanentemente acusa al Gobierno de sus propios desaciertos, adjudicó Transmilenio por la 68, a pesar de que en campaña se opuso, demandó el metro de Bogotá, pero ahora se cuelga las medallas, sostuvo que no subiría las tarifas de Transmi y del SITP, y las subió, le tocó acoger el corredor vial de la calle 13 que dejó Peñalosa. Y faltan muchos errores.
Definitivamente Bogotá se ha equivocado, contadas excepciones, con la escogencia de sus alcaldes. Díganme si no. Samuel Moreno y Lucho Garzón, entre otros. Mockus dejó tirada la Alcaldía para ser candidato a la Vicepresidencia. Así las cosas, llevamos décadas, aparte de los gobiernos de Enrique Peñalosa.
Notícula. Les agradezco de todo corazón a los miles de lectores de mi libro Más allá de la familia presidencial, que lleva varias semanas siendo el más vendido del país.