¿Cómo fue?
Recordando el viejo bolero cantado por Vicentico Valdés o Benny More, según los gustos musicales, quiero adentrarme en el desempeño de los equipos nuestros que está semana se fueron de copas. En disputa estuvieron doce puntos. Solamente consiguieron cinco, lo cual no dice mucho sobre el progreso o el interés de los representantes de nuestro fútbol en los torneos anuales del continente.
¿Cómo fue para el único ganador, Deportivo Cali, ante Boca Juniors? Sobre todo un segundo tiempo para reconocer su superioridad, traducida en dos muy bien logrados goles, donde la gestión de Kevin Velasco resultó determinante. Uno cobrando de costado un tiro libre, bien templado y fuerte, aprovechado por Burdisso. Y en el segundo una llegada hasta la última línea para servir un centro, capitalizado por Vásquez.
Más que la victoria y advirtiendo la debilidad de Boca con su tibio plan de juego, al Cali le vino de perlas para motivar a sus jugadores, ofrecerles un empujón espiritual y creer en los puntos que debe ganar en Palmaseca.
¿Cómo fue con el Tolima en su caída ? La historia actuando en Ibagué ante rivales brasileños era muy buena; sin embargo, a diferencia de lo que viene exhibiendo en el torneo local, contundencia y seguridad, el equipo se notó perdido, confundido, con la única excepción de Anderson Plata, quien, solitario, aplicó velocidad, sirvió muchos centros en el segundo tiempo, sin destino claro y no tuvo eco en sus compañeros. Atlético Mineiro hizo pesar a sus valores individuales. Un equipo curtido, de experiencia que por ratos apabulló al Tolima en juego y toque de balón. Los pijaos, sin disculpa, perdieron.
Júnior y Medellín en sus visitas ante equipos de escaso nombre internacional resignaron puntos, aunque no perdieron. Júnior, con excesivas precauciones y pobres acciones de ataque, vio con sorpresa que un mismo jugador rival anotaba gol y autogol en cuestión de cuatro minutos, pero su delantera no funcionó como se presumía y podía hacerlo. Por supuesto, saber defenderse se vale y alcanza ribetes de reconocimiento; pero, con la nómina de la cual dispone, sí debió atreverse mucho más. A veces el temor a perder deriva en equipos timoratos, miedosos y eso creo que paso con el tiburón.
El Medellín jugó estupendo primer tiempo y ganaba, pero en solo doce minutos, una especie de cortocircuito defensivo lo llevó a perder, aunque menos mal en el tiempo de descuento llegó el empate, que en el fondo fue lo menos malo del resultado. Capítulo aparte para los tres foráneos que tiene. Arregui y Méndez, incansables, y Pons con todas las luces encendidas para el gol. Me parece que en los equipos nuestros, pocos como el DIM para contar con esa mano de obra extranjera de peso.