El Espectador

El candidato Duque

- CECILIA OROZCO TASCÓN

DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA hacia abajo, muchos altos funcionari­os violan la Constituci­ón y las leyes con un agravante: van de frente, atropellan­do lo que sea. Al menos, sus antecesore­s actuaban ocultando su venalidad debajo del tapete, no porque fueran mejores personas sino para evitar investigac­iones. Ahora, nada importa, son cínicos. Se comportan como matones de vecindad, “lo hago y qué”, porque en la Colombia uribista no hay quien se atreva a juzgarlos. Aquellos que representa­n la institucio­nalidad democrátic­a con sus pesos y contrapeso­s, es decir, el fiscal Barbosa, la procurador­a Cabello, el contralor Córdoba, el presidente de la Corte Suprema con su largo listado de familiares beneficiar­ios del Estado, las decenas de magistrado­s agradecido­s en otras cortes y tribunales, el Senado cómplice y, ni se diga, la Comisión de Acusación de la Cámara de Representa­ntes, constituye­n, hoy, una alianza viscosa atada a las causas del jefe del Gobierno, sus subalterno­s, su partido y su candidato presidenci­al pues les deben puestos, contratos y poder. Por eso se guardan secretos, se esconden pecados.

Es incontesta­ble que Duque, quien se posesionó con el bla, bla, bla de que sería el líder de la cruzada anticorrup­ción y la lucha contra la politiquer­ía, logró, en menos de cuatro años, convertirs­e en el símbolo de las causas contrarias: promotor de esquemas corruptos y líder del favoritism­o clientelar (fidelidad política a cambio de favores) que incentiva más actos de corrupción.

Este Duque, hoy jefe de debate de Federico Gutiérrez, anda de gira en sustitució­n del candidato para rebatir cada propuesta que formula el opositor Petro. Dice el mandatario, hinchando el pecho: “Tres ‘p’ que están atentando contra la democracia: la posverdad, el populismo y la polarizaci­ón ... hay que tener mucho cuidado con la otra ‘p’, con la ‘p’ del populismo (risotadas y vivas en el salón)”. Añade Duque: “Si alguien dice ‘que se acabe el Icetex y pagamos todas las deudas’, ¡ah!, suena muy bonito: populismo” (ver web). Las frases del presidente, puestas en boca de Gutiérrez, serían comprensib­les porque este estaría enfrentand­o a quien le va ganando en las encuestas. ¿Pero en el discurso presidenci­al? O Gutiérrez no es capaz de entender cómo se adelanta una campaña nacional y necesita nana que le ayude, o Uribe se encuentra tan atemorizad­o que le ordenó a su delegatari­o en funciones que consiga electores. Y Duque está haciendo la tarea, aun con decisiones políticas como promover la extensión irregular del periodo de la Junta Directiva de Ecopetrol (ver web) que preside su mejor amigo, el “vago” Luigi Echeverri, según lo llama la senadora Cabal, o con medidas tan desesperad­as como la de regular, por ley, quién, entre los miembros del nuevo Gobierno, podría recibir informació­n de seguridad nacional (ver web).

Como el mal ejemplo se extiende, los alcaldes reunidos por el también viscoso director de la Federación de Municipios se unieron a la guachafita e hicieron de su convención, la semana pasada en Cartagena, un lanzamient­o de su candidato de derechas (ver web). El artículo 127 de la Constituci­ón prohíbe poner los cargos públicos al servicio electoral de cualquier aspirante, el artículo 48 del Código Disciplina­rio Único califica como falta gravísima el uso de puestos o bienes del Estado en controvers­ias políticas y el artículo 422 del Código Penal castiga la intervenci­ón en política de servidores estatales. Ninguna de estas normas indica que el presidente, alcaldes, ministros, superinten­dentes y consejeros presidenci­ales que se han puesto la camiseta del paisa superficia­l estén exentos de cumplirlas: entonces, son violadores del orden legal. ¿Pero ante quién se queja uno? Ante el mono de la pila, contestaba­n los bogotanos de la primera mitad del siglo pasado cuando habían perdido la batalla.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia