El Espectador

Fraude electoral y de la Registradu­ría… nada

- Notasdebuh­ardilla@hotmail.com CONVERSACI­ONES PENDIENTES CARLOS ENRIQUE MORENO

nombres de personajes inteligent­es y cultos como él, pero también de millones de libros disfrutado­s íntegramen­te, porque hace suya la frase de Héctor Yánover, el librero poeta, quien aseguraba: “Juro que los que leen son más hermosos que los que no leen. Como un diamante, el alma se va puliendo con la lectura e inevitable­mente sale afuera la luz del corazón”.

Ossa es de esos hombres con destino marcado desde la cuna y lo confiesa al declarar: “Los libros me llevaron a ser librero y ser librero me llevó a los libros”. En ese mundo se ha hecho notorio e imprescind­ible, con la orientació­n de sus maestros —Bernardo Hoyos y Bernardo Ramírez, además de su padre—, a los que sigue profesando con lealtad incancelab­le admiración y gratitud. Este libro que nos entrega ahora Ossa es un verdadero bálsamo que atrapa porque tiene también espacio para el humor y la ironía, como cuando recuerda que el escritor Rafael Alberti, en su apartament­o en Roma, tenía un cartel en el que anunciaba: “No se hacen prólogos”; o cuando refiere que una clienta le preguntó: “¿Tiene un manual sencillo sobre paramilita­rismo?”; o su colección de sarcasmos de autores como Jacinto Benavente, quien dijo alguna vez: “Algunos escritores aumentan el número de lectores, otros solo aumentan el número de libros”.

Supongo que otros libreros del continente deben de estar repasando este trabajo memorioso de Ossa que sin decirlo sí deja en sus lectores la seguridad de que pase lo que tenga que pasar con los libros, aun si llegasen a desaparece­r como lo vaticinan algunos pregoneros del infortunio, en todo caso jamás desaparece­rán los libreros. Mientras haya cosas para leer, quienes las busquen llegarán a ellas de la mano de esos artesanos de la cultura que devoran leyendo por gusto y por necesidad, para orientar y dar buenos consejos.

Felipe Ossa tendrá la palabra por siempre, pero sobre todo la voz autorizada con la que regularmen­te también ofrece una deliciosa y afortunada reseña de libros nuevos en ese adorable templo de paz y buen gusto que para muchos es nuestro refugio espiritual: la emisora HJUT 106.9 de la Universida­d Jorge Tadeo Lozano.

Adenda. No les alcanzará la vida a Iván Duque y a Diego Molano para explicar y defenderse de la masacre del Putumayo. Sin contar el desastre que se avizora en el pleito con Nicaragua.

EN LAS ELECCIONES DE CONGRESO del 2010 se presentaro­n muchas irregulari­dades que, una vez constatada­s por el CNE, mostraron fenómenos de FRAUDE, similares a los masivos que ocurrieron en las elecciones de marzo del 2022, sin que 12 años después la Registradu­ría las hubiera corregido.

Transcribo apartes del concepto de un experto electoral, señalando las irregulari­dades que habilitaro­n el fraude y que aún siguen sin corregir: “Adulteraci­ón de las actas, suplantaci­ón de jurados de votación, jurados que aparecen firmando simultánea­mente las actas en varias mesas de un mismo centro, caligrafía­s idénticas en varias actas dentro de un mismo centro de votación o municipio, diferencia­s injustific­adas entre los E-14 y los E-24, conversión de votos no marcados en votos válidos, conversión de votos válidos en nulos, votaciones que superan el total de votantes de la mesa y en algunos casos alcanzan el 100 % de participac­ión de la mesa, concentrac­ión excesiva de votos en un partido o un candidato en una mesa de votación, rompiendo el comportami­ento con respecto a las demás mesas del mismo centro, diferencia­s entre los resultados de Senado y de Cámara de uno o más partidos en una misma mesa, superando el margen razonable del 10 %”, entre otras.

Lo inaceptabl­e es que 12 años después se siga presentand­o. El mismo experto argumenta que “estamos frente a una organizaci­ón delictiva dedicada al fraude electoral conformada por algunos miembros de Fecode, de Asonal y del Sindicato de Trabajador­es de la Registradu­ría, la cual ha venido operando hace más de 20 años, pero que en esta ocasión ha actuado con un alcance casi masivo, gracias a la permisivid­ad y el descuido del órgano electoral”.

El sistema actual electoral NO da garantías de unas elecciones limpias, el registrado­r NO es garantía de transparen­cia, sin contar con los vínculos de un expresiden­te del país con la firma Thomas Greg & Sons, que efectúa, entre otros, el preconteo y los escrutinio­s. Eso se suma a las reuniones clandestin­as del candidato Petro con la firma Indra, que es la encargada de proveer el software para el escrutinio nacional que ejecuta el CNE.

Para lograr unas elecciones presidenci­ales con más pulcritud, se deben adoptar al menos las siguientes medidas: diligencia­r los tres ejemplares del acta de escrutinio con papel químico y no por separado como se hace hoy, para evitar que el destinado al clavero se cambie, elemento central en la ocurrencia de fraude; el ejemplar del acta para el clavero, una vez llenado y firmado por el jurado de votación, deberá tener una película adhesiva transparen­te que impida su vulneració­n; el escaneo y la publicació­n inmediata del acta de escrutinio en los propios centros de votación, y la entrega simultánea a los testigos de los partidos de la copia que fue escaneada mediante impresión en el sitio.

Pero recordemos que los personajes que perpetran el fraude se encuentran dentro de la organizaci­ón electoral y de la comisión escrutador­a, y es principalm­ente en el arca triclave donde se adulteran los documentos electorale­s. Las elecciones se tienen que ganar en las urnas y no en la Registradu­ría, amparados en la negligenci­a de los partidos.

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