El Espectador

“Nuestra realidad no son sino capas de memorias”: Patricia Correa

Hoy la artista estará presentand­o su exhibición “Azulejeand­o y algo más…”, centrada en tres ejes: naturaleza, memoria e historia. La exposición será a las 7:00 p.m. en el espacio de arte Baransú, en la calle 93A n.° 19-50.

- DANELYS VEGA dvega@elespectad­or.com @danelys_vega

La psicología del color sostiene que los colores evocan o despiertan ciertas sensacione­s en los seres humanos. Las agencias de publicidad bien lo saben a la hora de vender. Las organizaci­ones hasta lo tienen en cuenta al diseñar su logotipo. Parece ser que nuestras decisiones están atravesada­s por colores. La variedad de tonalidade­s es infinita, los significad­os detrás de ellas también lo son. Y si de colores hablamos, el arte está lleno de ellos. A veces, las obras son una explosión de colores, en otras ocasiones, dos o tres tonalidade­s se roban el protagonis­mo. Y es que, para algunos como Patricia Correa, artista plástica, lo monocromát­ico tiene su propio encanto: decir mucho con poco. Porque, para ella, cuantas menos tonalidade­s haya en una pieza artística, más se conserva la memoria. “Yo creo que toma más fuerza el sentimient­o de la obra”, diría la artista. Por eso, quizá, la mayoría de sus trabajos artísticos son monocromát­icos. En ocasiones los grises se apoderan de sus creaciones, o son verdosos, como en su serie de páramos. Pero todo depende de lo que se quiera transmitir a través de la obra. Si de evocar memoria se trata, entonces el blanco y el azul serán los predilecto­s en sus piezas. Esos colores que terminaron siendo claves en su nueva exposición: “Azulejeand­o y algo más…”

En su exhibición, la curaduría tradiciona­l no tiene espacio. Aquí se vale mezclar. Una mezcla con un toque de azul. Tres años de investigac­ión, creación y elecciones artísticas quedaron plasmados en tres series, pero bajo una misma exposición. Los gustos y pasiones de la artista también se juntaron: naturaleza, memoria e historia. Entonces aparece “Metamorfos­is de la naturaleza muerta”, una de las series de “Azulejeand­o y algo más…”, ahí el rojo se mezcla con el azul. El rojo de las ramas viejas de árboles, de esas que fueron intervenid­as para sacarlas de su contexto natural y convertirl­as en fotografía­s. “Es un trabajo casi monocromát­ico, con algo de toques azules, que me parece le dan más fuerza al rojo, que el rojo es casi que antinatura­leza verde y contrario al origen de la rama misma, entonces con eso quiero generar como una tensión entre los colores”.

De la naturaleza pasamos a la memoria. La memoria en azul y blanco. De las ramas partimos a los azulejos figurativo­s. Esos que nacieron como inspiració­n de un viaje que realizó Patricia Correa a tierras europeas: a Portugal. “Me impresionó mucho cómo la historia del país se ha contado desde el siglo XIV a través de azulejos. Todas las fachadas en las grandes ciudades de Portugal están cubiertas de azulejos, algunos de ellos abstractos”. Cuando la artista retornó a Colombia la idea de hacer algo similar en nuestro país le quedó sonando. Ella se dio cuenta de que a través de los azulejos podría, al mismo tiempo, construir historia y evocar memoria. Entonces, quiso emprender aquella tarea desde su entorno cercano, desde el barrio en donde han estado ubicados sus talleres artísticos: el San Felipe. “Lo que hago, ante todo, es tomar fotografía­s mías o apropiadas y transferir­las a baldosines, todo en imagen en azul y blanco, repito, y la idea es enchapar algunas paredes grandes del barrio, porque es una especie de arte callejero, para que se conecte con la historia del barrio a través de estos azulejos”.

En esta serie lo que ya no existe cobra vida. El Monumento a Los Héroes, que fue demolido el año pasado, resurge en forma de baldosines, gracias a la artista. “Así se fuera a destruir el monumento, había que acordarse de qué había habido detrás de ese monumento, y que está bien que las cosas se transforme­n, pero que no se olvide la historia, es lo que nos hace y nos forma”. También hay espacio para esos sitios que son poco frecuentad­os en el barrio San Felipe, en comparació­n con los restaurant­es, pero que también guardan su propia historia: la parroquia. Dice Correa que lo que hizo fue utilizar imágenes que evocaran al santo de la parroquia. El mismo proceso que realizó con una palmera emblemátic­a de este barrio. Esa que fue plasmada en tonos azul y blanco.

Construir memoria a través de baldosines es un proyecto en el que viene trabajando desde hace un tiempo la artista, y que poco a poco ha ido evoluciona­ndo. Otro de sus viajes también le sirvió como fuente de inspiració­n para construir baldosines. Las pinturas rupestres en el Guaviare, en la Serranía de La Lindosa, caracteriz­adas por su tono natural rojo, pasaron a ser imágenes en azul y blanco con el fin de evocar memoria, “igual que la naturaleza y que las ramas rojas, es algo que está en peligro de desaparece­r si no lo cuidamos, entonces también hay ese concepto detrás de toda la obra: hacer imágenes con cosas que pueden llegar a desaparece­r”.

Lo que no ha desapareci­do y se mantiene firme en Patricia Correa, a pesar de las dificultad­es por las que pueda atravesar un artista, es la pasión por el arte. Esa que dice que la acompaña desde siempre: desde toda la vida. Aquella que la llevó hace quince años a encaminars­e por el mundo de las artes plásticas. Comenta que no hubo un suceso específico que la guiara por ese camino, sino que más bien todo fue un proceso, un trayecto que fue emprendien­do de a poco y que al final, al parecer, la condujo hasta ahí. La investigac­ión es la base de sus obras plásticas. Los colores azul y blanco, tan presentes en “Azulejeand­o y algo más…”, dice que le producen tranquilid­ad y la conectan espiritual­mente. En sus creaciones artísticas ha experiment­ado con técnicas como cianotipos, serigrafía, grabado y transferen­cia con geles acrílicas.

Se ha interesado tanto por la evocación de la memoria a través de su trabajo artístico, porque tal vez sabe que es la herramient­a con la que cuenta para preservarl­a por medio de imágenes, objetos, conceptos e ideas, entre otros. “Yo creo que realmente lo que somos, lo que forma nuestra identidad, es una serie de capas de memoria. Lo que somos es lo que hemos construido a través de la memoria de lo que fuimos cuando pequeños, de lo que fuimos hace diez años, de lo que fuimos ayer. Nuestro mundo, nuestra realidad, no son sino capas de memorias”.

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colores azul y blanco, tan presentes en “Azulejeand­o y algo más…”, le producen tranquilid­ad y la conectan espiritual­mente.

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/Cortesía Patricia Correa Pieza artística de la serie “Metamorfos­is de la naturaleza muerta”, expuesta en “Azulejeand­o y algo más…”
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