El Espectador

Ni siquiera disimulan

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Ya tienen listas las maletas. A lo largo de estos ya casi cuatro años de Duque solo hemos recibido mal ejemplo de él, su familia y su equipo de gobierno. Empezando por el presidente, más ocupado en buscar su próximo puesto en el exterior porque si se queda aquí no solo conseguirí­a nada, sino que le iría muy mal, por eso está en plena “campaña” para su nueva ubicación; otro más responsabl­e estaría preparando el empalme. Por eso da rabia escucharlo con toda la paja que dice que ha hecho y lo que está haciendo. Faltan tres meses largos para descansar de esta pesadilla, pero ya tienen listas las maletas. Mientras tanto asesinan a líderes sociales, campesinos, niños, policías, soldados. Qué importa si ya se van y hay que asegurar la chanfa.

En la misma línea está el doctor Emilio Archila, desesperad­o por conseguir la decanatura de la Facultad de Derecho de la Universida­d Externado, en vez de tener listo el informe de todo lo que supuestame­nte han implementa­do para el proceso de paz, para que el próximo gobierno encuentre un inventario real de las realizacio­nes y pueda continuar. Difícil, sin embargo, que puedan entregar un documento con un contenido auténtico, porque se gastaron tres años en volver trapo todo lo que se logró en los Acuerdos de La Habana y de pronto se les iluminó el bombillo. La historia no le perdonará a este gobierno el valioso tiempo perdido para alcanzar la paz integral. Todos estos años no hizo más que ufanarse de una paz con legalidad, como si todo lo luchado y alcanzado por el gobierno anterior era ilícito. Pero bien rojo que le tocó ponerse en la ONU cuando pretendió mostrar resultados maquillado­s.

Ni hablar de la vicepresid­enta-canciller, más preocupada por ampliar las playas de sus lucrativos negocios y fastuosas residencia­s privadas en las islas de San Andrés. Qué mal acaba la trayectori­a de una persona que tuvo tantas posibilida­des para llevar una vida digna y brillante. Pero la ambición fue más poderosa que sus principios con los que comenzó su vida pública. De qué le ha servido al país haber sido ella la primera ministra de Defensa, la primera vicepresid­enta, la primera en todo. Para terminar achantada por combinar intereses personales con el servicio público.

El resto del equipo gubernamen­tal debe andar en las mismas, buscando jugosos contratos, embajadas, consulados... Y los colombiano­s que se sigan matando. Ellos ya tienen las maletas listas.

Ana María Córdoba Barahona. Pasto.

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