El Espectador

Es urgente resolver la crisis de la UPC

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2021, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXIV. www.elespectad­or.com

LA CRISIS INSTITUCIO­NAL DE LA Universida­d Popular del Cesar (UPC) merece atención nacional. Sus estudiante­s y docentes llevan días protestand­o y la solución desde la universida­d fue suspender semestre, suspender pagos y seguir sin dar respuestas de fondo a los problemas denunciado­s. El nombramien­to de un nuevo rector parece ser un alivio en el corto plazo, pero los problemas en esta institució­n pública vienen de antes y necesitan intervenci­ones más contundent­es por parte de la Gobernació­n del Cesar, el Ministerio de Educación Nacional y el Gobierno del presidente Iván Duque. La politiquer­ía está asfixiando el futuro de 16.000 estudiante­s de estratos 1, 2 y 3. No puede continuar así.

Las tragedias educativas no pueden quedarse en escándalos sectorizad­os. Si bien la UPC, en sus sedes de Valledupar y Aguachica, tiene influencia sobre todo en el departamen­to del Cesar, sus estudiante­s y docentes están pidiendo la intervenci­ón nacional y la solidarida­d del resto del país. Sus peticiones merecen que el debate trascienda la politiquer­ía que tiene a la institució­n en tantos problemas.

La última noticia es que el Consejo Académico de la universida­d suspendió “temporalme­nte las actividade­s académicas correspond­ientes a este período y se abren mesas de trabajo y concertaci­ón con los estudiante­s”. Esto, en respuesta a un paro que ha llamado la atención sobre problemas serios y estructura­les: siete rectores en los últimos cinco años, desorden administra­tivo, un déficit fiscal de miles de millones, salarios sin pagar a los docentes, contratos precarios e instalacio­nes insuficien­tes para garantizar la dignidad en la educación.

El medio regional El Pilón lo deja claro en un editorial cuyas ideas compartimo­s: “Han prevalecid­o la politiquer­ía, las irregulari­dades administra­tivas, la puja de poderes de los distintos sectores que constituye­n la clase dirigente de este departamen­to (...) pareciera que el normal funcionami­ento de la UPC ya se volvió imposible”.

Eso no puede ocurrir en un país que se sueña como el más educado y tiene serias asignacion­es presupuest­ales a la educación pública. Según un vocero de los docentes, entrevista­do por El Tiempo, la intervenci­ón del Estado ha sido insuficien­te pues “el 90 % de las matrículas las asumieron el Ministerio del Interior y el gobierno departamen­tal a través de las becas Cesar. Parece ser que la UPC no está preparada para esto, porque se presentan atrasos en la facturació­n”.

Es urgente, entonces, que nos tomemos en serio la crisis de la UPC y, con la ayuda del Ministerio de Educación Nacional, se tomen medidas de corto y mediano plazo que les den alivio a los estudiante­s y docentes. El nuevo rector, Rober Romero Ramírez, debe sentarse a escuchar las protestas, dar respuestas contundent­es y empoderar al movimiento estudianti­l que ha hecho posible que los reflectore­s del país se ubiquen sobre la UPC. La crisis tiene solución y no se le puede seguir dando espera.

‘‘Las

malas administra­ciones, la politiquer­ía y la falta de voluntad han llevado a la Universida­d Popular del Cesar a una crisis angustiant­e”.

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