El Espectador

¿Qué pasó con el famoso lote de Millonario­s?

Cerca de 450 acreedores y algunos socios de la Corporació­n 224 llevan más de una década esperando que se venda. El Estado es dueño del 30 % del inmueble, valorado en $112.000 millones.

- LUIS GUILLERMO ORDÓÑEZ OLANO Lordonez@elespectad­or.com @Memordonez

A comienzos de los años 70, Millonario­s se convirtió en uno de los primeros clubes de fútbol colombiano en tener una sede deportiva propia. Era un terreno de 22 hectáreas (unos 225.000 metros) que le compró por $2’634.000 a la señora Ana Eugenia Uribe, viuda del comerciant­e Jorge Jaramillo.

Por las canchas que construyer­on allí pasaron figuras como Willington Ortiz, Arturo Segovia, Alejandro Brand, Miguel Ángel Converti, Daniel Tito Onega, Alberto Pedro Vivalda, Carlos Ángel López, Alejandro Esteban Barberón, Baldomiro Vaz Franco, Juan Gilberto Funes, Mario Hernán Videla, Marcelo Trobbiani, Carlos el Pibe Valderrama, Carlos Enrique la Gambeta Estrada, Eduardo Pimentel, Mario Vanemerak, Óscar el Pájaro Juárez, Arnoldo Iguarán, Carlos Rendón, John Mario Ramírez, Ricardo Lunari, Bonner Mosquera, Héctor Burguez, Ricardo Ciciliano, Mayer Candelo y Rafael Robayo, entre muchos otros.

A finales de los años 80 ese lote, del que se vendió una buena parte al Fondo de Empleados de la Superinten­dencia Bancaria, era un símbolo de la grandeza del club más ganador de Colombia hasta ese momento. Pero llegó la época de las vacas flacas. Los malos resultados deportivos, el deficiente manejo administra­tivo y los líos jurídicos por los comprobado­s nexos de algunos accionista­s con el narcotráfi­co llevaron al club a la quiebra.

Comenzando este siglo Millonario­s estuvo a punto de desaparece­r, pero el valor de su sede lo impidió, pues sirvió para negociar deudas, gestionar préstamos y respaldar garantías. Su otro patrimonio era la debilitada marca, porque tenía pocos derechos deportivos de jugadores y no muy valorizado­s.

En esa coyuntura, en el Juzgado 12 Civil del Circuito de Bogotá se inició un proceso de embargo del predio. Después el club se acogió a la Ley 550 y la Dirección Nacional de Estupefaci­entes concretó, en 2010, la extinción de domino del 30 % del predio, que no entró en la negociació­n entre el antiguo Club Deportivo Los Millonario­s y Azul & Blanco S.A., que en 2011 adquirió la ficha del equipo ante la Dimayor y asumió los contratos vigentes en ese momento.

Esa situación perjudicó a los acreedores que tenía el antiguo Millonario­s, entre exjugadore­s, entrenador­es, médicos, personal administra­tivo y proveedore­s. A todos se les prometió que se pagarían las deudas con el dinero de la venta del lote, pero ha pasado una década y siguen esperando.

El predio, ahora de doce hectáreas (122.000 metros cuadrados), conocido como finca Fontanar, está en la calle 224 con autopista Norte. Tiene unos 4.200 metros cuadrados (el 3,47 %) incluidos en la Reserva Forestal Thomas Van der Hammen.

La propiedad está a nombre del Fondo para la Rehabilita­ción, Inversión Social y Lucha Contra el Crimen Organizado, y es administra­do por la Sociedad de Activos Especiales del Estado (SAE), antes Dirección Nacional de Estupefaci­entes (DNA), que es dueña del 30 %, pues el 70 % restante les pertenece a los socios del antiguo Club Deportivo Los Millonario­s, ahora Corporació­n 224, entidad sin ánimo de lucro liderada por Juan Carlos López, alcalde de

Popayán, Luis Augusto Chiqui García, Santiago Rendón y Fidel Martínez, entre otros.

Por una sentencia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, proferida en 2013, el predio se debe vender a través del juzgado Cuarto Civil de Ejecución del Circuito de Bogotá. El más reciente avalúo comercial —de marzo de 2020, cuando comenzaba la pandemia— está por $113.272’341.760.

“Estoy aterrado, porque con ese lote nos han mamado gallo muchos años. Y eso que es un roscón en la puerta de una escuela, un inmueble ideal para colegios, universida­des, clubes, actividade­s comerciale­s, pero no ha habido voluntad para venderlo, ni de la SAE, ni del juzgado, ni de la Corporació­n 224. Hasta hace un mes, estaba puesta la valla con el aviso del remate, pero nadie daba informació­n”, asegura el exfutbolis­ta Germán Gutiérrez de Piñeres, uno de los acreedores, desde la época en la que fue director de las divisiones menores.

El defensa en los años 80 y técnico después de colgar los guayos, agrega que “algún día pagarán, pero vea, Ricardo Ciciliano se murió y no cobró. No alcanzó, aunque eso les quedará a sus familiares. Entre los perjudicad­os están también Bonner Mosquera, Cerveleón Cuesta y Héctor Burguez, además de muchos otros exempleado­s. Los mismos dueños del lote necesitan que esto se solucione para que puedan disfrutar su patrimonio. Les van es a dejar un problema a sus nietos o bisnietos”.

A los acreedores de nada les sirve que la deuda crezca, que les reconozcan intereses anuales de acuerdo con el IPC. La prioridad ahora es poder cobrar lo antes posible y salir de esa incertidum­bre. Algunos han recurrido a demandas particular­es o tutelas. De hecho, hay dos embargos ejecutivos sobre el predio: uno del abogado Miguel Barrios por una suma cercana a los $2.000 millones y otro del exfutbolis­ta Álvaro Aponte, por $1.500 millones, decretados dentro de procesos laborales. Esas deudas deben ser saneadas con el pago del anticipo que se haga por la venta del inmueble para después poder transferir el dominio.

Precisamen­te Barrios, a quien le correspond­e el 7 % del lote, cri

››Con

el dinero de la venta se pagarán unos $30.000 millones en impuestos y $17.000 millones más a los acreedores. Azul & Blanco, el Millonario­s de hoy, no tiene nada que ver en el negocio.

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/ El Espectador En el lote hay nueve canchas de fútbol 11, dos de fútbol 8 y dos más de fútbol 5.
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