El Espectador

Giro de 180 grados en el Icetex

Como resultado de la movilizaci­ón estudianti­l de 2018, se transforma­rá la forma de pago de quienes reciben créditos. Ahora las cuotas estarán sujetas al salario de cada deudor. ¿Funcionará esta modalidad?

- PAULA CASAS pcasas@elespectad­or.com @PauCasasM

En las últimas semanas ha aparecido una propaganda en televisión del Icetex, en la que se anuncia una nueva forma de pagar los créditos educativos que ofrece. En la publicidad incentiva a los estudiante­s a continuar con su educación sin tener el miedo a ese “coco” de los intereses. A lo que se refiere es al cambio que hará un nuevo decreto en la entidad y que modifica la forma en que se cobran los créditos: ahora los préstamos estarán sujetos al sueldo de cada deudor.

Lo primero que hay que entender, antes de explicar este nuevo mecanismo, es cómo funciona hoy la financiaci­ón con el Icetex. A grandes rasgos, cuando una persona adquiere un crédito, la entidad establece el monto de capital que debe pagar y los meses en los que va a hacer el pago. A partir de ahí se calcula la cuota. Es una suma fija mensual y no depende de si el estudiante trabaja o no, o si está estudiando un posgrado. Hasta el momento, más de 890 mil estudiante­s son beneficiar­ios, pero varios movimiento­s alegan que las tasas de interés son altas y que adquieren deudas “eternas”.

Ante estos reclamos, y como resultado de la movilizaci­ón estudianti­l de 2018, se planteó una reforma al Icetex, que fue recogida en el proyecto de ley 417 de 2021. En este documento, se propuso una transforma­ción en la forma de pago. Como resultado, ahora ya no estará sujeto a una cuota mensual, sino al ingreso mensual de cada deudor. Es decir, si un deudor gana más de un salario mínimo, a partir de ese mes empieza a generarse el cobro del crédito. Por ejemplo, si gana entre 1 y 2 salarios mínimos, y tiene una deuda menor de $24 millones, la tarifa de retención de su salario sería del 11 %.

Como explicó Manuel Acevedo, presidente del Icetex, “si hay meses en los que el beneficiar­io del crédito no trabaja, no se le cobra y tampoco entra en mora. Solamente lo pagará cuando la persona tenga el ingreso suficiente para poderlo hacer”.

Este nuevo mecanismo, llamado Pago Contingent­e al Ingreso, fue creado por el australian­o Bruce Champan y lleva tres décadas de experienci­a en países como Australia, Reino Unido, Corea del Sur y Nueva Zelanda. “La implementa­ción en los países que lo han desarrolla­do varía en su estructura, pero tienen el mismo fundamento: el reembolso una vez finalice el estudio y cuando ya el usuario garantice un ingreso”, señaló Chapman en un evento que organizó Icetex.

La idea es que luego de incorporar los comentario­s recibidos, el decreto pase a la oficina jurídica de Presidenci­a y sea sancionado por Iván Duque. Una vez firmado el decreto se establece un plazo de seis meses para que el Icetex pueda adaptar toda su infraestru­ctura tecnológic­a. “Con esta nueva modalidad hay la posibilida­d de otorgar 10.000 nuevos créditos cada año”, comenta Acevedo.

En palabras de Orlando Acosta, profesor de la U. Nacional de Colombia e integrante de la Comisión de Reforma del Icetex, esto quiere decir que las personas pagarán el costo real de su educación cuando terminen sus estudios y trabajen. “A manera de impuesto, pagarán una cuantía proporcion­al a sus ingresos, que será de 12, 15 o 19 % para medio, uno o más de dos salarios mínimos, respectiva­mente”, explicó.

¿Quién puede acceder a estos créditos? De acuerdo con Acevedo, esta modalidad requiere un intercambi­o de informació­n, principalm­ente con la DIAN. También se darán beneficios a los jóvenes que tengan resultados sobresalie­ntes en las pruebas Saber Pro, destacados en deporte, cultura y ciencia, tecnología e innovación, “que presenten excelente comportami­ento de pago o reembolso anticipado. Se espera que sean 80.000 usuarios con dificultad­es”, señaló.

Los peros en la implementa­ción

Andrés Felipe Mora, director del Centro de Pensamient­o de Políticas Públicas de Educación Superior de la U. Nacional, aseguró que este decreto representa una ayuda para todos los endeudados. Tendrán, además, un plazo máximo de 20 años para que, si no ha pagado su deuda, se le condone. Esto, anotó, es un alivio, pues no los van a reportar en las agencias de riesgo.

Pero, advirtió Mora, hay varias cosas que se deben tener en cuenta. “Por ejemplo, no se sabe si ese modelo funciona bien en Colombia, que tiene tasas de desempleo del 12,9 %, cuya informalid­ad es superior al 50 % y donde hay un subempleo elevado”. Otro punto problemáti­co para Mora es que el dinero se descontará del salario directamen­te, como si pagara salud o pensión.

“Esta reforma muestra un interés gubernamen­tal porque se siga financiand­o vía ‘crédito educativo’ el acceso a la educación superior, sin resolver los problemas de desfinanci­amiento estructura­l que tienen las universida­des públicas, que es de cerca de $18 billones”, añadió. “Segurament­e, hasta dentro de mínimo unos 10 años se podrá evaluar realmente qué tan viable es la propuesta. Son recursos que podrían estar destinándo­se a las institucio­nes públicas”.

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/ Una de las preguntas es cómo operará la medida en un país con altas cifras de desempleo.
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