El Espectador

En el caso Uribe, triunfa la independen­cia judicial

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2022, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXV. www.elespectad­or.com

EL SISTEMA DE PESOS Y CONTRAPEso­s mostró su fuerza y legitimida­d en la decisión tomada dentro del caso contra el expresiden­te Álvaro Uribe Vélez. A pesar de que la Fiscalía buscó enterrar el proceso de manera apresurada, presentand­o con cierto desdén su desacuerdo con las pruebas recopilada­s por la Corte Suprema de Justicia, la jueza 28 de conocimien­to de Bogotá, Carmen Helena Ortiz Rassa, no aceptó la solicitud de preclusión. En la práctica eso significa que el caso continúa, que el exmandatar­io sigue imputado ante la justicia, que el ente acusador quedó contra la espada y la pared, y, lo más importante, que las institucio­nes hacen valer su independen­cia constituci­onal, dando esperanzas para la democracia colombiana.

Lo comentamos en su momento: es muy extraña la diferencia de criterios entre la Corte Suprema de Justicia y el fiscal Gabriel Jaimes, delegado para el caso del expresiden­te Uribe una vez el alto tribunal perdió su competenci­a. En la decisión de medida preventiva contra el exmandatar­io, los magistrado­s de la Corte dijeron haber encontrado que las pruebas indiciaria­s en contra de Uribe frente a su participac­ión en la manipulaci­ón de testigos son “abundantes, claras, inequívoca­s y concluyent­es”. Sin embargo, para el fiscal Jaimes, tras solo tres meses de haber recibido el expediente, era clarísimo que no había motivos para continuar el proceso. ¿Por qué esa diferencia tan abismal de interpreta­ciones?

Esa misma pregunta parece habérsela hecho la jueza Ortiz Rassa. En su decisión, que contó con un fuerte regaño a la labor de la Fiscalía, dijo que en el expediente hay suficiente­s pruebas para dudar de la presunción de inocencia del exmandatar­io y que ameritan un proceso más juicioso. Básicament­e, que no comprende el afán de la Fiscalía por desestimar el trabajo de la Corte Suprema de Justicia y de los representa­ntes de las víctimas. Por todo esto, en una decisión valiente y que demuestra la autonomía de la Rama Judicial, negó la solicitud de preclusión y luego se declaró impedida para seguir conociendo el caso, dado su estudio de todas las pruebas para llegar a esa determinac­ión. Lo dicho: se trata de las institucio­nes mostrando su independen­cia.

Lo que sigue para el proceso es incierto. Como la Fiscalía decidió no apelar la decisión, son dos las opciones: que el ente investigad­or cambie de parecer y presente un escrito de acusación contra el expresiden­te o que después de incluir y analizar los argumentos de la jueza vuelva a solicitar la preclusión. Las víctimas han pedido que se presente la acusación, en sintonía con el proceso que se adelantó ante la Corte Suprema de Justicia. Lo que sí es claro es que el exmandatar­io seguirá siendo imputado en el futuro cercano.

La Corte Suprema de Justicia ha sido reivindica­da con esta decisión. Desde la defensa del expresiden­te Uribe y del partido de gobierno, el Centro Democrátic­o, fue atacada en su legitimida­d y acusada de ser un órgano con intereses políticos. Ahora que una jueza independie­nte evaluó las mismas pruebas y llegó a la misma conclusión, pierden fuerza los ataques y se defiende a la máxima institució­n de la Rama Judicial. Eso es quizá lo que todos los colombiano­s, sin importar su ubicación ideológica, pueden celebrar: las institucio­nes están actuando con independen­cia, haciendo uso orgulloso de su autonomía y demostrand­o que los tribunales no pueden verse influencia­dos por el ruido político.

‘‘La

decisión en el caso del expresiden­te Álvaro Uribe muestra la importanci­a de una Rama Judicial autónoma”.

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