El Espectador

Los Mártires, una guerra por el microtráfi­co y el crimen organizado

- MIGUEL CASTELLANO­S lcastellan­os@elespectad­or.com @Loqueolvid­o

El hallazgo en las calles, el último mes, de seis cadáveres envueltos en bolsas, dicen, tendría relación con el arribo de una nueva organizaci­ón criminal a la zona, la cual pretende apoderarse del microtráfi­co. Tras seis años de haber sido desmantela­do el Bronx, vuelven a sonar los llamados “Ganchos”, estructura­s que dominaban el narcomenud­eo y toda actividad ilegal en el centro de Bogotá.

Los seis cadáveres envueltos en bolsas, que el último mes encontraro­n cerca del centro de Bogotá, serían un mensaje para quien fue su jefe. Son códigos encriptado­s que, en las dinámicas de la calle y el hampa, se leen como una advertenci­a: “Se quieren quedar con el negocio y están acabando con la gente”. Los crímenes no los quisieron ocultar. Por el contrario, la intención fue dejarlos expuestos a la ciudadanía y, sobre todo, a los ojos de la delincuenc­ia, para dejar claro que hay una nueva banda que llegó a apropiarse de las líneas del microtráfi­co.

Los cuerpos los encontraro­n entre el 27 de marzo y el 26 de abril en los barrios Voto Nacional, Plaza España, El Listón, San Antonio y Las Américas. La particular­idad: tenían múltiples heridas de arma blanca y señales de tortura. Además, estaban amordazado­s y envueltos en plástico, casi de la misma forma. Pese a que en los sitios donde los hallaron hay dos sectores que forman parte de otras localidade­s, esas muertes habrían sido ejecutadas por una organizaci­ón ilegal, en el terreno que hoy intenta dominar: Los Mártires.

Se trata del corazón de la capital, que ha sido marcado históricam­ente por la delincuenc­ia común, el tráfico de estupefaci­entes y manejado por algunos de los capos más buscados, quienes, a pesar de haber quedado en poder de las autoridade­s, sus nombres siguen haciendo eco en las calles. Hoy esa guerra entre bandas ha cobrado varias vidas, todas ellas, de acuerdo con una fuente cercana al negocio ilícito, encargadas de vender droga a la orden del mítico “Gancho Mosco”.

Sumado a la facilidad con la que operan los delincuent­es, vendiendo droga y segando vidas, parece estar la parsimonia de las autoridade­s para atacar este negocio, que está a su vista y se ejecuta a plena luz del día. A solo ocho predios del Comando de la Policía de Bogotá, sobre la avenida Caracas, está uno de estos puntos de narcomenud­eo, que estaría en disputa, el cual opera las 24 horas, los siete días de la semana. Además, en ese mismo sector fue donde ejecutaron uno de los crímenes que puso en la agenda pública el nombre de esa localidad.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad, el homicidio en este punto de la ciudad es uno de los indicadore­s delictivos más altos. Para 2019 se registraro­n 66 crímenes, en 2020 fueron 52 (cifra que disminuyó por el confinamie­nto tras la pandemia), mientras que para el año pasado el número de casos fue de 71. En lo corrido de este año van 12. Si bien estas cifras no obedecen a la guerra entre bandas, sí dejan a la vista que existe una tendencia violenta en la localidad, que permite que las redes delictivas operen con facilidad y amplíen sus negocios.

La misma entidad del Distrito también dio a conocer que, entre enero y marzo de este año, al número único de seguridad y emergencia­s se han reportado 423 casos de consumo de narcóticos en el sector, siendo el barrio Voto Nacional desde donde más se reciben llamadas. Para el año pasado, en el mismo período, se dieron 553 reportes, siendo esa vez los barrios La Sabana y Santa Isabel los puntos críticos, hecho que demostrarí­a que la criminalid­ad ha migrado en la misma localidad.

Una guerra que nunca acabó

Después de desmantela­r en 2016 la denominada calle del Bronx o también conocida como La L, los llamados “Ganchos” u organizaci­ones dedicadas al tráfico de droga se diseminaro­n. Sin embargo, nunca dejaron de transitar el núcleo de Bogotá. Con su centro de operacione­s extinto y con la caída de César González Díaz, alias Homero, y de su medio hermano Óscar Alcántara González, alias Mosco (de quienes dicen manejaban el 50 % del negocio ilícito en el Bronx), así como de Rigoberto Arias Castrillón, alias Rigo, líder del “Gancho Manguera”, sus líneas de distribuci­ón se creyeron sepultadas.

De alias Mosco, se sabe que fue detenido en Ecuador en 2013, y pese a que su nombre es popular en el mundo del microtráfi­co, no existe una condena en su contra por ese delito, sino por un homicidio que ocurrió en 1997, cuando asesinó a un excapo de la calle del Cartucho. En 2017 le otorgaron la libertad condiciona­l.

Finalizado­s los aplausos para esa operación, que “acabó” con ese centro de acopio de estupefaci­entes, armas y hasta prostituci­ón infantil, una de estas redes, el “Gancho Mosco” se reorganizó y, señalan, siguió operando, esta vez con mayor capacidad. Se habla de cerca de 30 puntos de distribuci­ón y venta de drogas en Los Mártires, también llamados “taquillas”. Además, todo parece indicar que sus tentáculos se extendiero­n hasta la localidad de Antonio Nariño, especialme­nte en el barrio El Restrepo, a donde también llegaría su droga.

Un hombre cercano a las filas de los tantos empleados de “Gancho Mosco” y quien habló con El Espectador, aseguró que la estabilida­d de este emporio criminal se está viendo afectada en el último mes, precisamen­te por esas seis muertes que se han presentado. “Esos muertos eran taquillero­s (vendedores) de ‘Gancho Mosco’. Los mató otra banda, no se sabe quiénes son, pero se quieren meter y quedarse con las líneas (de distribuci­ón)”, informó la fuente.

Pese a que no existen pruebas oficiales de que las víctimas eran parte de dicha organizaci­ón, sí se sabe que la primera de esta seguidilla de crímenes, un hombre de entre 40 y 45 años, y quien fue hallado sin vida el pasado domingo 27 de marzo en la calle 1ª con carrera 14B (barrio San Antonio, localidad Antonio Nariño) tenía antecedent­es que lo vinculaban con el delito de porte de estupefaci­entes. Por lo menos, así lo dieron a conocer las autoridade­s.

Otro aspecto que confirmarí­a que las víctimas forman parte de las redes de microtráfi­co es que, de acuerdo con informació­n de estos “taquillero­s”, los homicidios se han presentado en puntos cercanos a donde están las líneas de expendio de drogas, o incluso en el mismo sitio. Por lo menos así sucedió en el segundo caso, ocurrido el viernes 1° de abril, en la calle 12 con carrera 16 (barrio Vo

‘‘Este tipo de situacione­s lo que buscan es enviar mensajes a otros integrante­s de la banda o a otra banda para poder generar miedo y pánico”. Andrés Nieto, experto en seguridad.

to Nacional, localidad Los Mártires). Allí, en el mismo corredor en donde opera otro de los puntos de venta de estupefaci­entes, encontraro­n un cuerpo.

El tercer caso, en donde fueron asesinados dos hombres, se dio el 10 de abril en Plaza España, carrera 18 con calle 10 (misma localidad), en el sitio que es identifica­do como la taquilla “Licores”. “Allá (en Plaza España) solo hay dos ‘taquillas’ (vendedores) y preciso mataron a dos manes”, agrega la fuente.

Cuatro días más tarde, el 14 de abril, un cuerpo, también con heridas de arma blanca y señales de tortura, apareció en unas bolsas en la avenida NQS con calle 26 (límite entre la localidad de Teusaquill­o y Los Mártires), pese a que hasta allá no llegarían los tentáculos de “Gancho Mosco”, sería parte del supuesto mensaje que le quieren enviar sus contrarios.

El pasado martes 26 de abril fue hallado un último cuerpo, esta vez en la calle 13 con carrera 17 (barrio El Listón, localidad Los Mártires), sitio en donde opera una “taquilla” conocida como “Siete Mares”. Revisando el mapa de la localidad, queda en evidencia que los cuerpos fueron encontrado­s en barrios relativame­nte cercanos al Voto Nacional, sitio que sería apenas uno de los centros de acopio de la droga.

Según el relato del hombre que está vinculado a este negocio criminal, estas líneas están ubicadas de manera estratégic­a, ya que es por donde circulan sus principale­s compradore­s: los habitantes de calle. Además, es donde tradiciona­lmente han “trabajado”, razón por la cual conocen la zona y se mueven con facilidad. Precisamen­te sería por eso, por lo próspero que es el negocio y lo céntricas que son sus líneas de comerciali­zación, que otra organizaci­ón quiere disputarse el terreno.

“No se sabe dónde los matan, pero casa de pique no hay, eso no existe en Bogotá. Los matan en cualquier lado, pero lo que sí hacen es tirarlos en esos puntos, porque además de ser las líneas de distribuci­ón y ser vendedores de allí, les mandan mensajes a los capos”, agregó la fuente. Esa misma versión la dio la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien a principio de esta semana reiteró que lo que ha ocurrido en la ciudad “es un ajusticiam­iento entre organizaci­ones criminales de narcotráfi­co”.

El avión y la caja

Son varias dudas las que saltan a la vista: ¿de dónde proviene la droga que se comerciali­za allí?, y, ¿cómo han sido identifica­das las supuestas “taquillas”? Pues bien, según la informació­n obtenida por este diario, que fue corroborad­a en los puntos que se distribuye la droga, todo es parte de un milimétric­o accionar de la organizaci­ón, el cual ocurre a la vista de la ciudadanía y de la Policía, y a cualquier hora del día.

“A esa casa llega el avión. Es una cantidad grande de marihuana, perico, bazuco, ese es el avión. La persona que llega con la droga a la casa, se le dice así. Abastece la caja todos los días y viene a pie. La caja es una pieza que le arriendan a alguien para que tenga como una bodega con droga. Ahí, en la caja, se surte a las personas que van a comprar para luego revender”, contó la fuente.

“A esa casa también llegan los manes de seguridad de ‘Gancho Mosco’. Son como 10 personas, que llegan a reunirse para dividirse las ‘taquillas’. Van para que estén pendiente de que no haya anomalías. Ellos no venden, pero sí prestan seguridad. Nombran varios sitios: ‘Siete Mares’ (donde ocurrió el crimen del pasado martes), ‘Licores’ (donde fueron hallados los dos cuerpos), ‘Santa Fe’, ‘La Favorita’, ‘El Caño’ (carrera 30 con calle 6) y uno que llaman ‘Torcoroma’. Ese no sé dónde es”, agrega.

Con la droga en la “caja” llegan los “taquillero­s”, quienes son en su mayoría habitantes de calle, para abastecer sus bolsillos y salir a los puntos mencionado­s a vender la droga. Pese a que la “caja” de la que habla la fuente está en el corredor de la calle 8, entre avenida Caracas y carrera 15 (barrio Voto Nacional), esta no sería la que surte a todos los comerciant­es de alucinógen­os.

Aparenteme­nte, en cercanías a cada una de esas líneas de microtráfi­co hay “cajas” (habitacion­es arrendadas en paga diarios), que funcionan como centro de acopio, para que la droga circule sin peligro de ser identifica­da por las autoridade­s. Lo que sí tienen en común todas estas “cajas” y “taquillas” es que comerciali­zan droga empacada en plástico de un mismo color.

La capacidad de la organizaci­ón es tanta, que tienen su propia identidad, y es el color verde. De esta forma controlan el negocio, pues cada consumidor hace las veces de “informante” de “Gancho Mosco”, quienes se encargan de vigilar que la droga que circula en la localidad de Los Mártires esté empacada en plástico verde.

Pese a que parecía una historia de ficción muy bien pensada, este medio confirmó lo dicho por la fuente cuando esta misma compró una dosis a escasos ocho predios del Comando de la Policía de Bogotá, por un costo de $3.000, la cual venía empacada en dicho plástico. “Cuando tienen otro color se les pregunta y hasta los pueden matar. Con los muertos que hay, se cree que es una banda que se quiere meter y está vendiendo, pero hasta ahora no se han encontrado papeletas de otro color”, concluye el hombre.

Pese a que las acciones de tráfico de estupefaci­entes en el centro de Bogotá, según los mismos “taquillero­s”, se le atribuyen a “Gancho Mosco”, actualment­e no hay confirmaci­ón de su participac­ión en estas redes delictivas, por lo que no se descarta que hombres que hayan sido parte de su banda en el pasado se hayan apropiado del negocio y sigan operando bajo su nombre.

Lo que resulta extraño es: ¿por qué las autoridade­s, pese a estar tan cerca de las organizaci­ones, no han podido desmantela­rlas? De hecho, pareciera que ni siquiera las hubieran identifica­do, pues siguen operando ante sus ojos, y ahora a mayor escala, porque, como quedó demostrado en el último mes, hay vidas de por medio en la cruda guerra que hoy se libra en el centro de la ciudad por dominar el microtráfi­co.

‘‘En

Bogotá no existe casa de pique, a esas personas las han matado en la misma calle y luego los envuelven en bolsas de basura”.

Fuente consultada.

 ?? ??
 ?? / Miguel Castellano­s ?? Estas papeletas de color verde son las que comerciali­zan bajo el nombre de “Gancho Mosco”.
/ Miguel Castellano­s Estas papeletas de color verde son las que comerciali­zan bajo el nombre de “Gancho Mosco”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia