El Espectador

“Desdemocra­tizando” lo “democratiz­ado”

- MAURICIO BOTERO CAICEDO

EN REALIDAD EL TÍTULO DE ESTA COlumna debería ser “Desexpropi­ando lo expropiado”, pero como vivimos en la época del lenguaje políticame­nte correcto, los petristas no hablan de expropiar, sino de “democratiz­ar”. Entrando en materia, la noticia es que Nicolás Maduro —discreta y taimadamen­te— empieza a devolver los bienes “democratiz­ados” por Hugo Chávez. “¡Exprópiese!” era la palabra preferida del dictador venezolano. La palabra, jocosa, más venenosa, resumía como lo señalaban los medios en su día, “una política de Estado que comenzó tímidament­e en 2002 y se mantuvo hasta su muerte, el 5 de marzo de 2013”. Chávez tuvo dos etapas expropiado­ras (democratiz­adoras): la primera fue la agrícola, cuando pensó que iba a hacer una revolución agraria y expropió más de cinco millones de hectáreas, hatos, haciendas y complejos agroindust­riales. La segunda fue con la expropiaci­ón de las grandes empresas industrial­es y de servicios como fueron CANTV (teléfonos), Electricid­ad de Caracas, todas las cementeras, Sidor (uno de los complejos siderúrgic­os más grandes de América Latina) y Banco de Venezuela. Precisamen­te los gravísimos problemas que enfrenta hoy Venezuela en el suministro confiable de electricid­ad se deben a las expropiaci­ones que hizo Chávez en su día.

En reciente artículo en Las2Orilla­s, la excelente periodista Elisa Pastrana explica lo que está pasando hoy en Caracas: “Los peatones del abarrotado centro de Caracas que día a día pasan por la avenida Vollmer no podían creer que el rumor fuera cierto. Después de catorce años, el enorme centro comercial Sambil La Candelaria regresaba a sus dueños, la familia del constructo­r del venezolano Alfredo Cohen. Esta vez la decisión la tomó Nicolás Maduro. El centro comercial de los Cohen no parece ser el único inmueble que Maduro ha devuelto y devolverá. En la lista hay muchos más, desde fincas hasta hoteles, expropiado­s por Hugo Chávez entre 2006 y 2010, hechos que anunciaba en su programa Aló, presidente, y que continuaro­n hasta después de fallecido el comandante en 2013, a tal punto que Transparen­cia Venezuela contabiliz­aba 505 empresas en poder del Estado en 2017. Nicolás Maduro parece decidido a revertir ese proceso dentro de lo que parece una nueva estrategia”.

¿Será que Maduro se ha convertido en un neoliberal adicto al capitalism­o salvaje? Lejos de eso, pero creo que tanto Maduro como su equipo, además de ser mucho más pragmático­s y realistas, entienden la magnitud del fracaso de las “democratiz­aciones” de Chávez. Las estadístic­as del Observator­io de Gasto Público de Cedice son alucinante­s: “En 21 años de revolución, más de 5.000 empresas fueron expropiada­s, nacionaliz­adas o intervenid­as por el gobierno; de ellas solo sobreviven 3.000, y la mayoría a muy duras penas. No se conoce un solo éxito económico entre todas”. En otras palabras, la mortalidad empresaria­l es del 40 % mientras que buena parte del 60 % restante se encuentra en cuidados intensivos. No hay una sola empresa o finca “democratiz­ada” que goce de buena salud. Para el diputado José Guerra, “sin duda, Venezuela es hoy un cementerio de empresas, incluyendo las expropiada­s (democratiz­adas) en el sector petrolero”. Es importante que los colombiano­s entiendan lo que pasa con los gobiernos “democratiz­adores”.

Apostilla: la adhesión del Partido Liberal a Fico Gutiérrez era el único camino. Un partido que en su historia lo que ha defendido es la libertad y la economía de libre mercado, difícilmen­te se puede alinear con un candidato que defiende exactament­e lo contrario.

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