El Espectador

Y volvimos

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DURANTE MÁS DE TRES DÉCADAS, la Feria Internacio­nal del Libro de Bogotá (Filbo) se ha convertido en una especie de termómetro cultural que va de la mano del progreso de la capital y del país entero. A medida que la ciudad superaba sus años de violencia y desfinanci­amiento, y Colombia obtenía más reconocimi­ento a nivel internacio­nal gracias a sus escritores y escritoras, la Filbo se consolidó como un espacio referente en toda América Latina. Por eso su regreso, después de dos años de virtualida­d por culpa de la pandemia, era esperado: ¿sería posible un reencuentr­o en la nueva normalidad?

La respuesta es afirmativa y conmovedor­a. De 669 eventos virtuales realizados en 2021, este año tuvimos más de 1.600 eventos presencial­es. Más importante aún, las personas fueron por montones a los espacios de la feria. Además de los cerca de 12.000 estudiante­s distritale­s que fueron llevados gracias a la cooperació­n con la Secretaría de Educación, las filas para entrar a los eventos principale­s le daban la vuelta a Corferias. Ni siquiera la lluvia fue suficiente para alejar a las personas. Fue acertado el eslogan de la feria de este año: “Vuelve para que vuelvas”, y en efecto volvimos.

El regreso de los eventos públicos masivos que caracteriz­an a Bogotá es una esperanzad­ora señal de la reactivaci­ón. Hace poco el Festival Estéreo Picnic hizo para la música lo que después haría el Festival Iberoameri­cano de Teatro para las artes escénicas y ahora la Filbo hizo para la literatura y el periodismo. Tal vez más importante aún, Bogotá se hizo sentir como un referente en el mercado editorial global, un paso obligado y gustoso para las mentes y las ideas que están a la vanguardia del debate público.

En el estand de El Espectador, por ejemplo, tuvimos desde grabacione­s en vivo de pódcast con escritoras, hasta un debate presidenci­al que dio de qué hablar, paradójica­mente, en temas de legislació­n sobre los libros. Y es que la Filbo, más allá de ser un espacio puntual, sirve para el libre flujo de ideas, para los debates razonados, para reencontra­rse con la lectura, con los mundos interiores. Cuánto de eso necesitamo­s en un año electoral, cuando la polarizaci­ón ha sido protagonis­ta.

Merece mención especial que la República de Corea haya sido el país invitado bajo el concepto de “convivenci­a”. Los lazos con el país asiático vienen desde la Guerra de Corea y su ejemplo de resilienci­a y dignidad es un mensaje necesario para Colombia. Qué bueno es reconocer la importanci­a de los aliados históricos y la necesidad de que sus autores sean leídos en nuestro país. Las palabras de S. E. Choo Jong-Youn, su embajador, fueron precisas: “Que el tema central sea la convivenci­a es muy adecuado dadas las circunstan­cias actuales, en las que todo el mundo está sufriendo por la nueva calamidad. Ahora el mundo está entrelazad­o estrechame­nte por interdepen­dencia. Por lo tanto, los conceptos como egoísmo estatal o nacionalis­mo extremo no pueden sobrevivir más. Tenemos que buscar un modo de vivir juntos”.

Qué bueno seguir buscando esa manera de vivir juntos a través de los libros. Qué bueno que volvimos a la Filbo.

‘‘El

éxito de la Feria Internacio­nal del Libro de Bogotá es una gran noticia para la reactivaci­ón después de la pandemia”.

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