Putin perdió
SE HAN CUMPLIDO DOS MESES DESDE que Rusia invadió a Ucrania y todo indica que la guerra no terminará pronto. Si bien es demasiado temprano para saber el enlace final, es claro que Putin fracasó en su objetivo original.
Desde el inicio de la invasión, las tropas rusas avanzaron con el fin de tomarse los centros de poder, confiadas en que su superioridad numérica y armamentística sería suficiente para aplastar al ejército ucraniano, forzar su rendición y propiciar el colapso del gobierno de Zelenski. Pero la toma a Kiev fracasó. Tampoco han logrado avanzar sobre Járkov. Quizás el “premio mayor” ha sido Mariúpol, la ciudad portuaria en ruinas y a punto de caer, lo cual le permitiría a Rusia consolidar un corredor en el este conectándola con Crimea.
Pero el propósito original de una rápida y contundente ocupación de Ucrania no lo logró Putin. Zelenski no solo no huyó, sino que se ha consolidado como indiscutible líder nacional y estrella internacional. Tanto el ejército como el pueblo de Ucrania han descrestado al mundo con su tenacidad para resistir frente al poderoso invasor. El costo humano ha sido inmenso: 5,4 millones de personas han huido de su país y 7 millones son desplazados internos. La guerra parece prolongarse y podría expandirse a otras partes, como a Transnistria, la república autoproclamada en la frontera con Moldavia.
Lo que sí ha logrado Putin es fortalecer a la OTAN y llevar a Suecia y Finlandia a pedir la entrada. En Estados Unidos, hizo el milagro de unir a republicanos y demócratas en el Congreso, algo que hace rato no sucede, para aprobar US$14.000 millones de ayuda a Ucrania.
Para algunos despistados en Colombia, el actual conflicto se lee con los lentes de ayer. Pero como bien lo señala Víctor de Currea-Lugo, escribiendo desde Ucrania, Rusia no es la Unión Soviética. Si bien Putin viene de la KGB, en la Rusia de hoy reina el capitalismo de la peor estirpe, oligárquico y mafioso, mientras la invasión es una pura acción de imperialismo.
Pase lo que pase, el lugar de Putin en el escenario global ha quedado afectado. Aun luego de Crimea, pese a las quejas y sanciones, él había logrado seguir siendo un líder de talla mundial. Pero la invasión a Ucrania lo ha convertido en un paria para buena parte del mundo, particularmente en Occidente. De todas maneras, sigue contando con poderosos aliados como China e India. También ha logrado mantener el apoyo de la mayoría de los rusos y ha aplastado a la fuerza todo brote de protesta.
Es posible que Rusia retome la ofensiva, amplíe los territorios bajo su control en el Dombás y no abandone su objetivo de buscar la ocupación de todo el territorio ucraniano. Pero sin duda sería a un gran precio. En estos días escuché a un corresponsal de guerra citando a un poeta de la Roma antigua: “Arrasaron el lugar, convirtiéndolo en desierto, y lo llamaron paz”. De ganar los rusos algún día por la vía militar, sería para ocupar un país destrozado.
La capitulación rápida de Ucrania y la borrada de sus fronteras que Putin soñó y planeó originalmente ya no fue. Lo que viene es una guerra prolongada, con altísimos costos. La economía global, apenas intentando recuperarse de la pandemia, se está viendo afectada y las consecuencias las estamos pagando todos y todas. El sistema internacional sufrió un duro golpe al ver pisoteados los principios básicos de la ONU y el derecho internacional.
Pero la gran perdedora seguirá siendo la población civil ucraniana. La diáspora los ha dispersado, muchos han perdido sus casas y pertenencias, sus ciudades han sido impactadas, cercanos y amigos han sido asesinados y ultrajados. Eso jamás podrán olvidarlo y sanarán difícilmente. El retorno será devastador. * Profesor de la Universidad Nacional de Colombia y director de Planeta Paz.