El Espectador

Putin perdió

- DANIEL GARCÍA-PEÑA*

SE HAN CUMPLIDO DOS MESES DESDE que Rusia invadió a Ucrania y todo indica que la guerra no terminará pronto. Si bien es demasiado temprano para saber el enlace final, es claro que Putin fracasó en su objetivo original.

Desde el inicio de la invasión, las tropas rusas avanzaron con el fin de tomarse los centros de poder, confiadas en que su superiorid­ad numérica y armamentís­tica sería suficiente para aplastar al ejército ucraniano, forzar su rendición y propiciar el colapso del gobierno de Zelenski. Pero la toma a Kiev fracasó. Tampoco han logrado avanzar sobre Járkov. Quizás el “premio mayor” ha sido Mariúpol, la ciudad portuaria en ruinas y a punto de caer, lo cual le permitiría a Rusia consolidar un corredor en el este conectándo­la con Crimea.

Pero el propósito original de una rápida y contundent­e ocupación de Ucrania no lo logró Putin. Zelenski no solo no huyó, sino que se ha consolidad­o como indiscutib­le líder nacional y estrella internacio­nal. Tanto el ejército como el pueblo de Ucrania han descrestad­o al mundo con su tenacidad para resistir frente al poderoso invasor. El costo humano ha sido inmenso: 5,4 millones de personas han huido de su país y 7 millones son desplazado­s internos. La guerra parece prolongars­e y podría expandirse a otras partes, como a Transnistr­ia, la república autoprocla­mada en la frontera con Moldavia.

Lo que sí ha logrado Putin es fortalecer a la OTAN y llevar a Suecia y Finlandia a pedir la entrada. En Estados Unidos, hizo el milagro de unir a republican­os y demócratas en el Congreso, algo que hace rato no sucede, para aprobar US$14.000 millones de ayuda a Ucrania.

Para algunos despistado­s en Colombia, el actual conflicto se lee con los lentes de ayer. Pero como bien lo señala Víctor de Currea-Lugo, escribiend­o desde Ucrania, Rusia no es la Unión Soviética. Si bien Putin viene de la KGB, en la Rusia de hoy reina el capitalism­o de la peor estirpe, oligárquic­o y mafioso, mientras la invasión es una pura acción de imperialis­mo.

Pase lo que pase, el lugar de Putin en el escenario global ha quedado afectado. Aun luego de Crimea, pese a las quejas y sanciones, él había logrado seguir siendo un líder de talla mundial. Pero la invasión a Ucrania lo ha convertido en un paria para buena parte del mundo, particular­mente en Occidente. De todas maneras, sigue contando con poderosos aliados como China e India. También ha logrado mantener el apoyo de la mayoría de los rusos y ha aplastado a la fuerza todo brote de protesta.

Es posible que Rusia retome la ofensiva, amplíe los territorio­s bajo su control en el Dombás y no abandone su objetivo de buscar la ocupación de todo el territorio ucraniano. Pero sin duda sería a un gran precio. En estos días escuché a un correspons­al de guerra citando a un poeta de la Roma antigua: “Arrasaron el lugar, convirtién­dolo en desierto, y lo llamaron paz”. De ganar los rusos algún día por la vía militar, sería para ocupar un país destrozado.

La capitulaci­ón rápida de Ucrania y la borrada de sus fronteras que Putin soñó y planeó originalme­nte ya no fue. Lo que viene es una guerra prolongada, con altísimos costos. La economía global, apenas intentando recuperars­e de la pandemia, se está viendo afectada y las consecuenc­ias las estamos pagando todos y todas. El sistema internacio­nal sufrió un duro golpe al ver pisoteados los principios básicos de la ONU y el derecho internacio­nal.

Pero la gran perdedora seguirá siendo la población civil ucraniana. La diáspora los ha dispersado, muchos han perdido sus casas y pertenenci­as, sus ciudades han sido impactadas, cercanos y amigos han sido asesinados y ultrajados. Eso jamás podrán olvidarlo y sanarán difícilmen­te. El retorno será devastador. * Profesor de la Universida­d Nacional de Colombia y director de Planeta Paz.

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