Quintero anuncia que, por ahora, no piensa regresar a Colombia
Alegando un inminente riesgo en contra de su vida y la de su familia, este planea radicarse en Centroamérica, a la espera de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA dicte medidas cautelares a su favor.
En medio de una maratónica visita a Washington, que lo ha llevado a reunirse con delegados de organismos multilaterales, sectores demócratas, líderes de opinión y representantes de connotadas ONG de derechos humanos, el suspendido alcalde de Medellín, Daniel Quintero, pregona que la democracia colombiana está herida de muerte e insta al comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro, al presidente Duque y a los candidatos a aclarar con antelación que acatarán el resultado de las elecciones del domingo.
En compañía de su esposa Diana Osorio, de un congresista electo por el Pacto Histórico y de antiguos colaboradores suyos, Quintero conversó con El Espectador en la sede de Diálogo Interamericano en Washington, donde minutos antes sostuvo un encuentro con el representante Santiago Cantón. Previo a las citas de este martes, había pedido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA medidas cautelares en contra de la suspensión a su cargo por parte de la procuradora Margarita Cabello. Quintero también atendió entrevista con CNN, se reunió con un congresista demócrata y expuso su caso en videoconferencia ante líderes latinoamericanos.
Por cierto, en su caso ante la CIDH, lo asesoran los abogados Carlos Rodríguez y Rafael Barrios, los mismos que atendieron ante el organismo la suspensión de Gustavo Petro como alcalde de Bogotá, por parte del entonces procurador Alejandro Ordóñez.
Aparte de la CIDH, ¿cuál es su objetivo de tener todas estas reuniones?
Son dos: primero, pedir medidas cautelares que defiendan la democracia en Colombia, que han sido rotas por la procuradora Cabello y por el presidente Duque. Y dos, que se sepa que mi suspensión es un acto político que tiene como objetivo intervenir en las elecciones que están a días de realizarse. He venido a alertar que la democracia colombiana está herida de muerte y que soy pesimista de que el gobierno Duque y el Ejército vayan a permitir una transición pacífica del poder en caso de que pierda el candidato del Gobierno.
¿Está diciendo que el Ejército colombiano no aceptaría un eventual triunfo de Gustavo Petro?
Llevo más de 15 días pidiéndole al general Zapateiro, después de que intervino en política y atacó al candidato que puede ser el próximo presidente de Colombia, según las encuestas, que se pronuncie diciendo de forma clara e inequívoca que va a respetar los resultados electorales. El presidente Duque y la totalidad de candidatos también deben hacerlo. Pero lo que estamos observando, es el totalitarismo en su máxima expresión, la expulsión de los opositores, el Ejercito participando en política, el Gobierno Nacional celebrando esa participación y todos los líderes más importantes del país diciendo que va a haber fraude.
Todo eso, para mí, es la bomba molotov para que se acabe la democracia en Colombia. ¿Y qué va a pasar al otro día de elecciones? Que seguramente van a salir Pastrana, Cabal y el propio candidato del Gobierno a decir que hubo fraude, y si no tenemos un Ejército de los colombianos, pues quedamos en una amenaza muy grande de que diga que no reconoce los resultados. Esa es la gran amenaza hoy de Colombia.
¿Qué ha cambiado para usted antes y después de esta visita a Washington?
Hoy puedo decir que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos está alarmado con lo que está ocurriendo en Colombia en materia de persecución política. En Washington hemos podido evidenciar cosas que no eran tan visibles para ellos desde aquí. Por ejemplo, el que la procuradora Cabello dijera desde Bucaramanga que no iba a aceptar el fallo de la Corte IDH. Eso tiene aterrado al sistema y su declaración ha sido tomada aquí como una afrenta. Pienso que ello facilita el camino de las medidas cautelares en nuestro caso, pero más importante, deja en evidencia la actitud antidemocrática del gobierno Duque. Cuando un gobierno comienza a pasar por encima de las cortes internacionales, comienza su camino hacia la dictadura, eso mismo hizo Chávez en Venezuela. Entonces no era Daniel Quintero, era Leopoldo López, pero Duque inició el mismo camino que trazó la Venezuela que hoy conocemos.
Se ve como un Leopoldo López, ¿quiere convertirse en la figura de un caudillo? ¿Cómo ve su futuro inmediato?
No es que lo busque. A mí me van a destituir por 15 años, que es lo mismo que le hicieron a Petro. Y la procuradora, que era la segunda instancia, ya salió a condenarme. Me cercenaron el derecho a la opinión. Pero no me cabe duda de que vamos a lograr las medidas cautelares y una medida de fondo sobre nuestros derechos políticos. Lo que no podemos permitir es que la procuradora destituya a los alcaldes que a ella no le gusten o a quienes no le sirvan al gobierno de turno, sin necesidad de llevarlos ante un juez. Mi causa no es por recuperar un cargo, sino para profundizar la democracia colombiana.
Estoy seguro de que voy a recuperar el cargo, pero ellos no van a parar en su propósito de eliminarme de la política. Incluso quieren matarme. Hace dos días el carro de mi mujer, que es prestado por la Policía, se quedó sin frenos y acababa de salir de su revisión técnico-mecánica. Si gana el candidato del gobierno Duque, es muy difícil que yo pueda volver a Medellín, porque tienen todo un entramado de persecución.
¿Y entonces qué piensan hacer?
Estamos evaluando cuál es el mejor momento para volver al país. Por ahora no pensamos regresar a Colombia.
¿Se va a quedar en Estados Unidos?
‘‘Estoy
seguro de que voy a recuperar el cargo, pero ellos no van a parar en su propósito de eliminarme de la política. Incluso quieren matarme”.
Vamos a irnos a vivir a un país de Centroamérica, mientras la CIDH nos otorga las medidas cautelares que solicitamos.
Y según usted, ¿quién está detrás de la persecución en su contra?
Sin duda alguna, Álvaro Uribe.