Sus 50 años de trayectoria como funcionario de la Federación Nacional de Arroceros.
ASÍ DESCRIBE RAFAEL HERNÁNDEZ LOZANO
La Federación Nacional de Arroceros cumplirá el próximo 28 de mayo 75 años de existencia como representante de los agricultores y campesinos que han dedicado toda su vida al arroz, uno de los productos más importantes de la canasta familiar en el mundo.
En este largo camino, este sector en Colombia ha vivido diferentes altibajos y momentos de crisis, así como gloriosos, que se han enfrentado con resiliencia y paciencia. Así lo describió el ingeniero agrónomo y actual gerente general de Fedearroz, Rafael Hernández Lozano, quien ha pasado la mayor parte de su vida entregado al gremio. Recuerda con nostalgia y con orgullo su trayectoria de 50 años como funcionario de la institución, resaltando los importantes y agigantados pasos recorridos para revolucionar este sector productivo en Colombia y hacerlo cada vez más visible al mundo.
El precedente de su llegada a la Federación
fue en 1971, cuando aceptó una invitación a un curso de arroz, que tenía como fin atender a agricultores y aumentar conocimientos sobre el cultivo de este cereal. En esa ocasión ocupó el segundo lugar y un año después, el 12 de junio de 1972, entró a hacer parte de la institución como ingeniero agrónomo, en la seccional de Neiva. Más adelante fue trasladado a la planta de producción de semillas de la seccional de Ibagué y desde allí no ha parado de crecer en la Federación.
“Mi vida profesional en Fedearroz estuvo al inicio relacionada con la siembra de semillas certificadas como posibilidad de mejorar la producción y calidad del arroz en Colombia. Más adelante fui nombrado director ejecutivo de la seccional Ibagué, la más importante, y estuve al mando del área comercial y a la asistencia técnica de semillas”, señaló.
En 1990 fue nombrado como gerente general y, desde entonces, sigue desempeñando este cargo con entereza y pasión. Rafael señala que para ese momento tenía muchas ideas acumuladas hacia el futuro de la Federación, pero tuvo varios tropiezos para ejecutarlas. La crisis del sector por esos años llevó a agricultores a perder dinero por importaciones indiscriminadas y, de hecho, en 1995, se pensó que la institución iba a liquidarse.
“El problema radicó en que la Federación tenía deudas importantes con el sistema bancario, y lo que hice fue buscar acuerdos de pago y rediseñar una estrategia nueva comercial con los asesores. Cambiamos un poco el negocio buscando mejorar los márgenes y en esa época empezó una era diferente cuando creamos Agroz, para producir insumos agrícolas genéricos y así, en vez de seguir compitiendo como distribuidores de insumos, nos volvimos proveedores de la competencia”.
Atravesando por estos altibajos y superándolos con el trabajo en equipo y la fe intacta en el futuro que tenía la Federación, fue que Rafael reforzó una vez más la pasión que tenía por el sector arrocero. Cuenta que precisamente fue ese sentimiento el que lo llevó hasta donde ha llegado, gracias a que siempre tuvo la idea de mejorar, aspecto que siempre fue un aspecto muy importante para su vida, porque lo lleva en la sangre.
“A mi papá le gustaba mucho el campo y fue agricultor. Por eso comencé a sentir cariño especial por el sector arrocero. Además, cuando me brindaron la oportunidad y vi que se podían hacer tantas cosas empecé a vibrar por el cultivo. En Fedearroz me enamoré profundamente y he logrado muchas cosas. De hecho, ese también fue mi impulso para salir adelante en medio de la crisis de los 90, porque sabía que en manos mías no se podía acabar la institución, así que en vez de revolcarme en la cama lamentándome por la situación, me sentaba a escribir las ideas que se me venían a la cabeza y las llevaba a los comités para sacar a Fedearroz de la crisis. Así se me ocurrió la idea de producir insumos, y ese tiempo me enseñó a nunca llegar a pedir sin llevar en la otra mano una solución o propuesta”, expresó Hernández.
De hecho, esto último que mencionó, para él es lo que más caracteriza al sector gremial: ver las cosas positivamente, quejarse menos y producir más. Dijo que la Federación se ha caracterizado por trabajar en equipo, con gente comprometida hasta los huesos con la causa y tomar decisiones conjuntas, “en familia”, como lo aseguró, con los más de 900 empleados de la institución, desde ingenieros, asistentes técnicos, obreros de planta y campesinos, entre otros, que “son gente apasionada, y esas vibras y ese amor por lo que se hace se transmiten y son un ejemplo para sacar adelante a la institución, con ese amor tan grande que se le tiene”.
Y más allá de exaltar la labor de los trabajadores, Rafael Hernández hizo una importante mención a los campesinos arroceros de Colombia, sobre todo resaltando a las mujeres campesinas, que han estado en la cabeza de la producción y el cultivo. “Los 16.500 arroceros en Colombia, entre hombres y mujeres, se caracterizan por su apego al cultivo, que en medio de todas las dificultades ha sido fuente de ingreso de muchos pequeños campesinos que siempre han persistido y no han tirado la toalla; siempre han querido seguir adelante”.
Para rendir especial homenaje a todas esas manos agricultoras, trabajadoras y resilientes, hoy se llevará a cabo un evento que conmemorará a su vez los 75 años de la Federación Nacional de Arroceros, en el que se hará presente el Ministro de Agricultura y los representantes de las diferentes entidades que hacen parte del sector agrícola de Colombia,
El principal mensaje que se difundirá en el evento, que se realizará en el Hotel Grand Hyatt de Bogotá, es reconocer la importancia del campesinado colombiano, del sector arrocero y exponer el crecimiento que ha tenido este sector productivo nacional a los ojos del mundo gracias a la tecnología y la calidad de su arroz.