Los datos que revelan la desigualdad educativa que dejó la pandemia en Colombia
Tras dos años del inicio del confinamiento, un grupo de investigadores acaba de publicar el primer estudio que mide el cambio de la desigualdad de los resultados de la prueba Saber 11 en este período. La brecha aumentó significativamente, más del 100 %, en varias dimensiones.
A finales de 2021, la Unesco, la agencia para la educación de la ONU, publicó un informe en el que hizo un balance sobre el estado de la educación en el mundo después de los confinamientos. “En numerosos países los niños han perdido la mayor parte o la totalidad del aprendizaje escolar que deberían haber adquirido en la escuela, siendo los más jóvenes y los más marginados los más afectados”, advirtió el organismo.
En Colombia, colegios y escuelas estuvieron completa o parcialmente cerradas durante 77 semanas, es decir, unos 19 meses, de acuerdo con la Unesco. Pero, ¿cuál fue el impacto de esos cierres prolongados de colegios? ¿Cómo incidió esta situación en la desigualdad entre los estudiantes colombianos?
Un grupo de investigadores de la Universidad de los Andes publicó un estudio en el que, entre otras, resolvieron esos interrogantes. Para hacerlo, analizaron el cambio en la desigualdad de los resultados de la prueba Saber 11 durante la pandemia. “El propósito de este trabajo es medir, a través de pruebas estandarizadas, el cambio en la desigualdad en el aprendizaje de los estudiantes de secundaria a partir de las características de los individuos, de sus hogares y de las características de las sedes educativas”, fue como lo resumieron en el trabajo publicado en el repositorio de trabajos de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes.
El estudio midió el cambio en la desigualdad en el período 20162020. En total, se utilizaron cinco dimensiones “para cuantificar las brechas en el aprendizaje educativo”: individual (género y etnia), conectividad del hogar (acceso a internet y computador), hogar (número de libros, hacinamiento y educación de los padres), sede educativa (sector y zona) y municipio (PDET).
Sus hallazgos son contundentes: la desigualdad aumentó bastante, más del 100 %, en la gran mayoría de variables, que incluyen características como género, etnia, educación de los padres, acceso a internet y la zona de la sede educativa (rural o urbana). En este último caso detectaron un aumento de la desigualdad del 173 % entre los estudiantes de sectores urbanos y los de zonas rurales entre 2016 y 2020. Esto significa que la diferencia en los puntajes de estos dos grupos aumentó más de dos veces.
Por poner un ejemplo, si antes del confinamiento a estudiantes de colegios urbanos y rurales los separaba una brecha de unos 0,8 puntos en lo que se refiere a sus resultados, durante la pandemia esa brecha se amplió, alcanzando más de dos puntos.
Otras de las características que representaron una mayor brecha entre los estudiantes fueron la condición de hacinamiento, la ubicación rural de los colegios, su pertenencia a municipios PDET y al sector oficial.
La única brecha que disminuyó en la pandemia fue la de género, en un 15,5 %. Lucas Marín, uno de los investigadores involucrados en el estudio, explica que este hallazgo se debe analizar con pinzas, ya que no es claro si se debe a una reducción de la desigualdad en el aprendizaje entre hombres y mujeres, o si se debe, en cambio, a una transformación en la composición de estudiantes que presentaron la prueba. En otros países, por ejemplo, esta reducción se explicó por la alta deserción de mujeres en contextos vulnerables. En Colombia, sin embargo, no hay aún investigaciones que puedan dar una explicación similar, lo que podría abrir la puerta a otros campos de investigación.
Dentro del estudio identificaron el cambio de la relación entre ciertas variables y el resultado de la prueba Saber 11, la variable de resultado. En este caso, los investigadores decidieron utilizar el percentil global del estudiante, en vez del resultado global. En términos sencillos, el percentil es un indicador para ubicar el desempeño de un alumno, con relación al de los demás que presentaron el examen. Es decir que, si alguien se encuentra en el percentil 20, significa que obtuvo un mejor resultado superior al 20 % del total de los estudiantes que presentaron la prueba. En cambio, si alguien está ubicado en el percentil 99, significa que se desempeñó mejor que el 99% de los participantes.
¿Y qué acciones se pueden tomar para mitigar el problema?
Aunque los resultados de este estudio en particular dan pistas de algunos posibles efectos de la pandemia en la calidad de la educación, solo son una muestra de los impactos. “Estos estudiantes solo fueron afectados durante su último año escolar. Si la trayectoria de estudio se detuvo antes, la pérdida de aprendizaje de los niños y las niñas pudo ser mucho mayor, así como el cambio en la brecha”, explica Marín.
Dentro del estudio los investigadores recomiendan dos estrategias para mitigar la problemática en el corto plazo. Una de ellas, propuesta por la investigadora Michelle Kaffenberger, de la Universidad de Oxford, apunta a retomar los conocimientos básicos de lo que se enseñó durante la pandemia, para asegurar, especialmente, que los estudiantes menores no vayan a tener algún vacío en su conocimiento para el resto de la vida escolar.
Un ejemplo de este tipo de conocimiento son las sumas o restas, fundamentales para el resto de los temas matemáticos más complejos. Solo con esa nivelación se recuperaría el 50 % del aprendizaje perdido en el largo plazo, estima Kaffenberger.
“Las intervenciones en el sector educativo no son fáciles, pero la crisis educativa actual sí permite que se abra una ventana de oportunidad para priorizar estos temas en la agenda”, opina Lucas Marín. En otras palabras, como lo resumieron en su investigación, esta crisis educativa que dejó la pandemia pone en evidencia algunos problemas estructurales del sistema educativo, pero es también una oportunidad para implementar cambios en los currículos y los métodos, siendo esta una nueva forma de ver la educación escolar.