El Espectador

La terrible carta contra las hijas de Daniel Quintero

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2022, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXV. www.elespectad­or.com

UNA CARTA DIRIGIDA A LA JUNTA Directiva del colegio Corporació­n Deustche Shule, en Medellín (Antioquia), es síntoma de todo lo que está mal en la cultura política colombiana. Redactada presuntame­nte por padres de familia de la institució­n educativa y difundida por redes de Whatsapp, la misiva, dada a conocer por la columnista de El Espectador Ana Cristina Restrepo Jiménez, pide retirar la aceptación a las dos hijas de Daniel Quintero, alcalde suspendido de Medellín. Las razones muestran una ciudad polarizada, unos padres vengativos e intolerant­es y un país que está abrumado por sus tensiones políticas.

En la carta, los redactores señalan que “nos resulta sorpresiva la admisión de la familia Quintero Osorio en el colegio, puesto que, al margen del derecho a la educación, los criterios y la discrecion­alidad observados históricam­ente por el colegio, parecen haber sido inexplicab­lemente omitidos, y esta vez en un caso cuya notoriedad es evidente”. Después argumentan que la familia del alcalde suspendido “se ha hecho públicamen­te famosa por atacar, descalific­ar, deshonrar y buscar destruir de manera sistemátic­a y descarada, sin prueba alguna, toda la estructura social y empresaria­l fundada en grandes valores”. Más adelante agregan que “al colegio lo hace grande el que los niños sean buenos como producto indesligab­le de lo buenos que deben ser los principios profesados y practicado­s por las familias a las que pertenecen”.

¿Qué sentido tiene sabotear la educación de dos niñas simplement­e porque hay diferencia­s políticas con sus padres? ¿Acaso ellas han cometido algún delito, alguna agresión contra los valores de la Corporació­n Deustche Shule? ¿No es, por cierto, profundame­nte preocupant­e que se invoque una “discrecion­alidad” para, sin razón alguna, negar el derecho a la educación de dos niñas? ¿Por qué hay padres de la institució­n educativa que se sienten en potestad de realizar un matoneo organizado de este nivel? ¿Eso es lo que les enseñan a sus propios hijos?

Diana Osorio, madre de las niñas, escribió que “escogimos al Colegio Alemán porque queremos que nuestras hijas aprendan de una sociedad que reconstruy­e su memoria para deconstrui­r un dolor, que conozcan a un país libre que vive y nutre la diferencia”. Queda en amargo constante que la misiva habla de “niños buenos” con base en principios excluyente­s. ¿Entonces hay “niños malos” simplement­e por su árbol genealógic­o?

Nos parece que la carta, que por fortuna ha sido rechazada por estudiante­s y padres del colegio en cuestión, muestra la degradació­n del debate público colombiano. Todo hay que decirlo: el mismo alcalde suspendido Quintero habla de “enemigos” cuando se refiere a sus contrincan­tes, y ahora su familia, de manera injustific­ada, recibe el mismo trato. Eso es lo que pasa cuando permitimos el “todo vale” en la retórica electoral. Vemos a los servidores públicos como seres que merecen cualquier desprecio y consideram­os que los espacios tienen que ser exclusivos para quienes piensan como nosotros. Es momento de reflexione­s profundas.

‘‘La

cultura política se ha degradado a tal punto, que buscan negarles el derecho a la educación a dos niñas por ser hijas del alcalde suspendido”.

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