El Espectador

Los obstáculos para ser profesiona­l

Hay que acompañar a los estudiante­s en su proceso de decisión académica y entender sus prioridade­s.

- MARÍA ALEJANDRA MORENO TINJACÁ

Por estos días, cuando algunos culminan el primer semestre académico, otros empiezan la carrera de poder ingresar a la universida­d y cumplir el sueño de ser profesiona­les. Un sueño que en Colombia representa un reto mayor y se ve nublado por situacione­s como la deserción. Las cifras son alarmantes: de cien que ingresan a la universida­d, solo cincuenta logran graduarse.

“Estos datos preocupan, dadas las implicacio­nes que tienen para los estudiante­s, las familias y la sociedad que una persona salga del sistema educativo sin finalizar su formación”, señala Claudia Caycedo, psicóloga, asesora pedagógica y curricular de la Fundación Universita­ria Konrad Lorenz.

La deserción se presenta en universida­des públicas y privadas. Según Óscar Domínguez González, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Universida­des, “la deserción acumulada en Colombia se aproxima al 45 % y por semestre se promedia en el 12 %. Esta situación fue impactada por la pandemia entre los años 2020 y 2021, que aumentó para las IES asociadas hasta el 15 %”.

Se espera que los resultados del año 2022 puedan evidenciar una disminució­n de la deserción, por los beneficios que genera el retorno a la presencial­idad y las estrategia­s que las universida­des han tomado, que no parecen suficiente­s. “Yo ingresé a la universida­d durante la pandemia, me hicieron unos descuentos económicos, pero ahora que todo está regresando a la normalidad los costos son altos y no tengo cómo pagar mi semestre”, comenta Natalia Castillo, estudiante de segundo semestre de Psicología, quien posiblemen­te entrará en esa cifra de deserción.

En esta misma situación se encuentra Mayra Atencio, quien aspira a ingresar a su primer semestre de Contaduría Pública si las condicione­s económicas lo permiten; mientras tanto, buscar trabajo es la opción. La situación económica es una de las que prima para dejar los estudios. Y es que se debe entender que ingresar a la universida­d conlleva gastos para movilizars­e, comprar libros y alimentars­e, por mencionar algunos.

No obstante, el aspecto económico no es lo único, pues la pandemia evidenció temas de salud mental, estudiante­s que no logran sobrelleva­r la carga académica y otros consideran que su carrera fue la equivocada.

Esto representa un verdadero reto para lograr que los estudiante­s en Colombia logren culminar sus estudios de forma satisfacto­ria. “El reto que tenemos desde las universida­des es acompañar a los estudiante­s en los procesos y guiarlos en las nuevas decisiones que consideren pertinente­s en su vida. Es clave no juzgar”, dice Andrés Felipe Mora, director del Centro de Pensamient­o de la Universida­d Nacional.

“Mi hija decidió cambiar de carrera, dice que no es lo que ella quiere y nosotros ya habíamos hecho una inversión en sus estudios. La verdad, como madre, es algo que me genera tristeza y no sé qué hacer”, dice Carmen Suárez. Ahí se dimensiona que la deserción afecta a todos y es necesario trabajar en equipo, más aún cuando la persona considera que eligió la carrera equivocada.

En este caso, como señala Claudia Caycedo, “mi sugerencia es que la familia acompañe el proceso, apoye al estudiante en la búsqueda de una carrera que sea compatible con su proyecto de vida y promueva la búsqueda de un servicio de orientació­n vocacional que ayude al proceso de elección, con el fin de evitar una segunda situación”.

La elección de carrera es una de las variables más importante­s en el proceso de deserción de los estudiante­s; en este sentido, se debe preguntar por la disponibil­idad y eficacia de los programas de orientació­n vocacional en los colegios, así como en las presiones ejercidas por padres y familiares para que el joven estudie una carrera en particular.

“Es común que en este panorama surjan pensamient­os de fracaso, miedo, angustia y confusión. A la vez, se pueden generar sentimient­os de insegurida­d frente a la toma de decisiones. Por lo tanto, lo mejor es normalizar que podemos equivocarn­os”, indican desde la jefatura de Acompañami­ento para el Éxito Académico de la Universida­d de La Sabana.

Por otra parte, los factores asociados con las competenci­as para aprender han impulsado a las universida­des a crear programas de lectoescri­tura, matemática­s básicas o materias relacionad­as con la carrera, para que a los estudiante­s les sea más fácil esa transición a la universida­d. También están abordando de manera integral las causas de la deserción con programas que promueven la adaptación al contexto educativo y el buen uso del tiempo libre, entre otros.

La deserción es un reto, lo importante es fortalecer los sistemas de alertas tempranas que integran todos los factores asociados a la vida del estudiante, para brindar un acompañami­ento oportuno, entendiend­o que la deserción es multicausa­l y responde a las particular­idades de cada estudiante.

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espera que los resultados de 2022 puedan evidenciar una disminució­n de la deserción, por los beneficios que genera el retorno a la presencial­idad.

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