De una sola Tierra a Estocolmo+50
EL 2 Y 3 DE JUNIO SE REALIZARÁ Estocolmo+50, una reunión de las Naciones Unidas para conmemorar los 50 años de la Conferencia sobre el Medio Humano de 1972, que impulsaron desde 1968, con un trasfondo pacifista, el gobierno Sueco y varios científicos. Su tarea fue: “Formular los problemas inherentes a las limitaciones de la astronave Tierra e inventar normas de comportamiento colectivo compatibles con un florecimiento continuado de la civilización”. La conferencia produjo la Declaración de Estocolmo y el Plan de Acción para el Medio Humano y como resultado se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En el siglo pasado la preocupación por el estado y el futuro del planeta fue objeto de la comunidad científica, universidades, instituciones, la UNESCO, entre otras. Un hito en este proceso fue la publicación en 1962 de Primavera silenciosa, un excelente libro en el que Rachel Carson, científica norteamericana, evidenció los potenciales efectos catastróficos del uso de plaguicidas, “elíxires de muerte”, sobre la naturaleza —incluidos los humanos—, por lo que recibió severas críticas de las empresas productoras y sus aliados.
En 1968 un grupo de científicos y políticos liderado por Aurelio Peccei, dirigente empresarial y humanista, fundó el Club de Roma, al que se vinculó más tarde Belisario Betancur, para reflexionar sobre el futuro del modelo de crecimiento material en un planeta finito. Peccei conoció a Jay W. Forrester, profesor de MIT, líder de la aplicación en computadores de modelos de sistemas dinámicos complejos; decidieron trabajar sobre las posibles trayectorias, límites y consecuencias planetarias del modelo de crecimiento. Forrester apoyó a un equipo científico de MIT conformado, entre otros, por Dennis Meadows, Donella Meadows y Jorgen Randers, que realizó el modelo World3 y publicó los resultados en 1972 en el libro: Los límites del crecimiento.
Antes de la Conferencia sobre el Medio Humano de 1972, por solicitud de Maurice Strong, secretario de la misma, se escribió Una sola Tierra, un libro visionario, coordinado por René Dubos y Barbara Ward; participaron más de 200 científicos.
A pesar de los esfuerzos de muchas personas e instituciones como Naciones Unidas, la contaminación denunciada por Rachel Carson hoy afecta peligrosamente al planeta. El seguimiento permanente del grupo de MIT y el Club de Roma a las proyecciones de 1972 confirma la cercanía actual al colapso previsto de los sistemas económicos, sociales y naturales, si continúan el crecimiento de la población, del consumo de materia y energía, de la contaminación y los residuos. El cambio global en curso comprueba las transformaciones anunciadas en Una sola Tierra: el aumento de la desigualdad, la pobreza, el hambre, la destrucción de los suelos y la biodiversidad, la contaminación de los mares y la atmósfera, el riesgo y las consecuencias irreversibles de romper el sutil equilibrio del sistema climático. La Guerra Fría y la de Vietnam en 1972 frustraron las aspiraciones pacifistas de Suecia, la Unión Soviética no participó en la conferencia; ahora Suecia solicita ingresar a la OTAN y la guerra es en Ucrania.