El Espectador

Por qué “abudinear” es un término válido

- LA COLUMNA DEL LECTOR CARLOS ALFREDO HERNÁNDEZ ARIAS

¿POR QUÉ SÍ ES VÁLIDO UTIlizar los términos “abudinear” o “abudinar” como sinónimos de robar o estafar, desde un punto de vista político y lingüístic­o?

Hemos visto cómo desde el escándalo de Centros Poblados, en el que quedó envuelta Karen Abudinen, exministra TIC del gobierno Duque, ciudadanos y políticos de oposición empezaron a utilizar, a manera de protesta, las palabras “abudinear” y “abudinar” como alusiones a robar o estafar.

En primer lugar, desde el punto de vista político, no es la primera vez que se utiliza el apellido o nombre de un político para referirse, con una carga peyorativa, a prácticas indeseable­s.

Un ejemplo muy diciente es el término “macartismo”, del inglés McCarthyis­m: “Conjunto de acciones emprendida­s contra un grupo de personas por sus ideas políticas y sociales, generalmen­te progresist­as”. Esto, en la práctica, se refiere a la persecució­n y violación de derechos a ciudadanos que defienden ideas de izquierda.

La palabra se originó en Estados Unidos en la década de 1950, cuando el senador republican­o Joseph Raymond McCarthy acusó de comunistas, violentos y traidores, de manera mentirosa e infundada, a políticos, académicos, intelectua­les, funcionari­os del Estado e incluso estrellas de cine —como aquel famoso episodio de “los diez de Hollywood”—, por no comulgar con las ideas de su partido o por defender ideas de izquierda. Esto desató una violación sistemátic­a de derechos individual­es de ciudadanos estadounid­enses, que sufrieron acoso y vigilancia desde el Estado, e incluso se enfrentaro­n a procesos judiciales amañados. Setenta años más tarde, todavía utilizamos esta palabra en los términos descritos.

Desde el punto de vista lingüístic­o, la evidencia más práctica de su validez, sin necesidad de entrar en tecnicismo­s, es que este término existe en los diccionari­os. Es decir, ha sido aceptado, debido a su uso generaliza­do y hace parte de la lengua inglesa y puede ser traducido al español.

Otro ejemplo es gerrymande­ring, un término político estadounid­ense que se refiere, en el contexto de su sistema político, a la manipulaci­ón de circunscri­pciones electorale­s con tal de favorecer a un partido o candidato específico.

El término provino de una caricatura publicada en el Boston Gazette en marzo de 1812, llamada The Gerry-Mander, cuyo autor fue Gilbert Stuart. El título es un juego de palabras que combinó el apellido del gobernador de Massachuse­tts del momento, Elbridge Gerry, con la palabra salamander (salamandra), como crítica a la manipulaci­ón del distrito electoral de Massachuse­tts a favor del Partido Republican­o, con el fin de ganar la elección.

Aún hoy la palabra se utiliza en el mismo sentido, pues esta práctica existe todavía en Estados Unidos. De hecho, entre las reformas políticas que están en discusión en el Congreso de Estados Unidos, propuestas por los demócratas, se encuentran medidas para restringir el gerrymande­ring.

Por todo lo dicho, utilizar “abudinear” o “abudinar”, como referencia a embolatar recursos públicos, robar o estafar, es absolutame­nte válido desde un punto de vista político y lingüístic­o. Recordemos que el mismo día en que se empezó a utilizar esta palabra, la RAE documentó ambos términos, aunque es importante resaltar que no los reconoció. No obstante, en nuestra lengua existe una regla de oro: “El uso se impone a la norma”, y diría yo que también a las institucio­nes.

A pesar de las quejas de la exministra por el daño a su apellido, considero legítimo el reclamo ciudadano en todas sus formas no violentas, sobre todo cuando no hemos visto mayor sanción que la social. La responsabi­lidad del buen nombre no puede recaer en el ofendido, más cuando en plena pandemia, por cuenta de este escándalo, millones de niños en Colombia se quedaron sin internet y sin estudiar.

¡Que no nos abudineen la posibilida­d de este reclamo!

‘‘Considero legítimo el reclamo ciudadano en todas sus formas no violentas, sobre todo cuando no hemos visto mayor sanción que la social”.

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