La bomba atómica de Rodolfico
EN 1970 EL CANDIDATO DE LA ALIANza Nacional Popular (ANAPO), teniente general Gustavo Rojas Pinilla, Gurropín, prometió en televisión que Colombia fabricaría bombas atómicas si él resultaba presidente. A paso de vencedores, como los héroes de Ayacucho, nos colaríamos a la Guerra Fría de Estados Unidos y la OTAN contra la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia. Todos quedamos “estupefactos o petrificados”, boquiabiertos, súpitos, sansirolés. Los candidatos del sistema (Misael Pastrana, Belisario Betancur y Evaristo Sourdis) no dijeron ni una palabra. Hasta Gilberto Vieira, secretario del Partido Comunista, hizo mutis por el foro, es decir, salió de escena sin decir nada. Gurropín no ganó las elecciones. Se las robaron, según la leyenda urbana. Perdimos así la maravillosa oportunidad de ser una potencia nuclear. Pero ahora, gracias al ínclito ingeniero Rodolfico Hernández, podríamos intentarlo de nuevo y tratar de incorporarnos a tan selecto club de destrucción masiva.
¿Por qué no? Rodolfico afirmó sin ruborizarse que admiraba a Adolf Hitler, nazi de nazis. Cuando sus asesores, entre ellos el buenazo de Ángel Beccassino, se dieron cuenta de la metida de pata, el ínclito ingeniero trató de enmendar la vaina y dijo que había confundido a Hitler con Albert Einstein. ¡Válgame Dios! Confunda, pero no ofenda, decimos en Medellín cuando el parche se calienta. ¿Confundir al autor de la teoría de la relatividad con el gestor del holocausto de seis millones de judíos? Sólo se le ocurre a alguien muy descachalandrado. O sea, al ínclito ingeniero Rodolfico.
¿De dónde salió este man?, se preguntan con espanto las almas benditas en WhatsApp. ¿Quién dio la orden de cambiar a Fico, presidente de la peste, por Rodolfico, peste del presidente? Lo grave es que si uno lee las “20 diferencias” que el ínclito ingeniero tiene con el uribismo, pues uno hasta termina con ganas de votar por él, antes de que nos rompa la cara, maricas.
Díganme si no. Rodolfico promete que dejará atrás “las políticas neoliberales y la violencia en el campo”. Reducirá el tamaño del Estado y acabará con la corrupción. “Nada de seguir despilfarrando la plata de los colombianos como lo han venido haciendo los gobiernos anteriores”. Una meta de su gobierno será “implementar el Acuerdo de Paz y hacer negociaciones con el Eln”. Va a restablecer relaciones diplomáticas con Venezuela. “Habrá un completo apoyo a la diversidad sexual y de género, incluyendo el matrimonio igualitario y la adopción por parte de parejas del mismo sexo”. Estará en contra del fracking y del uso del glifosato. A favor de la legalización de la marihuana medicinal y recreativa. Bajará el IVA del 19 % al 10 % y eliminará el 4 x 1.000. Sostendrá el apoyo al aborto dentro de los tiempos estipulados, siendo la mujer la que tiene derecho a decir si aborta o no. Respetará el derecho a la protesta social. No utilizará al Esmad “como elemento brutal de choque contra la indignación popular o el derecho a protestar de la gente”. Mejor dicho, Chicho, la salvación.
Entonces, ¿qué tendría de raro que Rodolfico propusiera que Colombia fabrique armamento nuclear, como hace más de medio siglo lo propuso otro ínclito ingeniero, Gurropín de los quintos infiernos?
Rabito: Ínclito no es un insulto. Ni más faltaba. Según el Diccionario de la Lengua Española es un adjetivo que significa: “Ilustre, esclarecido, afamado”.
Si Petro termina perdiendo la Presidencia, con Fajardo uniéndose a Hernández, gran parte de la derrota se le debe atribuir a la senadora Isabel Zuleta.
la política es común que la gente se insulte y luego termine de aliada. ¿Ustedes no recuerdan lo que Gaviria y Pastrana decían de Uribe? “Su gobierno da asco”, “dictador”, “enemigo de la paz”, entre otras joyas. Y luego véanlos.
Hay partidos que en esta recta final de la campaña su aporte consiste en no aportar. Difícil acto de recogimiento. Desaparecer para sumar.
He visto ya varias veces en medios con buena reportería económica este error, así que lo señalo. Rodolfo NO propone bajar el IVA al 10 %. Propone reemplazar el IVA por un impuesto a las ventas que recaudaría más que el IVA y que pondría a los consumidores a pagar más impuestos.