Advertencias al heredero
EL SIGLO XII EN JAPÓN, QUE MARCÓ el paso del país a la era medieval, se caracterizó por grandes cambios intelectuales, sociales y políticos que culminarían con la derrota del gobierno militar de Kamakura en 1333, lo que dio paso al período conocido como Muromachi. Dos ramas de la casa imperial que competían por la corona aceptaron turnarse en el poder cada 10 años y, en razón a ese acuerdo, en 1308 ascendió el emperador Hanazono quien, consecuentemente, abdicó en 1318. Llegó a tan alta posición siendo un niño, tenía 11 años, e inició su etapa de retiro a los 21. Si bien su paso por el trono no registró grandes resultados para la historia, durante las siguientes y últimas tres décadas de su vida —murió en 1348— jugó un papel valioso en los campos del pensamiento, de la cultura y de la literatura.
Como destacado poeta, acertó al producir nuevas formas poéticas que recogieron los cambios del momento. Su Diario (Hanazono Tennô Shinki), que cubre el período 1310-1332, testimonia las formas de pensar de la época y la sicología de aquella sociedad. Y como budista zen, seguidor de la escuela Rinzai, en una época en la que religión y política iban de la mano, no solo contribuyó al fortalecimiento de la institución sino a la profundización de conceptos políticos, como el de soberanía.
De su legado, quizás la obra que alcanzó más notoriedad, no solo por su contenido sino por sus méritos literarios, es el ensayo Kaitaishi sho (Advertencias al príncipe heredero), escrito en la primavera de 1330 y dirigido a su sobrino quien se convertiría en el emperador Kôgon en 1331. Si bien su extensión es menor, su contenido está en la misma línea de El príncipe de Maquiavelo o del Han Feizi chino: es una guía sucinta sobre los conocimientos y la ética necesarios para gobernar.
Hanazono, como miembro de una casa real hereditaria, fue educado para ser emperador. Lo que esa trayectoria le aportó, más la experiencia que vivió y la decantación de la misma, fue lo que quiso transmitirle a su sobrino. Las siguientes son algunas de las indicaciones que registró:
“•El príncipe heredero debe considerar con seriedad, pensar profundamente y reflexionar sobre las razones del auge y la caída de los reinados anteriores.
• Una persona ignorante no comprende un cambio de época y mide el debilitamiento y el desorden del presente sobre la base de la tranquilidad de los años pasados.
• Para lidiar con esto recomiendo aprender. La persona promedio de hoy aún no se da cuenta de esta oportunidad. El príncipe heredero debe buscar dentro de su corazón y aplicar su deseo de que el país prospere en esta era de malos hábitos… Por lo tanto, al pensar, aprende; cuando aprendas, piensa.
• En suma, lo que constituye lo esencial del aprendizaje es dotarte tú mismo del conocimiento de todas las cosas, reconociendo las que vendrán antes de que germinen, comprendiendo el principio y el fin de la voluntad del Cielo, y discerniendo la suerte del destino de cada tiempo. Si uno contempla el pasado y tiene en cuenta los rastros del auge y la caída de los reinados anteriores, entonces será evidente que el cambio es algo que no tiene límites”.