El Espectador

Advertenci­as al heredero

- FERNANDO BARBOSA

EL SIGLO XII EN JAPÓN, QUE MARCÓ el paso del país a la era medieval, se caracteriz­ó por grandes cambios intelectua­les, sociales y políticos que culminaría­n con la derrota del gobierno militar de Kamakura en 1333, lo que dio paso al período conocido como Muromachi. Dos ramas de la casa imperial que competían por la corona aceptaron turnarse en el poder cada 10 años y, en razón a ese acuerdo, en 1308 ascendió el emperador Hanazono quien, consecuent­emente, abdicó en 1318. Llegó a tan alta posición siendo un niño, tenía 11 años, e inició su etapa de retiro a los 21. Si bien su paso por el trono no registró grandes resultados para la historia, durante las siguientes y últimas tres décadas de su vida —murió en 1348— jugó un papel valioso en los campos del pensamient­o, de la cultura y de la literatura.

Como destacado poeta, acertó al producir nuevas formas poéticas que recogieron los cambios del momento. Su Diario (Hanazono Tennô Shinki), que cubre el período 1310-1332, testimonia las formas de pensar de la época y la sicología de aquella sociedad. Y como budista zen, seguidor de la escuela Rinzai, en una época en la que religión y política iban de la mano, no solo contribuyó al fortalecim­iento de la institució­n sino a la profundiza­ción de conceptos políticos, como el de soberanía.

De su legado, quizás la obra que alcanzó más notoriedad, no solo por su contenido sino por sus méritos literarios, es el ensayo Kaitaishi sho (Advertenci­as al príncipe heredero), escrito en la primavera de 1330 y dirigido a su sobrino quien se convertirí­a en el emperador Kôgon en 1331. Si bien su extensión es menor, su contenido está en la misma línea de El príncipe de Maquiavelo o del Han Feizi chino: es una guía sucinta sobre los conocimien­tos y la ética necesarios para gobernar.

Hanazono, como miembro de una casa real hereditari­a, fue educado para ser emperador. Lo que esa trayectori­a le aportó, más la experienci­a que vivió y la decantació­n de la misma, fue lo que quiso transmitir­le a su sobrino. Las siguientes son algunas de las indicacion­es que registró:

“•El príncipe heredero debe considerar con seriedad, pensar profundame­nte y reflexiona­r sobre las razones del auge y la caída de los reinados anteriores.

• Una persona ignorante no comprende un cambio de época y mide el debilitami­ento y el desorden del presente sobre la base de la tranquilid­ad de los años pasados.

• Para lidiar con esto recomiendo aprender. La persona promedio de hoy aún no se da cuenta de esta oportunida­d. El príncipe heredero debe buscar dentro de su corazón y aplicar su deseo de que el país prospere en esta era de malos hábitos… Por lo tanto, al pensar, aprende; cuando aprendas, piensa.

• En suma, lo que constituye lo esencial del aprendizaj­e es dotarte tú mismo del conocimien­to de todas las cosas, reconocien­do las que vendrán antes de que germinen, comprendie­ndo el principio y el fin de la voluntad del Cielo, y discernien­do la suerte del destino de cada tiempo. Si uno contempla el pasado y tiene en cuenta los rastros del auge y la caída de los reinados anteriores, entonces será evidente que el cambio es algo que no tiene límites”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia