«Sííí» y «nooo»: ¿es correcto alargar las palabras?
EN UNA COLUMNA ANTERIOR ABORdé el asunto de los acortamientos de palabras (como «porfa», «deli», «info», entre otros, frecuentes en el lenguaje coloquial). Sin embargo, también es común en contextos informales (como un chat) que, por el contrario, con fines expresivos, se alarguen las palabras: «nooo», «sííí» o «quééé», por ejemplo.
Lo anterior se hace con el ánimo de replicar la viveza de la lengua oral. En estos casos, es posible repetir las letras —particularmente las vocales— un número indeterminado de veces. Lo que la Academia sí precisa es que cuando hay tildes estas deben conservarse (como en el segundo y tercer ejemplo en este párrafo). Sobre las consonantes, explica: «En los alargamientos expresivos, lo habitual es que se repitan las vocales, pero también pueden repetirse ciertas consonantes: “¡Hooola!”; “¡Que soy mayorrrr!”».
Otra inquietud que ha surgido recientemente es la traducción o adaptación al español de nombres extranjeros. Esto ha sido común en las noticias internacionales al hablar, por ejemplo, de Volodímir Zelenski, Serguéi
Lavrov, entre otros. Al respecto, la Fundéu ha explicado que los nombres «de pila» que tradicionalmente se han españolizado son, por ejemplo, los de los miembros de la realeza, los papas, así como los de personajes, autores o artistas antiguos.
«Se tiende cada vez más a emplear el nombre original», indica la Fundación en su archivo de consultas. En casos como los mencionados, señala que los nombres transcritos de lenguas que tienen otros alfabetos (como el hebreo, el cirílico, etc.) deben seguir las normas del español, por ejemplo, de acentuación según su pronunciación.