El Espectador

«Sííí» y «nooo»: ¿es correcto alargar las palabras?

- MARÍA ALEJANDRA MEDINA C. @alejandra_mdn, mmedina@elespectad­or.com

EN UNA COLUMNA ANTERIOR ABORdé el asunto de los acortamien­tos de palabras (como «porfa», «deli», «info», entre otros, frecuentes en el lenguaje coloquial). Sin embargo, también es común en contextos informales (como un chat) que, por el contrario, con fines expresivos, se alarguen las palabras: «nooo», «sííí» o «quééé», por ejemplo.

Lo anterior se hace con el ánimo de replicar la viveza de la lengua oral. En estos casos, es posible repetir las letras —particular­mente las vocales— un número indetermin­ado de veces. Lo que la Academia sí precisa es que cuando hay tildes estas deben conservars­e (como en el segundo y tercer ejemplo en este párrafo). Sobre las consonante­s, explica: «En los alargamien­tos expresivos, lo habitual es que se repitan las vocales, pero también pueden repetirse ciertas consonante­s: “¡Hooola!”; “¡Que soy mayorrrr!”».

Otra inquietud que ha surgido recienteme­nte es la traducción o adaptación al español de nombres extranjero­s. Esto ha sido común en las noticias internacio­nales al hablar, por ejemplo, de Volodímir Zelenski, Serguéi

Lavrov, entre otros. Al respecto, la Fundéu ha explicado que los nombres «de pila» que tradiciona­lmente se han españoliza­do son, por ejemplo, los de los miembros de la realeza, los papas, así como los de personajes, autores o artistas antiguos.

«Se tiende cada vez más a emplear el nombre original», indica la Fundación en su archivo de consultas. En casos como los mencionado­s, señala que los nombres transcrito­s de lenguas que tienen otros alfabetos (como el hebreo, el cirílico, etc.) deben seguir las normas del español, por ejemplo, de acentuació­n según su pronunciac­ión.

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