Es necesario que el presidente electo tienda puentes
EL PRESIDENTE ELECTO APROVEchó su primer discurso, después de los resultados del domingo, para intentar tender puentes aunque desde puntos abstractos. Su énfasis en la política del amor, el diálogo incluso con la oposición política y superar la división de las “dos Colombias” es un tono acertado y una actitud necesaria, a veces opacada por un discurso largo y errático. Mostró, eso sí, preocupantes visos autoritarios cuando le hizo solicitudes a la Procuraduría y la Fiscalía que desconocen la división de poderes y las funciones de cada entidad. Fue de celebrar ver a un mandatario mucho más conciliador que en la campaña. Necesita serlo, no solo para obtener apoyo en un Congreso donde no tiene mayorías claras, sino para contribuir a la sanación de un país dividido.
El miedo al presidente electo Gustavo Petro es real. Se vio en la cantidad de mensajes de redes sociales que auguraban una catástrofe, en las declaraciones de los políticos de derecha e incluso en las tímidas felicitaciones de algunos aliados de Colombia, como Estados Unidos. Es probable que hoy la bolsa de valores del país, que viene en declive hace semanas por tendencias internacionales, también muestre una renuencia por parte de los inversionistas. Hay que entender las raíces de lo que ocurre: una campaña violenta de desprestigio contra Petro, es cierto, pero también porque nuestro próximo mandatario no ha sido ajeno al populismo y al sectarismo al momento de gobernar. Por eso es bienvenido que, en su discurso, haya dicho: “Las elecciones mostraron dos Colombias, cercanas en términos de votos. Queremos que Colombia en medio de su diversidad sea una Colombia, no dos Colombias”.
Para calmar los mercados, el presidente electo dijo: “Nosotros vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia”. Para responder a las dudas sobre el autoritarismo, fue vehemente: “En este Gobierno que se inicia nunca habrá persecución política ni jurídica, solo habrá respeto y diálogo”. También mencionó que el triunfo no será “para vengarnos, no es un cambio para construir más odios (sino) dejar los sectarismos atrás”. Si lo cumple, demostrará que sus críticos más fuertes estaban equivocados. Así lo esperamos.
Hay un cambio de paradigma en América Latina del que Colombia puede convertirse en líder. Lo hablamos en su momento con Gabriel Boric en Chile. Una izquierda democrática, defensora de las instituciones, capaz de tramitar las diferencias en los espacios deliberativos, es un excelente contrapeso para las derechas que han dominado la región, como está pasando en El Salvador, y para las izquierdas autoritarias de países como Venezuela y Nicaragua. Si un gobierno de Petro demuestra representar a todos los colombianos y cumple sus promesas de diálogo, junto con Chile se puede armar una alternativa de poder. Si no lo hace, la democracia de la región se verá afectada.
Todo dependerá, claro, del comportamiento del presidente electo en los meses que vienen. En su discurso hizo solicitudes indebidas a la Procuraduría y la Fiscalía, como si se tratase de entidades que deben responder al presidente. Con sus nombramientos, puede armar un gabinete incluyente, diverso, que tenga en cuenta las propuestas derrotadas en campaña y les den seguridad a los observadores internacionales. Por el bien de Colombia, el presidente electo debe vencer el sectarismo desde sus designaciones.
‘‘El
tono conciliador del discurso de Gustavo Petro fue un cambio bienvenido con respecto a como se llevó a cabo la campaña presidencial”.