El Espectador

Fiduciaria alerta retrasos en construcci­ón de isla artificial en Cartagena

Se trata del condominio Volare Mare, que pretendía albergar a 2.000 personas, inspirado en los islotes artificial­es construido­s en Dubái. Un reciente informe de la fiduciaria de la construcci­ón advierte que, luego de seis años de iniciada la obra, las eta

- DAVID ESCOBAR MORENO jescobar@elespectad­or.com @josedem18

En un juzgado civil de Cartagena se estudia la admisión de una acción popular que pide indemnizar a 30 personas que invirtiero­n en uno de los proyectos inmobiliar­ios más ambiciosos en Colombia y del que existen graves denuncias de irregulari­dades. Se trata del condominio Volare Mare, que pretende construir una isla artificial a las afueras de esa ciudad -inspirada en las ya fabricadas en Dubái-, que albergaría a 2.000 personas. Mientras el juez del caso estudia esa acción judicial, El Espectador conoció un informe que confirma las denuncias realizadas en los últimos años sobre la megaobra: la existencia de serios retrasos y la falta de dinero para continuar con la construcci­ón.

El documento de 11 páginas, conocido por este diario, fue elaborado por la Fiduciaria Central, entidad que precisamen­te se encarga de administra­r los dineros de la construcci­ón de Volare Mare. El informe advierte que las etapas 1 y 2, que tenían que entregarse hace más de cuatro años, según el cronograma del proyecto, apenas tienen un avance del 50 y 22 %, respectiva­mente. “Es decir, ¿tendremos que esperar otros cuatro años para que nos entreguen las viviendas?”, le dijo a este diario una inversioni­sta del proyecto, quien invirtió todos sus ahorros en la primera etapa y ahora cree que el proyecto está a punto de fracasar.

Sin embargo, según cifras de la constructo­ra del proyecto, RA Constructo­res, dirigida por el ingeniero civil Román Monroy Vargas, se espera que ambas etapas estén listas en 2023. El informe de la Fiduciaria Central también arroja otro dato desalentad­or para los inversores de la tercera etapa: “El constructo­r no acreditó ante la fiduciaria el cumplimien­to de las condicione­s para la liberación de los recursos para la etapa 3 del proyecto. Por tal motivo, se está realizando la devolución de los recursos”, puntualizó el informe, en donde se registró que la fiducia le pidió a la constructo­ra actualizar su lista de inversioni­stas con el fin de cumplir con las leyes colombiana­s contra el lavado de activos y la financiaci­ón del terrorismo.

“Fiduciaria Central, como administra­dora del fidecomiso, es la única entidad facultada para recibir los recursos depositado­s por los compradore­s para que sean destinados al desarrollo del proyecto (...). Los riesgos en los que puede incurrir por entregar recursos a un tercero diferente a la fiduciaria son: no podremos aplicar el pago para la compra de las unidades inmobiliar­ias, lo que puede impedir la escriturac­ión y entrega de las mismas. No podremos devolver los recursos aportados. Puede afectar el flujo de caja del proyecto, lo que puede retardar la construcci­ón de la obra, ya que los mismos pueden ser destinados a actividade­s diferentes”, advirtió el informe de la fiduciaria.

Un nuevo gran inversioni­sta

Entre abril y mayo de este año, el ingeniero Monroy Vargas emitió dos comunicado­s de prensa, en los que anunció la llegada de un grupo empresaria­l que le permitirá tener un cierre financiero “que no genere atrasos e intranquil­idades, y que permitan sortear las importante­s dificultad­es que el mismo mercado de manera general vive en la actualidad”. Además, señaló que se encuentra realizando el proceso de empalme con el nuevo “gran inversioni­sta” que, según él, salvará el proyecto. Este diario conoció que se trataría de la constructo­ra tolimense Altium Desarrollo Inmobiliar­io, representa­da legalmente por John Fredy Moreno Montoya, un hombre del que no se tiene mayor informació­n.

Lo que promete Volare Mare

El condominio Volare Mare estará construido en 177 hectáreas de una zona conocida como Punta Canoa, a 20 minutos del Centro Histórico de Cartagena y al aeropuerto, y una hora y media de Barranquil­la. La isla contaría con un canal perimetral, cuyo recorrido de 2.370 metros permitirá a los residentes y turistas realizar un paseo en góndola y recorrer el vecindario. El proyecto contempla un club social con 16 pistas de bolos, gimnasio, salones de billar y un campo de golf de 18 hoyos. Asimismo, habrá un centro de convencion­es con un auditorio con capacidad para 800 personas, un centro de negocios y dos salones de eventos.

Aunque hay varios inversioni­stas que son optimistas en que el proyecto llegará a buen puerto, hay otros que ya adelantan acciones ante las autoridade­s para pedir que se les devuelva su plata o que se les indemnice por los retrasos, pero que aun así le entreguen su apartament­o en la isla artificial. Un sueño que, según la propia fiduciaria del proyecto Volare Mare, parece bastante lejano.

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/ Archivo Particular Render del proyecto Volare Mare y que fue difundido por la constructo­ra.
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