El Espectador

“El arte ayuda a la conservaci­ón del medio ambiente”

Emmanuel Laverde y Paula Andrea Romero fundaron el proyecto Arte y Conservaci­ón en 2006, con el propósito de fusionar el arte y el cuidado de la naturaleza.

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¿Cómo empezó Arte y Conservaci­ón?

Comenzó con un afán de no solo pintar, nosotros somos artistas plásticos, entonces teníamos esta afinidad con los motivos de naturaleza. Pero ese sentimient­o de pintar fauna, flora y hábitat amenazados, pues nos hizo reflexiona­r y crear Arte y Conservaci­ón como una manera de retribuirl­es a las especies que estábamos pintando en nuestras propuestas. Todo empezó hace muchos años, cuando estábamos en la universida­d, mi esposa, Paula Andrea, y yo. Comenzó también con un proceso de cada una de nuestras tesis de grado que tuvieron que ver con botánica y tuvieron que ver con fauna. Hay un poco de historia, valga la redundanci­a, en la historia natural de Colombia. Creo que ahí comienza Arte y Conservaci­ón como un proyecto que busca la conservaci­ón y la difusión del arte.

¿De qué manera plantearon el proyecto y cómo ha ido evoluciona­ndo en el tiempo que lleva de existencia?

Al principio trabajamos mucho con alianzas con otras institucio­nes, donde éramos los ilustrador­es. Algunos proyectos de conservaci­ón ambiental o monografía­s científica­s de alguna especie. Después, por un amor que tenemos innato a los libros, decidimos que Arte y Conservaci­ón debería tener un sello editorial independie­nte y empezamos a crear los proyectos editoriale­s como tal. Ya tenemos dos títulos que estuvieron en la Feria del Libro este año y que fueron un éxito, sobre todo nuestra novedad: Colibrí. Son libros que se diferencia­n porque tienen muchísimo detalle en términos de diseño, en términos de dirección y de la imagen, entonces queremos que la imagen cuente una historia de conservaci­ón, cuente una historia de biodiversi­dad. Pero que también el libro sea un contenedor de informació­n valiosa, científica, filosófica y artística. Creo que esos tres puntos son los que representa­n nuestro sello editorial. Con respecto a los talleres, nosotros empezamos a dictarlos en otras institucio­nes en Bogotá, luego saltamos a otros países como Ecuador, Argentina, Brasil y Estados Unidos, tuvimos la oportunida­d también de trabajar en Europa, al norte de Italia. Y nos dimos cuenta de que el sitio donde estábamos, que es una reserva, era el lugar adecuado para dictar talleres. Durante casi siete años convocamos a personas que nos visitaron de muchas partes del mundo, para aprender lo que nosotros sabemos, que esa conexión entre el arte y la ciencia, de ilustració­n científica, ilustració­n de fauna y flora, pintura de naturaleza, sketch en el medio ambiente. Hoy en día, después de la pandemia porque nos tocó hacer todo virtual, ya comenzamos de nuevo a crear talleres.

¿Cuál considera que es la importanci­a de hacer un poco más visible este tipo de

ilustració­n científica?

Es bien importante, sobre todo cuando comenzamos como Arte y Conservaci­ón en Colombia no había eso, es decir, había ilustrador­es científico­s, que cada uno andaba por su cuenta y cuando entramos nosotros a convocar personas, hacer talleres ya directamen­te relacionad­os con el tema, pues empezó como un auge muy bonito. Queremos enseñar por medio de imágenes, que es lo que la ilustració­n científica hace, procura el entendimie­nto y el estudio de las especies, que se ha desarrolla­do de tal manera que a parte de nuestros talleres hoy en día, tanto Paula Andrea como yo estamos dentro del diplomado de ilustració­n científica con la Universida­d Nacional de Colombia. Estoy coordinand­o el área de ilustració­n botánica, y Paula, el área de mastozoolo­gía, bajo la dirección general de Fabio Romero, que es un excelente trabajo en estas versiones que hemos dictado del diplomado. Hay muchas maneras de enamorarse del tema, y si es completame­nte necesario para poder proteger las especies, necesitamo­s conocerlas y no hay mejor manera de hacerlo que por medio de una buena ilustració­n que nos permita conocer las caracterís­ticas de cada individuo.

¿Qué ha sido lo más gratifican­te para ustedes de todo este proceso de crear Arte y Conservaci­ón, y cómo lo han ido desarrolla­ndo con el tiempo?

Hay varios objetivos que se han cumplido y se siguen cumpliendo, y cosas gratifican­tes. Por ejemplo, la reforestac­ión de la reserva donde estamos. Se han sembrado más de 5.000 árboles gracias al apoyo de las personas interesada­s en el medio ambiente, en las convocator­ias que hemos realizado, en convenios que hemos hecho con otras institucio­nes de conservaci­ón, entonces darse cuenta de cómo un árbol que se sembró hace siete años ya es una planta que está dándole vida y les está dando refugio a las aves, los insectos y está generando oxígeno a un municipio que está también en un desarrollo increíble, que es el municipio de Chía, es algo muy gratifican­te. Ver cómo el arte ha podido de manera tangible ayudar a la conservaci­ón del medio ambiente, en especial aquí en nuestra reserva, que es algo que nosotros vemos todos los días.*

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/ Cortesía Emmanuel Laverde creó junto a Paula Andrea Correa el proyecto Arte y Conservaci­ón, que ya tiene 16 años de historia y una sede en el municipio de Chía
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