La psicología del deporte en el polémico Llaneros-Magdalena
El Espectador conoció la evaluación psicológica que Llaneros allegó a la Dimayor, que examinó el estado mental de tres futbolistas, en relación con el polémico partido contra Magdalena.
Jorge Mosquera, jugador de Llaneros, arrastraba una tendinitis días previos al 4 de diciembre de 2021. Ese día fue titular contra Magdalena y debía ayudar a marcar los tres goles que llevarían a su equipo a la Primera División. Sin embargo, en menos de un minuto Llaneros perdió el ascenso. Las jugadas que desembocaron en el resultado llegaron pronto al escarnio público, pues el rival volteó en un pestañeo un partido que quedó 2-1 y que es recordado por la pasividad sospechosa de los locales. Como lo conoció El Espectador, Mosquera dijo en entrevista psicológica que en los segundos cruciales sus piernas no respondieron, dada su lesión, y que los goles samarios fueron tiros de gracia a la motivación del equipo.
Por ahora la justicia ordinaria dio su pitazo final en el caso Llaneros-Magdalena. La semana pasada la Fiscalía archivó la investigación por falta de elementos para concluir que se habría constituido al menos un delito. Solo una eventual nueva prueba, comprometedora, podría acercar a los futbolistas a la cancha del derecho penal. Diferente es el estado disciplinario del expediente, anunciado por la Dimayor, que tiene sancionados con siete meses sin partidos oficiales a los futbolistas llaneros Manuel González, Carlos Hincapié, Daniel Ramírez y Jorge Mosquera. También fueron multados con $8 millones, por manipulación del resultado.
Aunque la Comisión Disciplinaria de la Dimayor determinó que no hubo sobornos de por medio, en mayo pasado resolvió que los cuatro futbolistas influyeron en aquel 2-1. “El gol de la victoria fue muy extraño. Casi todos los jugadores dejaron de jugar. Todos eran pasivos”, señaló Ulf Schott, perito invitado y expresidente de la Asociación de Fútbol Alemana. Las imágenes son claras: en el minuto 94, faltando dos segundos para el final, el samario Jonathan Segura disparó con el arco a su disposición. Por lo menos siete futbolistas llaneros caminaron la cancha y hasta quedaron inmóviles mientras Magdalena entraba sin oposición en el área penal. Al parecer, todo tendría su explicación.
Días después del partido, la Fiscalía abrió investigación, mientras el presidente de la Dimayor, Fernando Jaramillo, rechazaba lo ocurrido y el ministro de Deporte, Guillermo Herrera, pedía esclarecimiento. La defensa judicial de Llaneros, entonces, solicitó como prueba un informe de evaluación psicológica forense al Colegio Colombiano de Psicología. La conclusión fue opuesta a la que meses después daría a conocer la Dimayor, dado que, tras indagar a fondo en tres de los cuatro futbolistas investigados, la institución descartó “la disminución del rendimiento como acto deliberado o intencional”. El peritaje contó con la teoría de más de 40 textos académicos.
El Colegio entrevistó a Jorge Mosquera, quien en redes criticó al presidente Iván Duque por pronunciarse sobre el partido y no hacer lo mismo con su entonces ministra de las TIC, Karen Abudinen, envuelta en un escándalo de proporciones mucho mayores. Aseguró que días previos el equipo tenía la ilusión de lograr los tres goles que les otorgarían el ascenso, pero el empate 1-1 lo llevó a pensar que no “había nada que hacer”. Se rindió. En entrevista, dijo que en el segundo gol, solo 40 segundos después, no compitió con energía porque quería cubrirse para evitar un golpe. “En la cámara se ve feo”, señaló.
El informe forense describe que, para la fecha, no había ninguna alteración de personalidad o del estado mental de Mosquera. Su desempeño en el partido, quedó por escrito, se vio afectado por factores psicológicos, como la lesión, que no hubiese un suplente para él y la alteración a su estado de ánimo luego de perder toda la temporada en segundos. “Mosquera es un jugador que a causa de su contextura física a partir del minuto 70 es recomendable sustituirlo, dado que su rendimiento disminuye, y que dicha situación se ha venido trabajando con el preparador físico”, agrega el informe conocido por El Espectador.
Daniel Steven Ramírez, quien ingresó al minuto 34, dijo que se quedó quieto en el segundo gol samario, porque creía que uno de los jugadores rivales estaba en fuera de lugar. Es decir, inhabilitado para marcar. El Colegio concluyó que esa situación de campo resultó en una “pérdida de concentración”, fortalecida por el marcador adverso, el agónico tiempo de juego y la importancia de la competición. Sobre Carlos Arturo Hincapié, volante que ingresó casi al final del encuentro, pero cuando Llaneros todavía era el ganador, el Colegio también determinó que quedó congelado producto de una alteración en su estado de ánimo.
A pesar de la evaluación psicológica, en mayo pasado la Comisión Disciplinaria sancionó a los jugadores y al propio Llaneros, al cual lo multaron con $30 millones. Consideró que, a pesar del estado de ánimo, los futbolistas obraron con total conciencia. “La conducta realizada no consistió en la falta de rendimiento deportivo de un único jugador, escenario en el que el análisis de responsabilidad sería diferente, sino que correspondió a una disminución generalizada de las capacidades deportivas”, concluyó. El club llanero apeló y el recurso fue admitido en junio por la Federación Colombiana de Fútbol. Por ahora, el técnico Aristizábal deberá armar su plan de trabajo para intentar ascender sin Mosquera, Ramírez e Hincapié.