“Cuando los pájaros no cantaban”
NADIE DEBERÍA EXTRAÑARSE DE LA actitud de Iván Duque, su gobierno y su partido frente al Informe Final de la Comisión de la Verdad cuyo primer capítulo lleva el nombre que sirve de título a esta columna. Esto es lo que ninguno de ellos quiso que hubiera sucedido y por eso hicieron hasta lo imposible para que la Comisión no funcionara, para que las entidades oficiales no colaboraran o sabotearan, en fin, trataron por todos los medios que se extinguiera el plazo y no hubiese informe.
Pero la Comisión no se dejó acorralar y presentó en tiempo un informe con conclusiones demoledoras que por supuesto refiriéndose a la verdad no tenían por que gustarle al uribismo, pues, entre otras cosas, dejó claro que el paramilitarismo fue un invento empresarial consentido por el establecimiento. En términos porcentuales resulta que quienes más contribuyeron a los asesinatos han sido paramilitares y agentes estatales, pues sumados ambos alcanzan un 57 %. Ante esto el atembado ministro de Defensa solo se ocurrió pedir respeto para la Fuerza Pública.
Lo que dijo Duque es torpe. Sin haber leído, sentenció que “la verdad no puede tener sesgos, ni ideologías, no puede tener prejuicios. No hay asesinatos de derecha ni de izquierda”. Y remató su diatriba oponiéndose sin argumentos a la propuesta sensata de modificar la elección del fiscal, que tantas inquietudes suscita, empresa en la que obviamente lo secundó el perseguidor Francisco Barbosa, por cierto elegido con maniobras clientelistas.
Con estas manifestaciones de clara tendencia negacionista, Duque desde Lisboa dejó sentada su tesis autista de que la fuerza pública fue ajena a los abusos, o que el paramilitarismo no fue la organización armada tolerada por el Estado que multiplicó la violencia. En otras palabras, no habrá poder humano para que el gobierno que está por irse admita que hubo 6.402 falsos positivos durante los períodos sangrientos de la Seguridad Democrática, como ya lo definió la Justicia Especial para la Paz (JEP).
Los airados voceros del uribismo así como no leyeron los Acuerdos de la Habana tam