El Espectador

Acuerdo nacional sobre el precio de la comida

- MIGUEL SAMPER STROUSS

EL PRESIDENTE ELECTO, GUSTAVO Petro, ha propuesto la conformaci­ón de un Acuerdo Nacional amplio, incluyente y sin matices ni vetos. En ese sentido, es imperativo desarrolla­r una conversaci­ón con distintos sectores del país, de cara a formular unas recomendac­iones que le sirvan al Gobierno entrante para solucionar el más apremiante problema de los colombiano­s en la actual coyuntura: el precio de los alimentos.

Los precios de la comida están disparados en Colombia. Entre diciembre del año pasado y febrero de 2022, se incrementó el valor de productos como el queso, la mazorca, la zanahoria, el tomate y el maracuyá hasta en un 40 %. Por otros como las chatas de carne, el brócoli, el mango y algunos tipos de papa se está pagando hasta el doble. La papa criolla hoy está costando más del triple.

Por supuesto que hay factores que podemos controlar dentro de nuestras fronteras y otros que no. La disrupción en las cadenas globales de valor causadas por la pandemia, el inesperado incremento de los fletes de carga marítima, la drástica variación de las tasas de cambio y la escasez de gas causado por la guerra en Ucrania son algunos de esos que poco o nada se pueden controlar desde el Palacio de Nariño.

Pero hay otros que sí: atacar la especulaci­ón inmobiliar­ia rural, formalizar la propiedad en el campo, incentivar la producción interna de fertilizan­tes e insumos, que hoy representa­n del 17 al 34 % de los costos promedio de producción agrícola (y casi todos son importados), reducir los costos de intermedia­ción, incidir en los POT, PBOT o EOT de los municipios, mejorar las condicione­s logísticas y crear incentivos para la tecnificac­ión y mecanizaci­ón del campo son los principale­s retos a los que se enfrentará el gobierno de Gustavo Petro si quiere empezar a suavizar el impacto del precio de la comida en el bolsillo de los colombiano­s.

El primer golpe a la pobreza extrema debe ser derrotar las tendencias alcistas de los principale­s alimentos que afectan a los más pobres y vulnerable­s, que constituye­n un factor de aumento de la brecha social que enfrenta Colombia.

Teniendo en cuenta el inicio del próximo gobierno y su prioridad con los más pobres, el Acuerdo Nacional, construido desde las regiones, debe iniciar convocando a todos los sectores de la economía rural colombiana: los más de 60 gremios agropecuar­ios, las organizaci­ones y colectivos de campesinos, los líderes sociales, las juntas de acción comunal, la academia y las organizaci­ones sociales regionales, a realizar un intercambi­o de ideas en encuentros regionales que se deberían realizar antes del 7 de agosto.

El objetivo de estos encuentros regionales sería desarrolla­r un plan de acción para presentarl­e al nuevo Gobierno una hoja de ruta, que permita navegar en los primeros 100 días en acciones de alto impacto que detengan la ola alcista de alimentos en el país y con ello se frene el hambre.

Será un insumo clave en definir acciones de cortísimo, corto, mediano y largo plazo para que en los siguientes cuatro años se aligere el pesado costo que están teniendo los alimentos en el bolsillo de los colombiano­s.

Empezó el cambio y todos tenemos que ser parte de este importante proceso.

*Exvicemini­stro de Justicia y exdirector de la Agencia Nacional de Tierras.

‘‘Ninguna

persona razonable puede negar que lo que ocurrió después de las elecciones de 2020 fue un intento de golpe de Estado, una traición a todo lo que Estados Unidos representa.

Por mucho, las acciones de Trump fueron lo peor que ha hecho un presidente estadounid­ense”.

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