Orlando Cadavid Correa
CUANDO EN MANIZALES SE REALIzaba el Festival Latinoamericano de Teatro, la ciudad le daba albergue a la juventud universitaria y contestaria que aplaudía con entusiasmo a la Revolución cubana y al Che Guevara. Por aquel entonces asistía como reportero para cubrir las distintas obras en escena y tuve la oportunidad de conocer a un periodista corresponsal de El Espectador y director de noticias de RCN-Caldas, Orlando Cadavid Correa. Desde entonces nos hicimos buenos amigos y comenzamos a compartir experiencias y comentar los hechos de la vida diaria que alimentan el trabajo de los periodistas. Después Orlando fue director nacional de Radio Sucesos RCN y cuando yo vivía en el exterior me llamaba con frecuencia, como si fuera su corresponsal, sin pagarme un centavo. Le enviaba informes periodísticos con mucho agrado, porque era un pretexto para mantenernos comunicados. Orlando era un gocetas que admiraba y tarareaba tangos, boleros y esa música de cantina que es tan popular en la región paisa. Me regaló varios CD y un día me envió un libro que es una biblia, la historia del trío Los Panchos, escrito por Pablo Marcial Ortiz Ramos.
Hacía años que no lo veía, pero hace tres semanas, a través de su secretaria, Claudia
Elena Correa, me avisaba que ya tenía, listo para leer, mi nuevo libro sobre los López, que su computador estaba fallando y que le habían robado su celular a la salida de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. “Afortunadamente no le hicieron daño”, le mandé a decir. Pero el daño vino después. Hace ocho días me enteré de su muerte repentina. Le falló el corazón, a él que lo tenía tan grande.
No sé si habría comenzado a leer mi libro, como me anunció, y me remuerde la conciencia que sus arterias comenzaran a fallarle al llegar al capítulo de la Violencia, cuando se registraron tantos muertos en este país.
Se fue Orlando y con él sus agradables escritos semanales en la prensa paisa y en su periódico virtual Eje 21. ¿Con concluiría la lectura de mi historia?