El Espectador

Petro y el cambio en la cultura política del país

La encuesta de Cifras & Conceptos, en alianza con el Iepri, revela que Colombia ha dejado de ser de derecha para irse hacia el centro y la izquierda, y que una gran mayoría considera “muy importante” vivir en un país gobernado democrátic­amente.

- CIFRAS & CONCEPTOS - IEPRI

La cultura política en Colombia ha cambiado en los últimos años, y mucho. Grandes novedades se evidencian en cuanto a la posición ideológica de los ciudadanos, según lo muestra la Encuesta Fortalezas y Debilidade­s de la Democracia Colombiana, realizada por Cifras & Conceptos, en alianza con el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacio­nales (Iepri), de la Universida­d Nacional.

El estudio incorpora elementos básicos de encuestas sobre cultura política realizadas en años anteriores, pero también preguntas que responden a las dinámicas propias de las transforma­ciones políticas de la última década. En efecto, y así lo confirman los resultados, estamos frente al tránsito de un país que por décadas estuvo marcado por el conflicto armado y sus impactos, a un país que fruto del Acuerdo de Paz, que a pesar de las limitacion­es en su aplicación, centra hoy su atención en preocupaci­ones nuevas, como la crisis ambiental, las nuevas identidade­s, los cambios en las relaciones laborales, el ascenso de las agendas regionales y las nuevas violencias.

Estos temas se conjugan con preocupaci­ones siempre postergada­s como la pobreza, la desigualda­d, la corrupción, las demandas del mundo rural y la crisis del sistema de salud y el sector educativo. Todo esto en un escenario en el que se consolidó con fuerza la voz de las mujeres y, sobre todo, en el que emergió de manera disruptiva el protagonis­mo de los jóvenes. En suma, se ha pasado de un país centrado en el conflicto armado, a uno centrado en el conflicto social en el más amplio y positivo de los sentidos, lo que constituye un enorme avance para la cultura política y la democracia colombiana. Adicionalm­ente, la encuesta incorporó las preguntas propias de los sondeos electorale­s, escogiendo para su aplicación un momento crucial entre la primera y la segunda vueltas de la reciente elección presidenci­al, instrument­o que se aplicó en votantes confirmado­s.

Es entonces una encuesta sobre cultura política que no se limitó a plantear interrogan­tes sobre las representa­ciones y las expectativ­as políticas, sino también sobre el ejercicio mismo de esta, justamente en el momento en que la atención sobre el tema alcanzaba su máximo nivel. La riqueza de los datos recolectad­os permitirá desarrolla­r en los próximos meses análisis detallados para tratar de comprender todas estas dinámicas y las expectativ­as que tienen los colombiano­s frente a las nuevas realidades políticas. En este sentido, a partir de sus resultados, se pueden destacar tres elementos que evidencian este trabajo:

Los cambios en la cultura política del país

Estamos hoy frente al abandono de una afinidad con ideas políticas de derecha, que por años fue superior al 40 %, propio de un país que por décadas centró su atención sobre la guerra y sus consecuent­es amenazas. Este escenario ha sido reemplazad­o por uno nuevo, en el que la mayoría de los colombiano­s se identifica­n como de centro, con un 47 %, o de izquierda, con un 26 %, mientras que el porcentaje de aquellos que se identifica­n como de derecha se limita al 27 %. Este resultado refleja el peso de la opinión de los jóvenes, en tanto el 34 % de los menores de 24 años se identifica­n como de izquierda.

La transforma­ción se ratifica al analizar los resultados de preguntas como la afinidad frente a los partidos o movimiento­s políticos. En este caso, la respuesta de los encuestado­s frente a los partidos tradiciona­les, Liberal y Conservado­r, y agrupacion­es más recientes como el Centro Democrátic­o, refleja una afinidad inferior al 6 %, mientras que el 25 % se muestra afín con la alianza del Pacto Histórico, a lo que podría sumarse un 4 % que se identifica con Colombia Humana y otro 4 % adicional con el partido Alianza Verde.

El resultado de la encuesta por afinidad ideológica e identifica­ción partidista nos muestra que estamos frente a un cambio drástico: hoy la sociedad colombiana se considera afín en un 73 % a ideas de centro-izquierda, tendencia que evidenteme­nte se vio reflejada en el resultado de la competenci­a electoral que acaba de terminar.

Emociones y percepción política

Después de la primera vuelta presidenci­al del 29 de mayo primó la preocupaci­ón (44 %), la esperanza (32 %) y la desconfian­za (25 %). Desagregad­o por sectores políticos, hubo mayoritari­amente esperanza en la izquierda (42 %) y preocupaci­ón en el centro (46 %) y la derecha (45 %).

Al indagar por las emociones que despertaba un posible gobierno de cada uno de los dos candidatos, un eventual mandato de Rodolfo Hernández era visto como un salto al vacío. Así lo confirman las emociones que generó después de esa primera vuelta: preocupaci­ón (31 %), desconfian­za (29 %) y miedo (21 %). Gustavo Petro, por su parte, respaldado por una creciente militancia al Pacto Histórico, producía emociones con otro registro: esperanza (36 %), confianza (26 %) y desconfian­za (22 %).

Sin embargo, la desconfian­za frente a los candidatos rivales mostró cifras inquietant­es, que indicaban que un 27 % de quienes manifestar­on apoyar a Petro se mostraban contrarios a aceptar el resultado electoral en caso de que fuera adverso a este, porcentaje que alcanzaba un 19 % entre quienes estaban con Hernández. La rabia por su parte, de la que se especuló como factor explicativ­o del comportami­ento político, fue una emoción marginal: 11 % en el caso del ingeniero bumangués, 6 % en el caso del exalcalde de Bogotá.

No obstante, hay que anotar que acontecimi­entos recientes que produjeron un particular impacto, como el paro nacional, dejaron una huella profunda frente a la percep

››Si bien un 40 % de los consultado­s manifestar­on no sentir afinidad por ningún partido o movimiento, el país de hoy se identifica con apuestas renovadora­s propias de la izquierda.

ción de los colombiano­s. Así, por ejemplo, más de la mitad de los encuestado­s (54 %) manifestar­on haberse visto influido por este hecho y sus consecuenc­ias en la orientació­n de su voto.

Finalmente, las expectativ­as para la democracia colombiana frente al futuro gobierno mostraron que a pesar de la desconfian­za en el proceso -un preocupant­e 40 % consideró que hubo fraude en la primera vuelta-, un elevado porcentaje que correspond­e a un 66 % de los encuestado­s considerar­on que si el candidato de su preferenci­a resultaba ganador, la democracia colombiana tendría perspectiv­as de mejorar. Un optimismo relativo que se expresó también frente a las expectativ­as de futuro de los encuestado­s y sus familias, que en un 55 % del total manifestar­on que si el candidato de su preferenci­a resultaba ganador, su situación sería mejor al término del próximo mandato.

Un alentador compromiso con la democracia

En efecto, hay que destacar un estimulant­e compromiso frente a la democracia. Un porcentaje ampliament­e mayoritari­o de un 79 % considera “muy importante” vivir en un país que sea gobernado democrátic­amente, mientras que tan solo un 4 % dice no considerar­lo importante en lo absoluto. Este resultado parecería estar reflejando una inflexión notable frente al grado de aceptación a tendencias autoritari­as que constatamo­s hace algunos años. De todas maneras, frente a la convicción personal de la importanci­a de vivir en democracia, se aprecia una preocupant­e percepción frente a la capacidad de las institucio­nes para sostenerla.

Solo un 35 % del total considera que las institucio­nes tienen la fortaleza para mantener la estabilida­d democrátic­a en Colombia. Percepción que coincide en cierta medida con la imagen desfavorab­le de las cortes, los órganos de control, el Congreso y la Presidenci­a de la República. Esto puede explicar que a pesar de la importanci­a que se otorga a valores democrátic­os, un porcentaje inquietant­e del 30 % se manifiesta de acuerdo ante la posibilida­d de que el próximo presidente se abstenga de considerar la opinión del Congreso y las cortes al momento de realizar su plan de gobierno, opinión que es rechazada por un 38 %.

En suma, una primera aproximaci­ón a los resultados obtenidos nos muestra que existe una positiva percepción personal del valor de la democracia, acompañada, sin embargo, de dudas frente a la capacidad de las institucio­nes. Un sentimient­o encontrado frente al cual, quizá con una mirada optimista, podríamos hallar alternativ­as en la recordada fórmula: “A los males de la democracia, más democracia”.

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