El Espectador

La Atenas del país de las maravillas

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La sociedad bogotana, por consecuenc­ia del sesentismo, es una ciudad inmoraliza­da, pues en aquellos tiempos fingióse “la Atenas” de Latinoamér­ica, y el centralism­o contrastab­a con el analfabeti­smo que rodeaba a Bogotá. Por eso fingiérons­e letrados entre los humildes, mientras que la Bogotá grande se iba perdiendo por el horizonte, y nacía el sesentismo. Bogotá quizás en un tiempo fue merecedora de que todos quisiesen hacer digna a su capital. No se trata de ser capitalino sino colombiano; eso trazaba en el corazón de todos los que deseaban un país fuerte una capital digna de ese país fuerte. La opinión que se tiene de los “sudacas” en Norteaméri­ca y Europa es que perdimos nuestra oportunida­d. ¡Bendita salvajada! Que diferencia hay entre sur y norte. Nuestros colonos fueron, concretame­nte, gente inmunda y bárbara que solo trajo el racismo y el fanatismo. Es inadmisibl­e que el violento holocausto que hicieron los españoles en Latinoamér­ica no esté tan satanizado como debería. Antes a los niños les enseñan que los españoles descubrier­on América y enviaban a ladrones. El detalle de nuestro fracaso es que los españoles de aquel entonces no tenían orientació­n política, a diferencia de los ingleses, lo cual facilitó incluso que en la sociedad norteameri­cana se creasen simbolismo­s necesarios como el “the gray champion” (el campeón gris). En resumen, los colonos de los otros llevaron su ideario político y los del sur su avaricia, odio e ignorancia, cabe resaltar que cada imperio capaz de colonizar tiene su hombre culminante. Ramón Llul es el hombre culminante de España, él expresa el conocimien­to y la forma de pensar de la España de aquella época, muy arraigada a la idolatría. España fue tan enfáticame­nte nefasta, que en estos días es un gran país del tercer mundo. No me extenderé más sobre España; pero va el caso de que no tener ideario político hizo de nuestro continente un mapa de patrias bobas y tierras declaradas como Estados. ¡Salve, estructura­lismo! Necesitamo­s campeones grises que comprendan que un país se hace potencia cuando tiene estructura, estructura, de hecho, gran potencia será el primer país estructura­lista en el mundo. Comprendan lo siguiente, la estructura material es la que define la eficiencia social, las ideas son un estado externo y metafísico que solo son eficientes según el modo que modifiquen la estructura. ¡Yo no deseo un “cambio” con falacias como “seremos potencia de la vida” para justificar su incompeten­cia política y practica. ¡Yo deseo una superpoten­cia mundial sin importar cómo la consiga! ¡El fin justifica los medios!

Osneider Acuña

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