Devaluación y tasas de interés
Como lo demostré en varias columnas, el país, luego de haber operado durante décadas en la economía de la demanda, pasó a una economía de oferta, donde la producción es inferior a la demanda.
El resultado es la consecuencia del modelo de equilibrio aplicado en los últimos treinta años, y agravado en los últimos dos años por el coronavirus y los desaciertos para enfrentarlo. Se configuró un modelo con déficits a todos los niveles y en conjunto se manifiesta en un estado de demanda agregada mayor que la oferta. Aún más diciente, la tasa de ahorro se redujo a la mitad de la tendencia histórica.
¿Qué otra cosa se quería? De acuerdo con el primer curso de economía, se presentan todo tipo de ajustes destructivos. Primero, se desploma el empleo; segundo, se presenta el mayor ciclo de la producción del siglo; tercero, reaparece la inflación, y cuarto, la devaluación se dispara.
Estamos ante sucesos diferentes e irregulares que son el resultado del mal funcionamiento del modelo neoliberal. Las fuerzas convergentes del mercado condujeron al descuadre de la economía. De ninguna manera se trata de fenómenos independientes. Lo que se tiene en conjunto es el mal funcionamiento de la economía dentro de las directrices del modelo neoliberal que predominó en los últimos treinta años
El sistema de tasa de interés para atraer capitales, que fue el mismo que se aplicó en 1998, es derrotado por la especulación. El crédito se encarecería y los precios de las acciones decaerían. Los sectores líderes y la inversión se contraerían para dar paso a la entrada de importaciones, que genera toda clase de círculos viciosos. Los ajustes se hacen por la inflación y el tipo de cambio. La solución es un cambio de modelo que eleve la tasa de ahorro y aumente la producción y el empleo nacional. En la práctica, se consigue con una política monetaria que aumente el crédito a las empresas y amplíe la base monetaria, y con una política comercial que refunde el sector externo con una elevación de los aranceles y en mayor grado para los bienes de mayor complejidad, demanda y productividad.
La fórmula propuesta por los organismos internacionales de elevar la tasa de interés para detener la devaluación desconoce las realidades del país. El propósito se logra con la simple venta de divisas de las reservas internacionales a los importadores. Las soluciones de mercado por conducto de la tasa de interés son inequitativas. Es volver a la elevación de las tasas de interés de 1998, que terminó en niveles de más del 50 % y desplome de la producción.
La verdad es que el modelo económico a través de la tasa de interés colapsó en los últimos años. No hay más opción que sustituirlo por el modelo de conciliación institucional mediante la intervención directa del tipo de cambio y la cantidad de dinero.
En las economías de demanda la diferencia entre la demanda y la oferta se subsana con políticas fiscales. En las economías de oferta se hace con la entrada de capitales inducida por la tasa de interés, que reduce el crédito y baja el precio de las acciones. La diferencia entre la demanda agregada y la oferta se subsana con tasas de cambio y de interés destructivas e inequitativas. La solución, repito, es el modelo que actúe en forma directa en las reservas internacionales y la emisión monetaria para elevar el ahorro y mantener la tasa de cambio.
En el pasado el ahorro se generaba con bajos salarios que deterioraron la distribución del ingreso, y ahora se pretende hacer con la elevación de las tasas de interés del capital, que es más inequitativa. En las economías de oferta se subsana con capitales extranjeros que entran al país, desplazan el ahorro y la producción nacional y deterioran la distribución del ingreso. Lo que se plantea es regresar a la economía de demanda con el nuevo modelo.