Prudencia con los cambios, sin traicionarlos
EL CONTEXTO MUNDIAL INVITA A la sobriedad en las propuestas de reforma del futuro gobierno de Gustavo Petro. Ideas importantes de cambios estructurales y otras nobles y necesarias, como la independencia urgente del petróleo, deben entrar en diálogo con una economía global en recesión, una inflación disparada, unos poco demandados, una guerra en Ucrania que va para largo y un dólar por los cielos. Adicionalmente, la Colombia que recibirá el nuevo gobierno tiene un déficit fiscal profundo y está endeudada tras la pandemia. Todas circunstancias que llaman a la moderación en la creatividad.
Es injusto culpar al presidente electo del aumento del dólar y el difícil momento por el que pasa la Bolsa de Valores de Colombia. El Wells Fargo Investment Institute dijo que Estados Unidos se encuentra en una recesión y eso, sumado a la situación de otras economías grandes, lleva a una natural salida de capitales de Latinoamérica. Hace poco la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) redujo sus estimaciones para la región en este año al 1,8 % y dijo que es esperable que haya “mayor desaceleración, inflación, pobreza y desigualdad en los países”. Este contexto, y no solo la natural incertidumbre frente a nuevos gobiernos de izquierda, explica que las monedas y las bolsas de Chile y Colombia hayan sido las más afectadas últimamente.
En nuestro caso, además, existen problemas internos adicionales. Salomón Kalmanovitz, economista y columnista de El Espectador, lo explicó cuado escribió que “el déficit fiscal que encontrará la nueva administración será de $83 billones, equivalentes al 6,8 % del PIB, el más alto en la historia del país; al mismo tiempo, se encontrará con que la deuda pública se incrementó del 36 al 57 % del PIB entre enero de 2019 y el mismo mes de 2022”. Las perspectivas de crecimiento son reducidas, y Colombia tiene pendiente una reforma tributaria dados los múltiples intentos fallidos del gobierno de Iván Duque en ese aspecto.
Entonces, ideas que en tiempos normales serían cambios deseables o dignos de intentar, deben reconsiderarse ante la cruda realidad de una economía fuertemente golpeada. Ningún ejemplo más ilustrativo que el del petróleo. Tiene razón el presidente electo en su diagnóstico sobre Colombia: tenemos que diversificarnos y abandonar nuestra dependencia en el petróleo y el carbón. Sin embargo, la realidad a corto y mediano plazos es que Colombia necesita esas rentas. Una transformación de Ecopetrol en una empresa de energía eléctrica no se da de la noche a la mañana, pero los anuncios de la próxima ministra de Ambiente, Susana Muhamad, en cuanto a la prohibición del sí producen inmediatas consecuencias en las finanzas de la empresa.
El presidente electo llegará a la Casa de Nariño con un mandato claro de realizar cambios, eso es indudable. La situación global, no obstante, exige que la política económica sea razonable ante la crisis. Los anuncios para calmar los mercados deben continuar de la mano con una propuesta más clara de reforma tributaria. También es importante un diálogo abierto sobre el futuro de Ecopetrol en el corto plazo. Ese es el gran reto que enfrenta el presidente electo: no frustrar los cambios que prometió y lo llevaron al poder, pero ser consciente y responsable con los límites que impone el contexto actual.
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presidente electo llega con un mandato claro de realizar cambios. La situación global, sin embargo, exige que la política económica sea razonable ante la crisis”.